Capítulo 8

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Casi me da un infarto. Pensaba que estaba sola.

— ¿Quién está ahí?
— ¿No me reconoces?
— ¿Cómo quieres que te reconozca si no veo nada?
— Pues... enciende la luz.
— No sé dónde está el interruptor. ¿Qué hacías a oscuras?
— No lo sé. Me he quedado dormido. Tú me has despertado.

Un momento; esa voz...

— ¿Quién se queda dormido en un aula a estas horas?
— Pues yo. ¿No lo ves?
— Era una pregunta retórica, tonto.
— ¿Tonto yo? ¿Y tú qué hacías aquí?
— Yo había venido a por...

Cierto. La carpeta Livvy. Ya que estoy aquí encerrada tengo que encontrarla. Pero sería más fácil si la clase no estuviera a oscuras.

— ¿A por qué?
— Necesito encender la luz.

Claro, cómo no se me ha ocurrido antes. Cojo mi móvil y enciendo la linterna. Alumbro la entrada intentando encontrar el interruptor. Cuando lo encuentro me acerco y enciendo la luz.

— Uf, cuánta iluminación. He dormido mucho al parecer.

Me giro y, cómo imaginaba, es el chiflado.

— Eras tú.— digo mientras suspiro.— ¿Por qué siempre apareces dónde quiera que esté?
— ¿No será al revés? Yo estaba aquí antes que tú. No me digas que... ¿estás secretamente enamorada de mí?
— ¿Qué? ¿Estás loco? Eso jamás pasará.
— Cómo tú digas.— dice mirando hacia otro lado.

Vuelvo a acordarme de la carpeta y me acerco a donde nos hemos sentado Livvy y yo esta mañana.

No veo nada. Miro por todos lados y no encuentro ninguna carpeta. Justo cuando pensaba que ya no hay nada, veo sobresalir una hoja con unos apuntes. ¿Será eso? Pero Livvy había mencionado una carpeta. ¿Por qué sólo hay una hoja?

— ¿Es esa la razón por la que has venido? — pregunta refiriéndose a la hoja que acabo de recoger.
— Más o menos. ¿Y qué hacías tú durmiendo aquí?
— Tenía que hacer un trabajo y necesitaba un ordenador de los de aquí.
— ¿Y por qué estabas a oscuras?
—Ni idea. Ya te he dicho que me he quedado dormido. Alguien habrá pensado que no hay nadie y habrá apagado la luz.
— ¿Entonces por qué ha dejado la puerta abierta?
— Uf, cuántas preguntas haces. Pregúntaselo a la persona que ha apagado la luz. Yo no tengo ni idea.
— ¿Y cómo vamos a salir de aquí?
— ¿No podemos?
— Justo cuando he entrado, alguien ha cerrado la puerta con llave.
—¡¿Qué?!

Se levanta rápidamente y se acerca a la puerta. Intenta abrirla sin obtener ningún resultado.

Parece muy agobiado.

Se echa el pelo para atrás (de una forma muy sexy, todo sea dicho) dándome a entender que está muy estresado.

— ¿Estás...bien?

Me mira. Me mira de esa forma que ya es tan característica suya. Me mira con profundidad en sus ojos. De verdad está estresado.

— Yo... escucha, tenemos que salir de aquí.

Puede ser que...

— Tú por casualidad no serás...¿claustrofóbico?

Él sólo aparta su mirada hacia otro lado volviendo a hacer ese sexy movimiento.

— Escucha, este lugar no es tan pequeño. Podría haber sido peor; un ascensor, por ejemplo. Tranquilízate, ¿sí?. Voy a llamar a mi chófer.

Desbloqueo mi móvil que lo tenía en la mano, y llamo a Roger mientras dejo los apuntes en una mesa.

Usuario ocupado. ¿Con quién puede estar hablando? Ya han pasado los cinco minutos. Debería ser él el que me llamara pensando que algo ha podido pasar.

Beat you, but love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora