Capítulo 1

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Kim Taehyung estaba hambriento. Pero no de comida en el sentido literal de la palabra. Su cuerpo ansiaba un sustento diferente, un alimento diferente. Tres meses atrás, su mascota, su adorado y muy amado esclavo, había muerto. Taehyung no pudo salvarlo, nada podría haberlo hecho. El cáncer había atacado a Jeon Jungkook rápidamente y a pesar de la riqueza de Taehyung y su influencia, el pronóstico había sido desesperanzador.

Hasta el final, Jungkook permaneció como su fiel esclavo; nunca ni una vez cedió ante los intentos de Kim, de cambiar su relación en bien de su salud. Nada habría hecho a Jungkook más feliz que servirle a él, y finalmente Taehyung dejó de insistir. Cualquier cosa que hiciera feliz a Jungkook, se la hubiera dado durante el tiempo que le quedaba.
Cuando Jungkook partió, el deseo de Kim de dominar a otra persona se fue con él. Hasta esta noche.

Taehyung entró al establecimiento, un poco más que agitado. Su incomodidad no se mostraba, no podía. Como un experimentado dominante, nunca se permitiría mostrar sus sentimientos, pero la idea de estar con alguien, que no fuera Jungkook, dolía más de lo que esperaba.

El silencio cayó sobre los presentes, al tiempo que volteaban para mirarlo. Un vistazo, alrededor del cuarto en penumbras, le reveló un par de caras familiares. Cabeceando en su dirección, los otros Amos volvieron a suspropios asuntos.

Tan temprano en la tarde, no habría muchas personas allí, por eso Taehyung decidió entrar. Demasiadas preguntas, demasiadas miradas dolorosas, no podría soportar la compasión.

[...]

El club no había cambiado. Los paneles de madera oscura en la pared y la mala iluminación, hacían difícil ver, algo más, que la oscura madera veteada de la barra. El humo irritaba sus ojos, mientras caminaba por el cuarto.

Taehyung cabeceó al camarero.

—Whisky escocés, solo.

—Taehyung, amigo mío, ¿cómo estás?
Girando hacia la voz familiar, se encontró a Kim Seokjin, seguido por su esclava, Kim Jisoo. Una mano fuerte agarró su hombro, pero Taehyung se apartó.

—He tenido mejores momentos. Ha sido muy duro. —Taehyung tomó un sorbo de whisky, para aliviar la opresión en su garganta.

El gesto comprensivo hacía que fuera demasiado fácil ceder ante lo que él sólo podría hacer en la privacidad de su propia casa. Apreciaba la bondad de Seokjin y sabía que el hombre entendía su pérdida.
La mujer silenciosa, de piernas largas, que permanecía cerca, llevaba, con Seokjin, más de los diez años que Jungkook había estado con Taehyung. Actualmente se encontraba en remisión, recuperándose de un cáncer de mama. Si alguien podía entenderlo, sería Seokjin.

—Tal vez esto es una mala idea.

Taehyung tomó el resto de su whisky. El sonido del vaso vacío sobre la barra, pareció exagerado.

—Necesitabas salir. Han pasado meses.

—Ya lo sé, pero... —Otra vez, su garganta se apretó. Sus ojos se cerraron, para aliviar el ardor de las lágrimas—. No aquí.

—Entonces, ¿qué te parece mi casa? El viernes por la noche. Tengo una fiesta. Habrá varias personas libres allí.

Taehyung asintió bruscamente. Sabía a qué tipo de fiesta se refería Seokjin. Tal vez podría deshacerse de la tensión, que amenazaba con desgarrarlo.

—El viernes. —Taheyung debería decir algo más, pero no podía. Caminando rápidamente hacia la puerta, hizo una salida precipitada.

Seokjin observó a su amigo escapar de sus recuerdos. Lástima que no fuera así de fácil. Taehyung necesitaba seguir adelante. Como Amo, Seokjin entendía la necesidad de controlar su vida. La muerte de Jungkook había sido algo que Taehyung no esperaba.

Nuestro contrato  © vminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora