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Ambos padres Kim llegaron antes del mediodía, al sentir la casa tan callada, no hicieron ruido.

El señor Kim fue hacia la cocina, para calentar lo que había quedado de la noche anterior, mientras que la señora Kim, tanto por su curiosidad y por su instinto materno que le pedía ver a los dos jóvenes, subió las escaleras para ir hacia los dormitorios.

Vió la puerta del cuarto de SungGyu abierta, y apenas se asomó un poco para mirar, sólo lo suficiente para notar a los dos jóvenes en la cama tamaño matrimonial que compartían.

SungGyu estaba de espaldas a la puerta, acomodado sobre el pecho de WooHyun, quien parecía abrazarlo, aunque las sábanas no la dejaban ver del todo claro.

Sonrió, encantada con lo lindos que eran juntos, antes de cerrar la puerta con lentitud y dejarlos dormir un rato más.

Sin poder borrar su sonrisa boba en el rostro, fue a hablar con su marido de lo lindos que eran.

El señor Kim dejó a hablar a su esposa, escuchándola sin decir nada pero sin poder evitar sonreír al igual que su mujer.

— Creo que sí lo molestamos bastante cuando nos fuimos— dijo la señora Kim, sintiéndose un poco mal por su hijo—. Pero al final sí resultó.

— Suenas como una loca al festejar porque tu hijo tuvo su primer sexo anal.

La señora Kim golpeó a su marido con un trapo varias veces, enojada por el vocabulario del hombre.

— ¿No te parece desagradable que un hombre en sus cincuenta hable de esa manera?

— Pero si soy todo un adolescente.

— Y es nuestro hijo— lo corrigió, ignorando sus estúpidas excusas.

— Pero si lo digo así te hago sentir peor.

— Cállate y cocina— dijo la señora Kim, ya sin ganas de hablar con el hombre.

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Para el almuerzo, ambos jóvenes estaban visiblemente avergonzados, y se ruborizaban de más si alguno de los padres Kim los miraban, con esa expresión rara que le dedicaron toda la mañana, como si supieran su mayor secreto.

SungGyu estaba como un tomatito, y se iba con WooHyun, escondiendo su rostro en él cada vez que su madre o su padre hacían una pregunta referida a lo que había ocurrido en la noche.

Para cuando se sentaron a almorzar, los padres Kim ya se habían resignado a preguntar por lo ocurrido, y la señora Kim fue la que rompió el silencio.

— En el hotel donde nos quedamos estaban ofreciendo trabajo de botones. Podrías ir a dejar tu currículum, WooHyun. No queda muy lejos de aquí y el lugar es bonito.

El pelirrojo asintió, escuchando a su madre postiza darle las indicaciones de cómo llegar.

— Cuando pregunté me dijeron que hacían turnos de seis horas— continuó la mujer—. Y pueden arreglar para que el horario sea en la tarde o noche... ¿Pasa algo, Sunggie? — de detuvo para ver a su hijo.

Sólo bastó esa pregunta para que todos los presentes se voltearan a ver al chico.

SungGyu estaba con una expresión notoriamente molesta, su ceño estaba fruncido y un ligero mohín se plantaba en sus labios.

WooHyun se acercó un poco más a él, tomando su mano, haciendo que el chico lo mirara. El pelirrojo ya sabía lo que ocurría.

— SungGyu, ya hablamos de esto— habló con suavidad, el castaño sólo asintió.

SungGyu quería a WooHyun, su tiempo y su presencia, sólo para él, le parecía injusto que unas estúpidas valijas y hoteles y turistas le quitaran a su novio.

Pensó que si tan sólo le pagaran por quererse, ya serían millonarios.

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❥| Mute╰☆╮Loud | ➳[WooGyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora