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El doctor observó atentamente la imagen en la pantalla de la computadora, frunció un poco el ceño, anotó algo en una libreta.

— SungGyu, ya eres libre, cambiate tranquilo que te están esperando afuera— dijo por el micrófono, su sonrisa se notaba en su voz.

Se volteó hacia WooHyun y a la señora Kim.

— Seré rápido— dijo, mirando a WooHyun—. Lo que sea que le esté ocurriendo a SungGyu, no es por su tumor.

Ambos frunciero el ceño.

WooHyun estaba repentinamente enojado.

— ¿Qué es entonces? — preguntó.

— Es lo que voy a averiguar— dijo el hombre—. Como ven— se apartó para ver la pantalla—, el tumor se redujo, no debería ser el problema, los medicamentos funcionaron y...— su voz se cortó de golpe—. ¿A qué hora toma sus medicamentos?

— Mediodía— respondió la señora Kim—. Pero ya lleva un tiempo con ellos, si supone que es eso lo que-

— ¿Los tiene? — preguntó el doctor, interrumpiendola, la mujer asintió, buscando en su bolso hasta encontrar la pequeña cajita, que el doctor abrió para buscar el papel que venía con los remedios—. Contraindicaciones. Puede provocar aumento de la presión arterial— leyó, alzó la vista hacia ambos—. De ahí el sangrado.

>> ¿Conocen a alguien hipertenso? Son muy propensos al sangrado de nariz, sus capilares se rompen con facilidad. Es una forma que tiene el cuerpo de regular la presión.

El hombre dejó la caja sobre el escritorio.

— Le buscaré otros, pueden dejar las cajas que no tengan abiertas y se las reemplazaré— ofreció—. Las contraindicaciones pueden aparecer en cualquier momento del tratamiento— dijo—. Lo más normal es que aparezcan en los primeros días, pero hay muchos casos de que aparecieron semanas después.

>> De todos modos, si no recuerdo mal, desde hace un mes que está con estos medicamentos, ¿Verdad?

Ambos asintieron.

— Sigue siendo poco tiempo— dijo el hombre—. Han hecho su trabajo, pero no funcionan cuando se presentan contraindicaciones, se los cambiaré.

— Y... ¿Los desmayos? — preguntó WooHyun.

— Esos sí son más comunes en pacientes con tumor cerebral, recuerden que los medicamentos no funcionan bien con contraindicaciones, no hacen mucho para luchar contra los síntomas— dijo—. No son muy graves, sólo duran unos minutos como mucho, si está inconsciente por más de tres o cuatro minutos ahí es cuando tienen que preocuparse.

WooHyun miró a la señora Kim.

— No llegaron a durar eso— dijo la mujer—. Parecen eternos, pero no creo que hayan llegado a tres minutos.

El hombre abrió la boca para hablar de nuevo, pero miró el reloj en su muñeca, alzó la vista a WooHyun.

— Quizás deberías ir con él— dijo.

El pelirrojo asintió, se levantó del asiento sin dudar y salió de la sala.

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SungGyu jugaba inquieto con sus dedos, mirando a todos lados del blanco pasillo, esperando que WooHyun, o su madre, aparecieron por él, sintiendo agobio entre toda la blancura y el horrible olor a alcohol que hacía su nariz picar.

— ¡Sungieeee! — canturreó WooHyun, el pelirrojo corrió un poco hacia él con una sonrisa, había podido notar los ojitos de cachorro perdido desde lejos.

Abrió sus brazos y SungGyu no dudó en acomodarse en el abrazo, sonriendo al sentir la calidez de su novio.

— Todo está bien, amor— murmuró el pelirrojo—. ¿Vamos a la sala de espera?

SungGyu sólo asintió, caminaron a la par, con WooHyun rodeando los hombros del castaño con un brazo, hasta llegar a la dicha sala, una parte más relajada, cálida y un poco más humana comparada al resto del hospital.

— Estás muy callado, SungGyu— dijo WooHyun, en cuando se sentaron algo apartados de las otras personas de la habitación.

El tono de su novio había sido suave, pero ambos sabían que había sido más una exigencia.

N-No quiero hablar— murmuró el castaño, mirando a WooHyun, esperando que comprendiera.

WooHyun apretó sus labios en una mueca, tomó las manos de SungGyu, acunandolas entre las suyas.

— Sabes que estoy aquí para ti, siempre— dijo—. Y no es que quiera que me cuentes qué piensas sólo para exigirlo.... Te noto mal, SungGyu, y si hablas conmigo quizás te alivie.

SungGyu mordió su labio inferior, bajó su mirada hacia sus manos, abarcadas completamente entre las de WooHyun.

No qui-ero que su-fran— murmuró el castaño—, no qui-ero que llo-res, no qui-ero que les du-ela.

SungGyu sorbió un poco su nariz, aguantando las lágrimas.

No qui-ero morir— admitió.

WooHyun no tenía palabras, sintió sus palabras abandonarlo, sólo atinó a abrazar a SungGyu, dejando que algunas lágrimas corrieran por sus mejillas.

— No vas a morir, SungGyu— dijo, su voz era segura.

L-La pa-san mal p-por mi cul-pa— balbuceó SungGyu, entre llanto.

— SungGyu, eres la persona que más felicidad me trajo en toda mi vida— dijo el pelirrojo—, y... Sí la paso mal cuando te veo mal, pero no se compara a toda la alegría que me da tenerte.

>> Así que no pienses en que nos haces sentir terribles, porque eres la persona más linda que pude conocer, y nunca dejes de serlo.

>> Y no vas a morir, porque nadie va a dejar que eso pase, ni yo, ni tu madre, ni los doctores... Sólo hay que pelear un tiempo, ¿Bien? Tú puedes pelear, SungGyu, lo sabes.

SungGyu no respondió, se apartó para secar sus mejillas con la manga de su abrigo.

Te a-mo, WooHyun— murmuró, con una pequeña sonrisa.

WooHyun había logrado calmarlo, quizás no reconfortarlo del todo, menos haberlo convencido, pero entendía con todo su corazón que su novio nunca se rendiría con él.

— Te amo más— respondió.

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❥| Mute╰☆╮Loud | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora