Capítulo 11: Quid Pro Quo

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El título de este capítulo de mi vida es algo extraño

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El título de este capítulo de mi vida es algo extraño. Imagino que ustedes estarán pensando muchas cosas sobre mi elección porque, bueno, vamos a ser sinceros:  a las buenas cosas hay que ponerles nombres que las representen. Entonces los que entienden de buenas a primeras me dirían: Mi Caro, pero... ¿Te refieres a cambiar a Madrid por Texas? Y yo les diría que si, que efectivamente esa es una de las razones por las que Quid Pro Quo se adecúa taaan bien a este apartado. Y si, si leyeron bien: es una de razones. 

Yo estoy acostumbrada a dejar pistas, a decirles la verdad sin abrir la boca completamente, y ustedes se van a dar cuenta de eso cuando esta historia termine. Pero tranquilitos, que ni la historia va a terminar aún, ni me quiero evidenciar. Aunque ya lo saben. A estas alturas de la historia, muy, muy escondido... yo ya les dije el final de todo. 

Presten atención. 

Quid Pro Quo significa cambiar una cosa por otra y, siguiendo la misma línea, significa también cambiar a una persona por otra. 

Y no, no vayan por ahí, que los conozco. Ya se estarán imaginando lo peor pero se los voy a contar. Por partes, como siempre.

 Todo comenzó con mi primer día aquí, en Houston, Texas. Mi sueño hecho realidad. El sitio donde soñaba con ir a rodeos y a conciertos de country muuuchas veces, con cerveza y gringo incluído.  No te me adelantes ni te ilusiones, mi Caro, que tienes a un muñeco en España que adoras con locura y que te vendrá a ver el próximo fin de semana. 

Bueno, como decía: Un nuevo comienzo y toda la cosa. Me daban exactamente una semana para poner todo en orden, instalarme, sacar licencias y todo y luego comenzar a trabajar. Cuando llegué al departamento que la compañía había rentado, me enamoré. Se trataba de un piso sencillo, de dos habitaciones, una sala, dos baños y una cocina. Quedaba en planta baja, así que tenía un acceso a un patio verde y directo a una piscina que se compartía con el condominio completo. Empezábamos bien, jefe.

Me gusta, me gusta.

Los pisos eran de madera clara y las paredes también. La puerta que comunicaba la sala con la piscina y el patio era corrediza y era un ventanal completo, cosa que amé por la luz que le daba dentro a todo. Estaba nuevo, podría decir. Se notaba que habían terminado las construcciones hace poco y acababan de contratar a la compañía de limpieza para poner todo pulcro. Estaba todo impecable y bonito. Yo iba a dar mi segunda pasada, claro. Pero era algo muy bueno. Era tranquilo, fresco y bonito. La persona que me enseñó el lugar me dijo que varios de los apartamentos estaban aún vacíos pero que tenía cerca de 10 inquilinos viviendo a mi alrededor. Desconozco aún si eran familia o no, pero él mismo dijo que me daría cuenta cuando vinieran a presentarse. Esta era su cultura.

El día siguiente a llegar me obligué a levantarme temprano para comenzar a poner todo en su lugar. No era mucho, como ya saben. Todo lo que había traído eran electrónicos importantes y poca ropa. Así que nada, me tomó una hora limpiar nuevamente la casa y vaciar las maletas.

UN BUEN AMOR (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora