Capítulo 17

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Incapaz de molestar al hombre medio dormido en sus brazos, Taehyung dejó que la doctora encontrara la salida. La tensión de la entrevista abandonó despacio su cuerpo mientras acariciaba el pelo de Jimin.

Si ellos encontraran el cuerpo, el dinero de YoonGi no le ayudaría. Una vez que los detalles del caso fueran presentados, Taehyung estaba seguro que el hombre sería detenido sin fianza.

El lunes Jimin comenzaría la terapia con la doctora Manoban. Hasta que él se sintiera cómodo con la mujer, se encontrarían aquí, con Taehyung cerca. Cuánto tiempo duraría la terapia era una incógnita. Más que los veintiún días que quedaban del contrato, eso seguro.

Taehyung estaba de pie en la entrada del dormitorio mirando el sueño de Jimin. La primera sesión con la doctora Manoban tomó mucho de ambos. Al final, sedó a Jimin otra vez. Taehyung quería acercarse y sostenerlo mientras dormía, pero la tentación del delgado y cálido cuerpo contra el suyo sería demasiado. En vez de meter a Jimin en su propia cama, lo había puesto en el cuarto de Jungkook. No podía dormir a su lado o el consejo de la doctora Manoban sería historia. Tanto como odiaba ser incapaz de hacer el amor con Jimin, sabía que lo mejor era controlar sus deseos.

El sonido de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. Cerrando la puerta, se apresuró para cogerlo antes de que el ruido despertara a Jimin.

—Kim.

—Taehyung, soy Seokjin. Lo tenemos.

—¿A YoonGi?

—Sí. El cuerpo está en la morgue y YoonGi bajo custodia. Gritaba que era un arresto ilegal, pero no irá a ninguna parte. Mañana lo llevarán ante el juez.

—¿Tienes bastante para negarle la fianza?

—Creo que sí. Pero nunca se sabe hasta que eso pase.

—¿Sabe que fue Jimin quien lo delató? —Taehyung se paseaba por toda la sala de estar. La última cosa que quería saber era que YoonGi sabía sobre Jimin.

—No se lo dijeron, pero creo que lo oí mascullar su nombre cuando lo trajimos.

Taehyung cerró sus ojos y obligó a su respiración a retornar a la normalidad.

—¿Y en cuánto a su casa? ¿Hay otras víctimas?

—Ya tengo la autorización y voy de camino hacia allí ahora.

Un suspiro de alivio obligó a salir el aire de los pulmones de Taehyung.

—Bien. Eso está bien. Mantenme informado. —Colgó el teléfono mientras se dejaba caer en el sofá. Jimin estaba a salvo.

—¿Amo?

Taehyung miró alrededor para ver a Jimin parado en la entrada.

—¡Eh! Deberías estar dormido.

—Tenía una... No estaba allí... —Agachó la cabeza, pero se mordía el labio, su preocupación era visible.

—Ven aquí. —Taehyung le hizo señas para que se le uniera sobre el sofá.

Jimin no vaciló. Un suspiro suave atormentó el cuello de Taehyung cuando Jimin se acurrucó bajo su brazo.

—¿Pesadillas?.—Una cabeceada fue la única respuesta.—Ya es hora de que tus pesadillas se terminen. — Taehyung sonrió mirando los curiosos ojos verdes.— Seokjin llamó: YoonGi está en la cárcel y es poco probable que escape esta vez. Tu vida es tuya ahora, Jimin, para hacer todo lo que quieras hacer.

—Quiero quedarme contigo. —Los ojos verdes estaban abiertos, tan inocentes y, Dios lo ayudara, tan sinceros.

—Jimin, no puedes saber lo que quieres. Nunca conociste otra cosa excepto el abuso. Ser sumiso es más que la aceptación del dolor u obedecer órdenes.

—Tú no me haces daño. Me haces sentir bien. —Una pequeña arruga frunció su frente.

Taehyung rió y sacudió su cabeza.

—Pero he querido hacerte algunas cosas... cosas que podrías no entender. Quiero ser rudo, verte indefenso y atado y rogando...

El miedo revoloteó por los ojos de Jimin, pero no apartó su mirada.

—Pero durante todo el tiempo en que te haga esas cosas, quiero que sientas el placer que hay en ellas, no quiero que sientas dolor porque sí, ni porque yo lo quiero así. Quiero que sientas placer porque tú lo quieres y me quieres a mí. Hasta que no esté seguro de que es tu elección, no lo haré. No te tocaré.

—¿Es por eso que me has puesto en el otro cuarto?

Taehyung suspiró y dejó que su mano acariciara la mejilla de Jimin.

—Sí. Y por eso, tienes que quedarte en el otro cuarto.

—¿Ya no me quieres más? ¿Quieres a Jungkook?.—Taehyung no podía parar las lágrimas en sus ojos.

—Sí, quiero a Jungkook. ¿Cómo supiste sobre él?

—A veces susurras su nombre en sueños.

Taehyung tragó el nudo que tenía en la garganta.

—Estuvimos juntos durante diez años. Lo amé muchísimo.—Los dedos de Jimin capturaron las lágrimas que escapaban.

—¿Por qué no lo recuperas?

Un pequeño sollozo se formó en la garganta de Taehyung.

—Si hubiera algún modo de recuperarlo lo haría. Pero murió, Jimin. Enfermó y murió.

Por primera vez, los brazos de Jimin se envolvieron alrededor de Taehyung por propia iniciativa.

—Lo siento, Amo. No lo sabía.

—No pensé en decírtelo. —Abrazó a Jimin apretándolo contra sí—. Nuestro "llegar a conocernos el uno al otro" del almuerzo resultó un poco diferente de lo que esperé.

—¿Hiciste todas aquellas cosas... las cosas que quieres hacerme... las hiciste con Jungkook?

—Sí, pero Jungkook conocía sus límites. Me decía si era demasiado o insuficiente. Disfrutaba de nuestros juegos, tanto como yo.

—Yo podría hacerlo. Hacer lo que quieres.—Taheyung respiró y pasó sus manos por sus ojos.

—Sé que podrías, pero no sé si sabrías decirme cuándo detenerme. Esa es la parte más importante de ser un dominante o un sumiso, conocer los límites.

—Yo podría hacer eso... —El temblor de la voz de Jimin traicionaba su miedo.

—Tal vez algún día, pero no ahora. —Taehyung besó su pelo—. Ahora nos concentraremos en ponerte mejor. —Le abrazó un poco más fuerte—. Y para hacerlo, tienes que comenzar durmiendo en otro cuarto.

—Es por eso que no haces... ya sabes...

—Sí —suspiró—. Es por eso que no tenemos "ya sabes". —Un último beso en la frente de Jimin—. Vamos. Deberíamos comenzar a hacer algo para cenar.

Nuestro contrato  © vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora