Capítulo 19

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Echando un vistazo alrededor del cuarto, su mente tenía problemas eligiendo un curso de acción. Incluso si Jimin lo empujaba a hacer algo, Taehyung no quería ir demasiado lejos. Su esclavo todavía era muy frágil debido a su anterior vida.

Echó un vistazo al suave cabestrillo de cuero. Estar tan cerca lo hacía tentador, pero desechó la idea. Quería acceso pleno a Jimin.

Sus ojos revolotearon alrededor del cuarto antes de descansar sobre la picota de hierro. Asegurado entre dos postes desde el piso al techo, exponía tanto el frente como la espalda del esclavo. Con restricciones para la cabeza y las muñecas, sería perfecto. Permitía muchas cosas; el diseño de la picota permitía que la cabeza y el cuello del sumiso permanecieran derechos en vez de obligarlo a permanecer inclinado hacia adelante. Las restricciones de los tobillos mantendrían sus piernas abiertas, permitiéndole jugar y atormentarlo así como tomarlo.

Sintió un doloroso tirón en las pelotas. Un anillo en el pene le ayudaría a suprimir sus inmediatos deseos. Tal vez uno para Jimin también. Taehyung recuperó su expresión severa antes de girarse.

—Desnúdate —ladró.

El tono áspero causó un sobresalto de miedo en Jimin, pero se deshizo de la bata como si ésta quemase. Su polla saltó orgullosa, ya llorando. Su carne pálida temblaba y su respiración se aceleró. La tentación fluyó sobre Taehyung. Quería dejarse caer sobre sus rodillas y chupar a Jimin. Pero había mucho más en juego aquí que la simple satisfacción.

Las palabras de la doctora Manoban le susurraban, pero las apartó. La desobediencia deliberada de Jimin era un buen signo en la mente de Taheyung. Si Jimin pudiera disfrutar de pequeñas sesiones... Taehyung comprendió cuánto deseaba mantener a Jimin, pero al mismo tiempo cuánto deseaba liberar su lado dominante. Si ambos fueran posibles, aunque fuera en pequeñas dosis...

—Ahí —Taehyung indicó la picota.

Una arruga leve plegó la frente de Jimin, pero no vaciló. Dio un paso para colocarse en posición, con las piernas abiertas y los pies plantados cerca de los grilletes.

Con la mirada fija pegada al suelo, descansó el cuello sobre el soporte metálico. Una dulce excitación se extendió por Taehyung al ver la sumisión de Jimin. Con dedos temblorosos, ajustó el estante superior a la altura de Jimin. Abrochó las restricciones sobre el cuello y las muñecas en la barra horizontal.

Se arrodilló para inmovilizar las piernas abiertas de Jimin, y su cara quedó al nivel de la goteante polla. Era una tentación demasiado fuerte como para renunciar a ella. Pasó la lengua rodeando la punta para reunir la acre humedad antes de chupar con cuidado. Unos gemidos recompensaron sus acciones. Se separó antes de empujar a Jimin al límite de la liberación. Poniéndose frente a su dispuesto cautivo, dejó que el sentimiento de poder se combinara con el intenso deseo sexual. Había omitido esta parte de su vida más de lo que había comprendido.

Inclinándose más cerca, rozó sus labios contra Jimin para luego susurrarle:

—Escúchame atentamente, Jimin. Te dije que es parte del juego conocer los límites y que debes hacérmelos saber. ¿Entiendes lo que digo?

Jimin asintió tanto como la restricción se lo permitía.

—Si las cosas se ponen demasiado intensas, tienes que decírmelo. A veces decir "para" no es suficiente. Por eso necesitamos palabras seguras. —Taehyung pasó la mano hacia abajo por el pecho y el estómago de Jimin. Hizo una pausa justo antes de la dura erección.

—¿Palabras... seguras, Amo?

—Sí, palabras seguras que me dejaran saber que estás bien o que mis acciones son demasiado. —Su mano completó el movimiento sobre la polla de Jimin.

Un jadeo agudo acompañó la larga y lenta caricia.

—Amo... por favor...

El placer de Taehyung se agigantó con la súplica. Acarició el pelo de Jimin mientras sonreía.

—Si dices "rojo", me detendré. Si dices "amarillo", tomaré las cosas con más tranquilidad o reduciré la velocidad y "verde", significa que puedo seguir adelante. ¿Has entendido? —La pregunta fue acompañada por otro tirón fuerte a la dura carne de Jimin.

—Sí... Amo... Verde, por favor...

Taehyung rió entre dientes. Su esclavo estaba cerca de correrse. Y Taehyung también.

—Vuelvo enseguida. —Con un suave y rápido beso jugó con su mano a lo largo de la caliente erección, luego Taehyung se movió a través del cuarto. Acercándose a una cómoda, hizo una pausa para despejar la mente y deshacerse de la bata. Todas las cosas que quería hacerle a Jimin se revolvían en su mente.

—No lo compliques —masculló mientras abría el cajón superior de la cómoda.

Un par de abrazaderas de pezón, un par de anillos de cuero para pollas... Dejó caer las abrazaderas y un anillo encima del aparador e hizo una pausa para colocarse el otro anillo de cuero alrededor de su polla y sus pelotas. Tirando hasta apretarlo, lo sujetó con el cierre de velcro. Cerró el primer cajón y abrió otro. Un castigador de polla se unió al pequeño montón que se acumulaba sobre el aparador. Un par de condones, lubricante...

Echando un vistazo hacia Jimin primero, se acercó a los estantes de la pared. Fustas y palas colgaban en una ordenada fila. Taehyung toqueteó un castigador de cuero, pero no se decidió por él. El recuerdo de los azotes brutales de YoonGi todavía provocaban pesadillas a Jimin. La amplia selección de fustas probablemente tendría que ser desechada. Decidiéndose por una pala liviana de madera, recogió los otros juguetes y emprendió el camino de regreso hacia su amante inmovilizado.

Un fugaz pensamiento lo hizo regresar a los juguetes. Abriendo otro cajón, eligió un dildo de tamaño medio. Cuando fuera el momento, Taehyung lo quería abierto y preparado. Por miedo o por falta de atención, la erección de Jimin se inclinaba a media asta. Taehyung colocó los juguetes, excepto el anillo de polla, sobre una pequeña mesa cerca de la picota.

—¿Quieres que pare?.—Jimin sacudió su cabeza ligeramente.—¿Qué dices?

Verde, Amo, verde.

Taehyung lo recompensó con un pellizco rápido a sus pezones.

—Bien.

La carne que se marchitaba cobró interés.
Deslizando el anillo de pene bajo las pelotas de Jimin, Taehyung lo apretó y sujetó con manos expertas.

—Hoy, no puedes correrte hasta que te lo diga. ¿Entendido?

—Sí, Amo.

—Pero cuando lo hagas... —Taehyung inhaló profundamente mientras un temblor de deseo barría sobre él. Su boca cerca del oído de Jimin, susurró—: Cuando lo hagas, será muy bueno.

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