My Soulmate | Luzuplay

Capitulo IX

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– NARRADOR OMNISCIENTE –

Miércoles....
Raúl volvió a su rutina de las mañanas y se dirigió al colegio pero con un sentimiento de ansiedad, sabia que algo no iba a estar bien y en lo más profundo de él, le aterraba aunque no lo admitiría jamás.

Deseaba hablar con Ruben, quería aclarar las cosas que ocurrieron ayer, quería saber por qué se había ido sin decir mas, por que tuvo que irse con sus ojos tan cristalinos.
Aún que a pensar de tener toda la intención de arreglar las cosas con Ruben, su orgullo se interpuso en el camino, pues su querido amigo no le dirigió la palabra en todo el día y creo alguna excusa idiota para pensar que Ruben tenía que hablarle primero.

La mirada del albino se veía perdida, pero Raúl no tomaba eso enserio, pensó que podría ser un jodido drama.

Pero la realidad era que Ruben estaba roto, no solo su mejor amigo, también su amor -ahora inposible-. En lo más profundo de el había una guerra tratando de deicidir si darle una oportunidad más al amor.
Tal vez Raúl tenía razón, y los homosexuales eran asquerosos.
Tal vez él era un fenómeno.

¿Que pensaría su madre de el?

De seguro la decepcionaria.

¿Y su hermano?

Probablemente se aleje de él.

Mierda, su cabeza era un lío.

[...]

Raúl quería pensar mejor las cosas asi que ¿por qué no ir a su restaurante favorito?
Sí, iría a comer algo delicioso y después iría a casa y dormir el resto del día, dándole igual las tareas del colegio.

Al llegar la hora de salida, Raúl se fue de ahí sin importarle nada, hoy en especial se sentía más mierda de lo normal.
Y llego a su restaurante favorito, se sentó en la mesa de siempre, aquella que le daba una vista perfecta a la calle, donde veía a todas las personas serias, algunas corriendo desesperadas, otros tranquilos como si tuvieran todo el tiempo del mundo.
En fin, cada uno diferente.
Pegó su rostro a esperar que la vida le diera algo bueno, algo que le de motivos de sonreír, o que al menos le de motivos para vivir.
De un segundo a otro sintió su corazón doler y las lágrimas se asomaron a sus ojos.

— Hey – escucho como una dulce voz me llamaba, una voz reconocida, como si la hubiera escuchado toda su vida.
Volteó a verlo y sintió como aquellos ojitos le traían paz a su corazón.

— Uh... Hola – Agacho un poco su rostro, a pensar de que ese chico le calmará un poco, también le hacia sentirse un tanto incomodo.

— Eh.... ¿puedo? – pregunto señalando el asiento frente a Raúl, a lo que rápidamente este dijo que si, el chico se sentó y ahí comenzó una de las charlas más incómodas en la vida de Raul.

— ¿Que haces aquí? – le preguntó Raúl aún sabiendo que estában en un maldito restaurante.

— Bueno, me apetecía tomar algo dulce – le respondió el de cabellos castaños.
Un no sabía que pensar, solo estaba yendo de regreso a casa cuando vio a Raúl, se encontraba observando a las personas desde la ventana del restaurante, luego no se dio cuenta en que momento llegó junto a él, pero aún así quiso acompañarlo, algo le decía que no quería apartarse de él sin importar que había decidido alejarse lo más posible de Raúl.

— Ya veo.... – Raúl jugaba con sus manos bajo la mesa, quería esconder sus nervios pero le era imposible — ummm ¿no salías de la universidad a las 4?

— Acabo de terminar el primer semestre, así que nos dieron unas semanas de descanso – le respondió Luzu sonriendo, aún le alegraba que los profesores se apiadaran de ellos dejándolos descansar.

— Oh... – Raúl se estaba quedando sin conversación, algo muy normal la verdad.

— ¿Sabes que paso con Ruben ayer? – Esta vez Luzu trataba de crear la conversación.
Raúl se quedó expectante haciendo que Luzu siga hablando.
— Ayer regreso tarde a casa, no dijo nada y se encerró en su habitación, también se pasó la cena y pues, siento tu siendo su mejor amigo podrías saber algo.

¿Que debía de decir?
Raúl estaba debatiéndose si decir la verdad o no.
¿Como explicaría que tal vez Ruben se enojó por que casi folla con uno de sus amigos?
Ya que según Raúl, esa era la causa de la molestia de Ruben.

— N...no – respondió nervioso — Hoy tampoco me dirigió la palabra y pues... Me preocupé por el pero supongo que también quise darle su espacio.

— Esta bien, supongo que trataré de hablar con el – Menciono Luzu llevando su mano a si nunca, rascando así con un poco de incomodidad.

— Yo... – Raúl alzó un poco la voz —Ummm yo.. también – se sonrojo.
Luzu entendió rápidamente a lo que Raúl se refería y sonrió.

— ¿Quieres hacer una pequeña vista a Ruben? – pregunto Luzu muriendo de ternura viendo al contrario sonrojado.
El azabache asintió con la cabeza, aceptando la invitación del mayor.

– PERSPECTIVA DE RUBEN –

Realmente no quería ir a clases, ayer al hablar con Samuel sentí todos mis problemas esfumarse, estuve tranquilo y feliz...
Pero no siempre terminan las cosas bien ¿no?

Samuel me confesó que había alguien que le gustaba, de seguro no era yo.
¿Por qué alguna vez pensé que el gustaría de mi?
Yo no tengo nada de atractivo, me detesto, detesto ilusionarme tan rápido.

Estaba cansado al no poder dormir tanto anoche, quería dormir pero mis pensamientos no me lo permitían, al llegar al salón Raun no estaba, agradecí por eso, no tenía los animos para dirigirle la palabra y al parecer a el tampoco le importo.
No me hablo en todo el día, cosa que hizo sentirme peor.

Al terminar las clases me dirigí directamente a casa, hoy Luzu saldría temprano, tal vez podría decirle que jugaremos videojuegos como antes.
Llegue a casa y tome una larga y tibia ducha.
Espere a que mi hermano llegara pero se estaba tardando.
Hasta que escuché a alguien abrir la puerta así que baje rápidamente pero no venía solo.

¿Por qué Luzu está con Raul?

— Eh... ¿Luzu? – llame su atención, ambos chicos voltearon a verme, aunque Raúl agacho su rostro muy rápido — ¿dónde estabas?

— Hola hermanito – se acercó rápido a mi para abrazarme, cosa que no me molestó del todo, si que quería un abrazo — Encontré a Raúl en el camino, quería venir a verte – corto el abrazo para verme y tomar mis mejillas y estrujarlas, justo como lo haria una abuelita.

Vi a Raúl acercarse lentamente a mi.

— Hola Ruben – Su voz era baja ¿qué le pasa a este tío?

— ¿Que haces aquí? – le pregunte expectante de sus expresiones.

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