Capítulo XXIX

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PERSPECTIVA DE RAÚL

Y comenzamos nuestro viaje.

Las luces de la ciudad eran simplemente hermosas, pasaban rápidas gracias a la velocidad con la que manejaba Luzu, no había casi ningún carro en la calle y había mucho frío, eso no me impedía bajar la ventana y dejar que este me pegue en el rostro congelando mi nariz. Amaba hacer eso, me hacía sentir vivo.

Pasamos muchos minutos en el coche hasta que Ruben pidió estacionarlo frente a una tienda, compro un par de cosas y regreso rápido.
Seguimos nuestro camino.

Puede que si tardaríamos unos minutos en llegar, más por que tenía aquella intriga de saber a donde nos llevaba Luzu.

Estacionó el coche y todos bajamos con las bolsas y mochilas.

Llegamos a un pequeño mirador donde se encontraba una casa de madera vieja y abandonada, tenía varios huecos haciendo notar su antigüedad, al entrar notamos que estaba sucia y tenía uno que otro dibujo plasmado en sus paredes.
Había eco pero no tanto como para que se escuchase perfectamente.

Después de entrar a ver aquella casa, volví a salir en lo que Ruben acomodaba la "comida", vi a Luzu afuera tratando de entender una fogata así que fui a ayudarlo y en pocos segundos logramos encenderla.

— ¡Lo hicieron!, traje fuegos artificiales, ahora regreso.

Ruben rápidamente busco entre la mochila aquellos objetos y regreso corriendo alegre.
Tiró todos algo cerca de la fogata y los tres se sentraron al rededor de ella.

— ¿listos?

[...]

NARRADIR OMNISCIENTE

Lo único que se podía escuchar en aquel lugar eran risas y música con un muy alto volumen, pero que a los chicos les encantaban.
Se podían ver las pequeñas luces de colores que los chicos jugaban junto a una que otra bomba de humo de colores.

A Luzu le encantaba observar a Raúl junto a su hermano, divirtiéndose y riendo hasta quedarse sin aire, era algo que jamás se cansaría de ver.

— ¡Luzu!

Llamo Ruben, el mencionado volteo a verlo con una sonrisa.

Ruben se acercó a él ofreciéndome una lata de cerveza a la cual Luzu tuvo que negarse.

— Sabes que no puedo Ruben, tengo que llevarlos de regreso.

— Oh vamos, una al año no hace daño.

Luzu miró seriamente a su hermano, mientras este tenía una sonrisa burlona en su rostro, escucho a Raúl llegar con ellos y se sentó a su lado.
Ambos se vieron y sus miradas se conectaron.

— Bebe un poco conmigo Luzu.

Dijo Raúl con una sonrisa, el castaño no pudo negarse a ese rostro y esos ojos tan hermosos.
Lo que era una lata se duplicó y luego triplicó, así sucesivamente hasta terminarse todo lo que había en aquella bolsa.

[...]

El cielo ya se había aclarado y los pájaros comenzaron su canto, Ruben se encontraba tirado en el césped con el suéter de Luzu encima, cubriendole.
Mientras Raúl y Luzu se encontraban a la par de este durmiendo uno sobre otro, mientras Luzu abrazaba al menor.

El ruido de los animales hizo despertar a Luzu quien al ver como Raúl se aferraba a el, se sentenció y lo atrajo más a su cuerpo para fundirse del calor contrario.
Pocos minutos pasaron así hasta que Luzu reaccionó el lugar en donde estaban.
Tomó el móvil a su lado y vio la hora.

— 5:43 a.m.

Mierda, tenían que irse.

Pero Raúl se veía tan tierno que no quería soltarlo. Fue duro para el pero tuyo que hacerlo, comenzó a sacudir levemente a Raúl para despertarlo, el pequeño poco a poco abrio sus ojos, viendo primeramente a Luzu, un bochorno se formó rápidamente en su rostro y se alejó del contrario.

— Buenos días.

Dijo Luzu dándole una sonrisa.

— B-buen día

Respondió el moreno, apenado.

Luzu se levantó del suelo y trató de despertar a Ruebn, pero por más que lo sacudiera y le llamara, el rubio no se despertaba, no tuvo otra opción que cargarlo sobre sus hombros.
Mientras el acomodaba a su hermanito, Raúl se encargó de recoger lo que habían llevado, por suerte la noche anterior habían recogido toda su basura, así que no había mucho que limpiar.

Ya listos los chicos caminaron hacia el coche donde acostaron a Ruben en la parte trasera mientras Luzu y Raúl iban al frente.

En el viaje de regreso todo iba muy calmado y silencioso, las calles estaban un poco vacías, y poco a poco se aclaraba más el cielo.

— Raúl.

Llamo Luzu al moreno y este volteo a verle dándole toda su atención.

— Sea lo que sea por lo que hayas estado mal, quiero decirte que... — el castaño pensó un poco sus palabras dejando en suspenso al moreno — No pares de sonreír, una de las razones por las que me gustas es tu sonrisa.

Si bueno, tal vez fue un poco directo, y Raúl lo noto, el pobre no pudo hacer nada más que dirigir su mirada hacia la ventana y sonrojarse hasta parecer un tomate, el pobre temblaba de los nervios y no sabía que decir.

— G-gracias.

Respondió con su voz suave y queda, dejando satisfecho a Luzu, amaba ver como se sonrojaba fácilmente, sus ojos brillantes y sus temblores.
Realmente amaba todo del el.

El viaje siguió en silencio y comodidad, pasaron varios minutos hasta por fin llegar a casa, donde Luzu tuvo que volver a cargar sobre sus hombros a su hermano.

— ¿Quieres dormir junto a Ruben?

Pregunto Luzu, ofreciéndole paso hacia su casa, pero el moreno tuvo que negarse.

— No quisiera ser una molestia, además tengo que regresar a casa a hacer algunas cosas.

Claramente Raúl mentía, no quería seguir al lado de Luzu. No le odiaba ni nada por el estilo, solamente le avergonzaba seguir a su lado.
No pudo parar de pensar en aquello que el castaño le había dicho. Le hizo tan feliz pero también le confundió.

— Sabes que nunca serás una molestia Raúl.

Luzu se acercó al azabache von una sonrisa en su rostro haciendo sonrojar al contrario.

— Raúl — pensó un poco — ¿Quieres salir conmigo?

El pequeño abrió sus ojos como platos sorprendido nuevamente por las palabras del mayor, ¿le estaba pidiendo una cita? Esperen... ¿lo dice como amigos? ¿O como algo más?

— M-me encantaría.

Sonrió nerviosamente.

— ¿Que te parece el domingo a las 6?

— Me parece genial.

Oh mierda, Raúl era un manojo de nervios, sentía que en cualquier momento su corazón dejaría de palpitar y se iría al otro mundo.

Estaba tan emocionado, feliz y... confundido.
Aceptémoslo, el moreno es un asco para comprender sus sentimientos.

El quejido de Ruben lo sacó de sus pensamientos, tenía que regresar a casa.

— Ummm creo que me iré ya - dijo para darse la vuelta y comenzar a caminar hacia su casa.

— ¡Nos vemos el domingo! - fue lo último que escuchó decir a Luzu.

[...]

Mierda...

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My Soulmate | LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora