Capítulo 2

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Me levanté exaltada por las malditas pesadillas, cada día mi deseo era el mismo, no volver a tenerlas.

Miré el reloj y eran las 5:43 de la mañana, a las 6:00 sonaba mi despertador así que decidí levantarme, me acerqué a la ventana y ví los crepúsculos, el cielo se veía hermoso.

Me duché y salí 10 minutos después. Me vestí, bajé las escaleras y ví a Christoffer en la mesa con una herramientas.

─Hola Christii─ dije como una niña. Llamándolo por su apodo todo era más fácil ─ ¿Cómo estás?

─A ver, a ver hermanita, ¿qué quieres? ─me miró serio y me reí. Ser la hermana menor de este ser no es nada fácil.

─Esta bien, Chris, necesito que digas si moto esta en condiciones para salir─ él sonrió con ironía y yo lo miré.

─No sé, tal vez si, tal vez no ─él sabe que no me gusta que me den rodeos.

—Chris, Chris, Chris si no quieres que tu bebé sufra daños dímelo ya─ dije entre dientes, amenazandolo con su Lamborghini ─. Bueno tomo tu silencio como aprobación ─abrí la puerta de la casa cuando su grito me detuvo.

─¡Toma! ─me lanzó las llaves de mi moto pero para mi suerte no las agarré, me agaché y las recogí ─.Ten cuidado, ¿si por favor?

—Gracias Christi─dije remarcando su apodo y él negó

Corrí al garaje que está en el sótano y ví mi amada moto, ¡Si que la había extrañado!

La monté, hice rugir el motor y me encaminé a mi universidad

Iba por la interestatal, cuando un auto con vidrio polarizado y blindado me pasó por delante. Me asustó cuando hizo un giro en U y venía en mi dirección.

─¡Maldita sea! ─ el miedo recorría mi sistema desesperandome. Giré la moto bruscamente y aceleré.

Escuché las llantas cerca más no me atrevía a mirar atrás, empiezan a disparar a las llantas de mi moto, giré bruscamente en una calle y logró pasar dándose vista a la placa del auto y me percaté que era uno de los autos de los muñequitos de trapo de Mario.

Golpearon la llanta trasera de la moto y me tambalee y casi me caía por culpa de esos malditos, busqué una calle donde hubiera tráfico para poder perderlos, pero eran las 7:15 de la mañana y la mayoría de las personas trabajan a las 8:00, no conseguía donde meterme para que no hagan nada.

Y en eso pasé por un callejón que era demasiado angosto como para que no pase la camioneta, y me hizo ganar tiempo.

Cuando veo salgo a la intersección de la interestatal, doy un giro en U y sigo en la interestatal, ¿dónde estarán? pensé, bueno ahora a la universidad.


Estaba en mi última clase, solamente hacía garabatos en mi cuaderno hasta que el profesor habló.

─Señores les asignaré unos trabajos en pareja ─ miró la carpeta con todos los nombres con una cara amarga, bufé. Odiaba hacer trabajos en grupo.

Empezó a nombrar hasta que oí mi nombre no levanté la cabeza.

─Di Franco... Con Ducati─dijo mirándome, puse mi peor cara, Laura Di Franco, era demasiado sociable y demasiado ¿cómo sería la palabra? Inocente.

Algo sí destacaba mucho de ella es que es demasiado inteligente y perspicaz cuando se lo propone, era la menor de todos, tenía dieciséis.

Al cabo de unos 15 minutos sonó el timbre y me levanté rápido de mi asiento y me dirigí a la salida cuando sentí que me agarraron la mano y voltee para ver quien era, y era Laura.

Amor Mortal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora