Capítulo 4

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Jungkook estaba de pie en el estacionamiento con Theo, esperando. Sus entrevistas no habían sido demasiado largas, pero él no podía permitirse el irse hasta que Hwasa le diera el visto bueno. La peor parte del día había terminado. Adelante estaba una prueba de sonido, sólo para revisar el irritante pero tolerable proceso de apúrate y espera, para que todo estuviera listo para su actuación en el White Tiger.

Theo justo le había ofrecido ir por una coca cola cuando Hwasa se deslizó entre la multitud que se encontraba en el estacionamiento.

Con Jimin en rastra.

Jungkook frunció el ceño mientras ellos se aproximaban. Hwasa fruncía el ceño, pero Jimin no parecía molesto.

Hwasa vio a Jungkook cerca del primer carro y se dirigió a él. —Sabía que estarías aquí.— Ella se giró hacia Jimin —. Ustedes dos deben de regresar al hotel.

El corazón de Jungkook saltó. «¿Solos?» —¿Qué sucedió? ¿Sucedió algo malo?

—Nada que no pueda manejar — Hwasa le aseguró, viendo hacia la puerta —. No me gusta cómo ellos acosan a Jimin.

Jimin sonrió, colocando su mano en el brazo de ella. —Eso es entendible, ¿no es así? 

—Sí, pero...— Ella sacudió la cabeza y pasó su mano por la sonriente mejilla de él. Los dos eran de la misma altura —. Eres un muñequito viviente para empujarte con esa mierda, Jimin. Tenemos meses adelante para tratar con eso. Creo que has tenido suficiente por hoy. Tú y Jungkook pueden regresar al hotel. Les avisaremos cuando regresemos.

El querubín lo vio y sonrió.

«¡Mierda!» Jungkook estaba tratando de procesar el hecho de que él iba a estar a solas con Jimin. Después de lo de la última noche, no estaba seguro de que fuera buena idea.
No estaba listo para hablar acerca de que Jimin fuera su fan. Su reacción ante la mirada del hombre era demasiado potente. «Él te quiere». La voz de Taehyung era fuerte en su cabeza, pero aun así no podía creerle a su amigo o lo que él mismo había visto en las acciones de Jimin. «Quizás Theo...»

—Theo, te necesito aquí.— Justo así, Hwasa derribó sus esperanzas —. Estoy segura de que Jungkook puede llegar a su habitación bien. Hoseok tiene seguridad en el hotel así que no debería de haber problemas.— Hwasa se giró y le sonrió a Jungkook —. Gracias — ella dijo, apretando su brazo.

Él le sonrió. Ella siempre le agradecía por hacer cualquier tipo de publicidad, porque sabía que él odiaba eso. Ella realmente tenía cuidado con eso. Esa era una de las cosas por lo que la banda se había encariñado con ella.

Jungkook no pudo pensar en una razón válida para no entrar al carro con Jimin. Vio al querubín con su abrigo blanco entrar en la limosina y notó que la vista de su trasero estaba tristemente oculta por el abrigo.

«¡Deja eso!», se amonestó. Tomó una profunda respiración y entró. 

 Jimin se apresuró hacia el pequeño refrigerador mientras Jungkook se acomodaba. —¿Quieres algo?

Jungkook se ajustó los lentes y se sentó contra la puerta más lejana, esperando que no fuera demasiado obvio en tratar de lograr el mayor espacio posible entre ellos. —¿Hay cerveza?

Jimin sacó dos Heineken. —No, pero hay Heineken — declaró, sentándose con una sonrisa mientras el carro salía.

Jungkook se rió. —Eso es cerveza.

—No, esa no es cerveza. Eso es agua con un ligero sabor.— Con un ligero gesto de malestar, Jimin destapó ambas botellas y le dio una a Jungkook —. No hay cerveza fuera de la alemana.

INFIERNO (JIKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora