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—¿Tienen todo, pequeños?

Los dos jóvenes asintieron hacia la señora Kim.

La pareja estaba acomodada en el sillón de la sala de estar, con WooHyun sentado y SungGyu acostado sobre este y apoyando su cabeza en las piernas de su novio, ambos estaban con sus celulares, el mayor descargaba unas canciones para el viaje y el menor hablaba con SungJong sobre que estaban por regresar; relajándose un minuto antes de que no tuvieran internet por todo el viaje.

— Me gustaría hablar con ambos— comentó la mujer, se sentó en el sofá individual, girando su cuerpo para ver a los dos, quienes bloquearon sus celulares para mirarla completamente a ella.

La señora Kim sonrió antes de comenzar.

— Quiero felicitarlos. Decirles que estoy completamente orgullosa de tener a dos lindos hijos— pasó su mirada de uno a otro.

A WooHyun le gustaba que la señora Kim lo considerara como su hijo, le parecía agradable esa calidez que sentía, y la idea de tener una madre tan buena, dulce y comprensiva como ella lo hacía muy feliz, olvidando completamente a la mujer que lo encerró en su cuarto por casi una semana porque no le gustaba lo que él amaba, muy diferente a la señora Kim, quien siempre le había dado todo su apoyo.

— Ambos son muy valientes— continuó la mujer—. Y son muy fuertes también, en muchos sentidos... Y quiero que sigan así, que sean felices, porque son de las cosas más lindas del mundo.

>> Se merecen ser felices, no dejen que nada ni nadie les quite esta felicidad tan linda que tienen, no todos la encuentran, queridos.

Ambos sonrieron.

Los ojos de la señora Kim se centraron en WooHyun.

— WooHyun, en todos estos años siempre cuidaste muy bien de SungGyu, en serio lo aprecio y te agradezco mucho— dijo—. Incluso cuando las cosas se ponían difíciles, me escuchabas y aprendías a cuidarlo mejor.

>> Te digo esto porque algún día yo no voy a estar más con ustedes— continuó—. Pero me alegra que SungGyu tenga a alguien que lo cuide por mí, me alegra que se tengan el uno al otro y que se amen tanto como se nota que lo hacen.

La señora Kim contenía lágrimas en sus ojos.

Mamá— murmuró SungGyu—. ¿Pa-sa algo? — su tono sonó melancólico, preocupado por aquella actitud.

La mujer negó, soltó una leve risa y limpió sus lágrimas con su mano sin mucho cuidado.

— No, no, cariño, no te preocupes— dijo—. Es sólo que... Toda esta situación, con todo lo que pasó... Me hizo reflexionar mucho sobre la vida y la muerte. Y quería decirles eso, con todo mi corazón. Pero estoy bien, SungGyu, más que bien.

Los miró y les dedicó una sonrisa honesta, sumamente maternal.

Ambos jóvenes estaban más que conmovidos.

SungGyu fue el primero en pararse para ir hacia su madre, abrazándola, WooHyun le siguió.

La señora Kim rió por el cariño de ambos adolescentes.

— Mis lindos hijitos— murmuró con alegría.

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— SungGyu, no es necesario que lleves esa gorra.

El castaño negó, haciendo un puchero en sus labios, mientras seguía acomodando un estúpido gorro de lana sobre para intentar esconder las vendas alrededor de su cabeza.

Ese día volvería a la escuela y el castaño tenía miedo que de se burlaran de su vendaje, o quizás no quería que le preguntaran a cada rato, o llamar la atención.

Todas eran suposiciones de WooHyun, pero lo que tenía asegurado era que sería más raro verlo con un gorro de lana en su cabeza cuando hacía bastante calor afuera.

— ¿Por qué no llevas tú bandana?

— No sé a dón-de está.

— Creo que debo tener una por aquí— murmuró WooHyun, recordando haber comprado una bandana negra tiempo atrás.

Apartó un poco a SungGyu, quién se miraba en el espejo sobre el guardarropa que compartían, para poder buscar en los cajones que él tenía asignados, rebuscó entre sus calcetines y calzoncillos hasta encontrar la susodicha bandana negra, algo arrugada, se la entregó a su novio, quién la miró con una pequeña y bonita sonrisa, dejando de lado el gorro.

WooHyun tuvo que acomodarla y atarla mientras SungGyu se veía en el espejo con una sonrisa satisfactoria en el rostro, que se amplió cuando el pelirrojo terminó de acomodar sus mechones castaños que cubrían parte de la bandana pero que que descansaban a los lados de su frente.

— Ailee dijo que vendría a buscarnos— dijo el mayor—. Sólo por si las dudas, ¿Todavía te quedan faltas?

SungGyu asintió, inseguro.

— ¿Por qué?

— La última vez que dijo que vendría por mí tardó cuarenta minutos— dijo—. Y seguro también vendrá con DongWoo.

Y el bebé— SungGyu aplaudió con emoción.

— El bebé todavía está dentro de ella, sí, también estará.

SungGyu lo golpeó, frunciendo el ceño, le molestaba que su novio lo tratara como un niño pequeño.

WooHyun soltó una risa, los golpes de SungGyu siempre eran suaves, por más que el castaño tuviera fuerza (incluso más que él) nunca la usaba, así que no podía evitar encontrarlos adorables.

— Está bien, está bien— WooHyun alzó las manos al ver que SungGyu lo seguiría golpeando—. Estás muy violento, lindo— comentó, se acercó a él, tomando su rostro con cariño, sus miradas se conectaron — ¿Pasa algo? ¿Estás muy nervioso?

SungGyu pensó un segundo en si contestar o no, fue lo suficiente para que un ligero mohín apareciera en sus labios, WooHyun lo besó rápidamente y el gesto desapareció por una pequeña sonrisa.

No quiero que me mi-ren mucho— murmuró el castaño—. Las ven-das llaman mucho la a-tención.

— SungGyu, que te miren un segundo por tener un vendaje no es nada, eso nunca le hizo daño a nadie y muchas veces es inconsciente porque es más especial que lo demás— WooHyun se encogió de hombros—. No pienses en eso y no tendrá importancia— vió a SungGyu asentir un poco—. Si te incomoda mírame a mí, si te dicen algo pueden decírmelo... Y los golpearé si es necesario.

La última frase lo hizo reír a SungGyu.

WooHyun besó su frente, su nariz y por último sus labios, antes de hacer un pequeño asentimiento, como si le preguntara si estaba listo, seguido, tomó su mochila y la de SungGyu, saliendo de la habitación para esperar a su hermana en la entrada de la casa.

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❥| Mute╰☆╮Loud | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora