Nuestro contrato © vmin

Capítulo 13

—Jimin—gritó Taehyung—. Me voy ya.

Por mucho que odiara dejarlo solo, no tenía otra opción. El caso Hargrave era demasiado importante para él como para no asistir a la declaración. Lamentablemente, Seokjin estaba trabajando y Jisoo no terminaría su turno, en el hospital, hasta las tres de la tarde.

Taehyung giró para encontrarse a Jimin merodeando en la entrada de la cocina. Después que el domingo descubriera lo profundos que eran sus sentimientos hacia Jimin, había pasado la mayor parte del día anterior mostrándole cómo funcionaban las cosas en el apartamento.

Quería que se sintiera cómodo. Cuando Jimin finalmente tomara una decisión, Taehyung quería que fuera la de quedarse. Si se sentía como en casa, sería mucho más fácil. Todavía lo asombraba las cosas que Jimin no sabía, usar el mando a distancia de la tele o hacer una llamada telefónica parecían cosas nuevas para él. Podía leer, pero a un nivel de escuela primaria. Taehyung recordó que debía buscar algún material de lectura más fácil. También se tomó tiempo para redactar el contrato que le había prometido. Jimin estaba dispuesto a firmarlo sin ni siquiera mirarlo, pero Taehyung hizo que lo leyera en voz alta, explicándole todos los términos del contrato, detalladamente. Incluso aunque lo había colocado en los términos más simples posibles, Jimin tenía dificultad con muchas de las palabras. Dado que no había tenido acceso a ningún material de lectura en más años de los que Taehyung quería imaginarse, sus habilidades de lectura estaban muy oxidadas.

También hizo que Jimin firmara con su verdadero nombre, a pesar de tener que deletrearlo para él. Trabajar con Jimin, como su tutor, seria uno de los puntos en la lista de cosas que tendrían que hacer.

—Sólo voy a estar fuera un rato —dijo Taehyung—. Ven aquí. — Extendió los brazos y Jimin fue hacia ellos—. Te enseñé cómo usar el mando, entonces mira la tele. —Abrazándolo fuertemente contra él, Taehyung besó su cuello—. No tardaré mucho. No salgas de la casa y mantén las puertas cerradas. —Dando un paso hacia atrás para poder ver la cara de Jimin, sonrió—. ¿Entendido?

Jimin cabeceó, pero continuó sin hablar.
Tal vez no era muy buena idea, pero no tenía otra opción. Con un beso rápido Taehyung lo soltó.

—Te veo luego.

A fuerza de voluntad, salió de allí, cerrando la puerta detrás de él.

[...]

La declaración fue sobre ruedas, pero su siguiente cita no sería tan fácil. Taehyung abrió la puerta de la oficina de la doctora Manoban, esperando que sus nervios no lo traicionaran.

Lalisa Manoban era psiquiatra clínica. A menudo era una testigo experta de la parte acusadora, tenía reputación de tratar los peores casos de abuso sexual y sus credenciales eran excelentes. Aunque Taehyung le contó las principales partes de la vida de Jimin por teléfono, ella insistió en que se encontraran personalmente, antes que decidiera aceptarlo como uno de sus paciente.

La sala de espera era tranquila y elegante con sutiles tonos ocre. El recepcionista, un rubio y vivaz joven, le sonrió mientras entraba en al salón.

—¿Puedo ayudarlo, señor?

—Soy Kim Taehyung. Tengo una cita con la doctora Manoban.

—Si es tan amable de tomar asiento, le haré saber que está aquí.

—Gracias. —Taehyung caminó hacia la pintura de un paisaje y fingió fascinación por ella.

Estaba demasiado nervioso como para sentarse. Raramente hablaba de su estilo de vida fuera del límite normal de los clubes locales.