EPÍLOGO

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La mano de Jungkook descendía por las cuerdas de la guitarra. Cerró los ojos empezando su solo de 'Saving Paradise'. La multitud de miles casi en silencio y pequeñas luces parpadearon en la oscuridad durante la lenta canción. Esa era una de las favoritas de Heaven Sent, y el solo de la guitarra era el clímax. Por años él había tocado esta parte sin ningún sonido de sus compañeros de la banda.

Pero ahora era diferente. Se oyó un sonido como agua alrededor de él, el público se rió antes de que la armonía de Jimin se uniera al sonido de la guitarra. Por un momento ellos dos eran el centro de atención de todos, conectados por la música incluso aunque Jimin estaba a tres metros de distancia atrás de Jungkook. Eso es lo que la música hacía. Con la música habían comenzado y con la música seguían.

La conexión.

Los otros se unieron. La batería de Jin se agregó lentamente seguida por el sonido del bajo de Taehyung, no mucho después la voz de Namjoon cantando, seduciendo a la multitud con sus palabras de amor.

Amor.

Jungkook sonrió, abrió los ojos. Las luces eran azules. Sus manos se movían sobre las cuerdas sin ser consciente de eso, Jungkook se giró de espaldas a la multitud. Su mirada fija en la cabeza cuyos rizos eran bañados por la luz azul.

Inicialmente la concentración del diablillo estaba en el teclado frente a él, pero Jungkook  imaginó que podía sentir la atención de Jimin. Porque el diablillo levantó la vista, lo vio y le sonrió. Quizás le dio un guiño.

Jungkook le lanzó un beso esperando que lo viera.

Ese era momento de trabajar, se giró e inclinó la cabeza sobre la guitarra, regresando su atención a la música y a la actuación.

El sudor bajaba por su cara estando de frente del escenario junto a Nam, Tae, Jin, y su Jiminie, aceptando la ovación que el público les daba y que era capaz de dañar los oídos a pesar de los tapones

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El sudor bajaba por su cara estando de frente del escenario junto a Nam, Tae, Jin, y su Jiminie, aceptando la ovación que el público les daba y que era capaz de dañar los oídos a pesar de los tapones. Eso era por lo que hacían todo. Eso era por lo que valía la pena el vivir en el ojo del público. Alegría pura. Oleadas de amor.

Amor.

En un impulso se giró y su mano rodeó el cuello de Jimin. El diablillo levantó la vista para verlo, hermoso, húmedo y sudoroso cabello y máscara corrida. Le sonrió y se besaron.

El público se puso salvaje.

Oh, sí. Eso era bueno.

Y llegamos al final, nos vemos en otras historias, gracias por leerme🥺💜

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Y llegamos al final, nos vemos en otras historias, gracias por leerme🥺💜. 

INFIERNO (JIKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora