Capítulo 21

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Intento recordar qué sucedió ayer, pero sólo consigo que me duela aún más la cabeza.

Al revisar mi ropa, (en este tipo de situaciones debería temer por mi virginidad), unas imágenes vienen a mi mente. Unas imágenes de... del chiflado besándome. Luego... emborrachándome con Laia... Lo demás está muy borroso.

Compruebo que mi virginidad está a salvo porque sigo llevando el mismo vestido de la fiesta.

Vuelvo a mirar a todos. Ellos también llevan puesta la ropa de ayer.

¿Y dónde estamos? Parece una furgoneta muy grande; de esas que tienen muchos asientos y un maletero gigante. ¿Cómo hemos acabado aquí?

¿Y cuándo es el desfile? Intento buscar mi móvil en un bolsillo oculto del vestido, y al encontrarlo miro la hora que es. Son las nueve y dos minutos.

No, no, no. El desfile es a las diez. Esto no puede estar pasando. Me empiezo a poner muy nerviosa. Demasiado. Apenas tengo una hora para orientarme, saber dónde estoy, arreglarme un poco, ir a por el conjunto...

Genial, ya estoy agobiada. Lo primero es despertar a los demás. Laia está en la misma situación que yo.

Al parecer me encontraba tumbada en los asientos de alante, es decir, en los del conductor y el copiloto. Sinceramente, no sé cómo estaba posicionada, porque a mi lado está durmiendo plácidamente el chiflado.

Verlo así me hace recordar todo lo relacionado con él. La pelea, el beso...

Lo miro detenidamente. Es mi oportunidad para observarlo.

Su cabello se encuentra más desordenado que nunca; justo como cuando te acabas de levantar. Su piel, ahora brillante por el sol, le hace parecer aún más sexy. Me fijo en sus labios, que están semiabiertos e hinchados, lo que provoca que resulten apetecibles.

Las marcadas facciones de su mandíbula me están haciendo babear. En serio, tengo que dejar de mirarlo, o sino, voy a perder la noción del tiempo.

¿Qué me pasa? Está bien, atracción seguro que hay, pero a parte de eso... ¿siento algo más?

Me viene a la mente la imagen del chiflado hablando con la rubia. Realmente sentí... cómo se me estrujaba el pecho.

Vuelvo a fijarme en él y miro más allá de su físico. Me doy cuenta de la forma en la que lo estoy mirando. ¿Es posible enamorarse de alguien a quién conoces de apenas una semana?

Tampoco es que en esa semana nos hayamos llevado muy bien.

Vuelvo a mirar mi reloj.

9:05

El agobio y los nervios vuelven a apoderarse de mi cuerpo.

Debo darme prisa. Pero, ¿qué hago? ¿gritar para despertar a todos?

Miro los asientos de atrás y veo a Irina durmiendo del revés, con sus piernas aplastando la cabeza de Luka. Laia está apoyada sobre el regazo de este, apoyando los pies contra la ventana.

Piensa rápido, tienes poco tiempo. Ni siquiera sabes dónde estás.

Ya no soy yo quién controla mis movimientos, sino mis nervios.

— ¡Chicos! ¡Chicos! ¡Despertaros! ¡Laia, Irina, Luka! — digo agitándolos para que se despierten. Intento evitar cualquier contacto con el chiflado. Aunque esté de los nervios, no puedo superar lo que pasó ayer.

— ¡Vamos, despertaros!

— No... Cinco minutos más, Paula... — murmura Luka aún dormido.

Beat you, but love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora