My Soulmate | Luzuplay

Capítulo XV

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- PERSPECTIVA DE RAUL -

Después de encargarme de ese gran problema que causó Ismael trate de relajarme y olvidarme de aquello que había ocurrido, de todo.

Tenia que bajar con Ruben, de seguro este ahora llorando por el dolor.

Comenze a buscar a mi amigo, cuando lo vi no lo pude creer ¿enserio lo hizo?
Tenia ambas orejas rojas y un poco inflamadas, no se veía nada mal, pero de seguro su madre lo mataría.

- Rubén, tenemos que ir a casa.

El volteo a verme y acaricie su cabello un poco húmedo por el calor en aquella sala.
Me sonrió y asintió.
Cuando se levantó de su asiento estuvo a punto de caer pero aún lo sostuve a tiempo. Mierda, no podía llevarme a Ruben caminando tan borracho. Tuve que llamar a un taxi.

[...]

Cuando lleguemos a casa, a Ruben le pareció una genial idea vomitar en la entrada de esta.
Tuve que ir a dejarlo al baño mientras yo limpiaba el suelo.

Cuando regrese lo vi viéndose al espejo..

- ¿Quien es el?

Me pregunto y comenze a reír a carcajadas, no se reconocía en el maldito espejo.

Después de burlarme un poco de él, decidí en que debíamos ducharnos para despertar un poco y bajar el efecto del alcohol.

Preferí que Ruben lo hiciera primero y le pase un cambio de ropa, afortunadamente me gustaban algunas ropas grandes así que no había problema alguno.

A veces le escuchaba balbucear o tararear canciones que no tenían ningún sentido.

Al terminar de ducharse se cambio la ropa y lo dejé en mi cama durmiendo.
Sorprendentemente aún que nuestra casa sea tan grande, no contaba con habitaciones para visitas, aunque si estaba la de mis padres que casi nunca utilizaban pero esa no, no podía dejar a Ruben ahí.
Es sagrada para mis padres que esperaba algún día regresarán a ella.

No tuve otra opción que durmieramos juntos, no seria la primera vez y tampoco seria incomodo así que lo deje así.

Tome una ducha y luego fui a acostarme junto a Ruben.

[...]

Era de madrugada cuando desperté y escuché unos sollozos en la habitación, me asusté y me levante de la cama, vi a Ruben a la orilla de esta y me acerqué rápidamente a él.

- ¿Ruben? ¿Que haces despierto?

Pase mi mano por su espalda tratando de darle apoyo.
El me vio, sus ojitos estaban brillosos y tan cristalinos.
Lagrimas caían de estos y eso hizo que mi corazón doliera.

Pobre.

- ¿Por qué el no me quiere? ¿Que tengo de malo?

Comenzo a preguntar entre sollozos.

- ¿Es por mi físico? ¿acaso es por la edad? ¿O por qué soy hombre?

Seguí escuchando a Ruben con atención, no entendía de donde provenían esas preguntas.

- No quiero ser un fenómeno, no quiero ser anomal para nadie. No quiero decepcionar a nadie.

Su voz fue apagándose poco a poco, no pude evitar abrazarlo, y acariciar su cabello.
Se veía tan vulnerable. ¿Que le pasa? Si se sentía tan mal ¿por qué no me lo dijo? pensé que confiaba en mi.

Me separé de él y limpie sus lagrimas con mis pulgares.

- Ruben, dime ¿qué fue lo que ocurrió?

- Yo solo... solo..

- NARRADOR OMNISCIENTE -

No sabía que hora era, tampoco donde estaba.
Las paredes de aquella habitación se le hacían tan conocidas. Miro a su alrededor nuevamente y Raúl estaba junto a el, y ahí se dio cuenta que se encontraba en casa de Raúl.

Su cabeza realmente le dolía, luego le pediría una pastilla a Raúl, tal vez beber tanto alcohol no fue la mejor idea de todas, pero por lo menos logro olvidar, por un par de horas logró dejar de preocuparse, de odiarse, de pensar en aquellos ojos avellana por los que se derretía.

Y ahí estaba nuevamente, Samuel.

Samuel y su estupida sonrisa perfecta y rostro tan varonil, su maldito cuerpo tan trabajado y sus hombros tan anchos.

Odiaba que fuese tan guapo y que tuviera una actitud perfecta, una mezcla entre cariñoso, gracioso y perfeccionista.

De seguro Samuel jamás tendría ojos para él, era más bajo que el, de menor edad, delgado, débil, de piel muy sensible, simplemente era un no, un rotundo NO.

Aún recuerda aquel primer shock que tuvo al verlo en la universidad, en esa primera vez sintió su pequeño corazoncito acelerarse, amenazando con salir de su pecho.
Aquel calor tan intenso recorriendo sus mejillas y sus temblores no tan notorios.

Simplemente una chispa se encendió dentro de el. Y tal vez... por un momento penso que Samuel había sentido lo mismo, pero aquella tarde, la realidad le dio un golpe, recordándole que la vida no era un cuento de hadas, y mucho menos color de rosa.

Tenia que aceptar las cosas, Samuel estaba enamorado de alguien más, de seguro una chica con un cuerpo espléndido, labios rojos y carnosos, con ojos grandes y sonrisa perfecta, inteligente , sociable y divertida, todo lo contrario a él.

Eso le dolía, aceptar las cosas le dolía, por que dentro de el aún había un poco de esperanza o algo que lo animaba a seguir intentando acercarse a aquel hombre.

Sintió como una lágrima se resbalaba por su mejilla y pasaba por su cuello hasta llegar a su suéter y dejar que la tela la consuma.

Era tan miserable.

Al poco tiempo sintió como Raúl se removió en la cama. De seguro lo había despertado con sus tontos sollozos.

No sabía si estaba seguro de contarle lo que sentía a Raúl, no quería que su mejor amigo lo odiara o lo mirara como un bicho raro.
Pero ya estaba cansado de estar solo en esto.

Después de llorar como un crío y soltar palabras sin sentido para el, decido que lo mejor era decírselo, realmente esperaba que el me aceptara...

- Raúl... Creo que, hay algo muy importante que tengo que decirte.

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