Capítulo 6

84 18 13
                                    

¿Irina? ¡¿Irina Park?! Lo que tengo en las manos es el diario del padre de...¿el chiflado?

¿Cómo acabó cerca de los vestuarios del torneo? No entiendo nada.

Me ruge la tripa. Decido ocuparme más tarde del diario y lo vuelvo a guardar en el cajón.

Voy a mi vestidor y busco algo que ponerme para la fiesta. No me cuesta mucho decidir; encuentro un vestido que parece estar llamándome. Es azul marino. Me tapa los pies de lo largo que es y tiene pequeños toques de purpurina en la parte de arriba, que es entallada y consta de unos tirantes.
Sí, perfecto.

A continuación elijo unos zapatos plateados con un poco de tacón. Me dirijo al baño y saco el maquillaje que pienso usar después para tenerlo preparado. También saco un neceser en el que guardo gomas y horquillas para el pelo. Pienso hacerme un recogido simple; un moño rápido pero que queda elegante.

Ahora sí, bajo al salón para comer. La comida ya está preparada y me siento con Claire y Roger. Todo está delicioso.

Se siente bien comer en casa entre semana. Adoro al chef.

Una vez que acabo de comer vuelvo a mi habitación. Son las tres y media. Me quito la cinta del pelo y me hago una coleta rápida.

Según he oído Southtowns está más o menos a veinte minutos de aquí, así que aviso a Roger para que prepare el coche.

Durante el trayecto le cuento con detalle a mi chófer todo lo que me ha ocurrido recientemente. De paso, le pregunto si alguna de mis dos madres o mi padre sabe algo de todo este desastre; no creo que ese desagradable director se haya quedado callado.

Me dice que los tres han estado muy ocupados, y no ha podido cruzar palabra con ninguno de ellos; únicamente en estos pequeños viajes en coche.

Llegamos a Southtowns a las cuatro menos cinco. Aunque me vaya a escapar, por lo menos soy puntual.

No nos han dicho ningún punto de encuentro, así que simplemente espero sentada en un banco mientras veo como Roger se va.

A los pocos minutos llega otro coche. Puedo reconocer al chófer de Laia; que le abre la puerta. Sale con aires de superioridad, cómo si ella fuera una princesa incapaz de ensuciarse las manos para trabajar.

Son las cuatro en punto. Laia se acerca a mí.

— ¿Dónde está Irina? ¿Y tu enamorado?
— ¡Qué no es mi enamorado! ¿Cuántas veces tengo que decíroslo?

Ignora mi comentario.

— Aquí hace muchísimo más calor. No sé si aguantaré. Si no fuera por mi padre que me ha obligado a venir, no se me hubiera ocurrido presentarme en este pueblucho.

Es el peor castigo del mundo. Irina es la única normal de los cuatro. Aunque cuando se le mete en la cabeza que su hermano y yo estamos saliendo, preferiría tenerla lejos.

Hablando de la reina de Roma. Aparece a lo lejos caminando hacia nosotras, seguida por su hermano.

— ¡Irina! ¡Por fin llegas! Ni hemos empezado y ya estoy sudando. — exclama Laia cuando ya se encuentran los dos más cerca.
— Ya, aquí hace más calor que en la universidad. — responde Irina.— ¿Cuándo va a llegar el que nos tiene que explicar lo que hay que hacer?
— Mejor que no llegue, espero que se hayan olvidado de nosotros.—

— Laia Dorux, Sheila Koko, Irina Park y Asier Park. ¿Sois vosotros? — pregunta una voz detrás nuestro.

Todos nos giramos y vemos a un hombre que debe estar en sus cincuenta. Lleva el uniforme de policía y un papel en la mano, de dónde supongo que habrá leído nuestros nombres.

Beat you, but love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora