Capítulo 12

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La música y el fuerte y húmedo aire del mar llenaban la habitación del hotel, llevada por la briza que entraba a través de las puertas del balcón abiertas. Jungkook dejó que el susurro de las olas de afuera estuviera al fondo de la melodía mientras sus dedos recorrían las teclas del teclado Casio de Jimin. Deseaba poder tener el sonido de los tambores de Jin pero utilizó el sonido de la batería de la máquina. La canción estaba casi terminada. La había tenido en su cabeza desde hacía semanas y ahora realmente era oída por primera vez por alguien más.

Jungkook giró la cabeza y vio al diablillo mientras tocaba las últimas notas. Jimin estaba acostado de lado en la cama, desnudo, con su mejilla sobre uno de los brazos. Las gemas de sus ojos casi cerradas con una soñadora sonrisa en su cara. —Eso es hermoso, Liebling.

—Gracias.— Jungkook se permitió sonreír mientras presionaba el botón para detener la grabación y salvarla. Al parecer la máquina de Jimin estaba llena de nuevas canciones. Después de todo él había estado inspirado. Todo el brillo de alegres notas mezcladas con lentas melodías, era un homenaje a la risa de Jimin.

No es que fuera a decirle eso al diablillo.

Después de dos largos meses de pequeñas funciones en las principales ciudades, Heaven Sent se había interrumpido para un mes de descanso. El descanso se terminaría este fin de semana cuando la banda regresara a Nueva York para iniciar otra ronda de pequeños shows, trabajando para el real inicio de la gira mundial.

Cuando Jimin había sugerido que ellos dos pasaran tiempo a solas, Jungkook había estado inseguro. Ellos pasaban mucho tiempo juntos, y eso significaba que era solo cuestión de tiempo antes de que Jimin se cansara de él o empezará a pensar que lo que ellos tenían era más que solo sexo. Ellos no deberían hacer eso. Pero Jimin era un persistente pequeño diablillo y finalmente lo convenció. Renuente a perderse la diversión de estar con Jimin, Jungkook alejó las preocupaciones y se fue con Jimin a un hotel en Florida. Ninguno de ellos había estado ahí antes, y era un lugar conocido por atender a celebridades, así que Jungkook no tenía que preocuparse por los fans. Si la prensa los descubría, bueno, eso no importaba mucho. Ya había rumores acerca de él y Jimin, y eso solo pareció agregar más popularidad a la banda.

Apagando el Casio, Jungkook subió a la cama al lado de Jimin. Se acostó sobre su abdomen, con la mejilla sobre el dorso de sus manos. Cerró los ojos y escuchó el sonido del océano. Hacía años que no se relajaba.

Las manos de Jimin viajaron por su desnuda espalda, deteniéndose brevemente sobre su trasero. La cama se movió, y un momento después el peso de Jimin estaba arriba de él, su pecho sobre la espalda de Jungkook, su mejilla entre los omoplatos. Por un gran momento solo se quedó acostado así, con las manos de Jimin recorriendo el costado y los brazos de Jungkook.

—Tres meses — Jimin suspiró.

Jungkook abrió los ojos y trató de verlo por un lado, pero no pudo ver a Jimin que estaba sobre él, a menos que levantara la mejilla de sus manos. —¿Qué?

—Tres meses, hemos estado juntos tres meses.

Jungkook tragó saliva y cerró los ojos. —Hmm.

Los dedos de Jimin recorrían ligeramente la columna de Jungkook. —Incluso eso, es mucho tiempo.

Jungkook siguió con los ojos cerrados y evitó moverse. Algo de esa hermosa languidez estaba drenando sus miembros mientras Jimin hablaba. ¿Por qué el sacaba eso? Ellos estaban muy bien sin hablar de eso. Si ellos no hablaban de eso, las cosas estarían bien.

Sintió el agudo mentón de Jimin cuando el diablillo se giró, entonces los calientes y satinados labios cuando presionó un beso en uno de los hombros de Jungkook. — ¿No es eso mucho tiempo, Liebling? ¿No estamos bien juntos?

INFIERNO (JIKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora