Capítulo 14

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Jimin trató de mantener la respiración estable. Su Amo le había dicho que podía hacer lo que quisiera, ver la tele o leer. La idea hizo que su estómago se agitara con aprensión. Antes... en su antigua vida, tocar cosas como esas, lo haría merecedor de una paliza. Usualmente, cuando su Amo no requería de sus servicios, era encerrado en un cuarto diminuto. Sin nada, solamente un camastro en el piso, Jimin pasaba horas tratando de abstraerse del mundo a su alrededor.

Al principio, soñaba con ser rescatado, por una figura oscura, tal vez su verdadera madre o su padre, entrando en la fría celda y sacándolo de allí. Pero había crecido, las fantasías dolían demasiado, así que había aprendido a bloquear todo: las paredes desnudas, el duro piso frío y sobre todo las acciones de su Amo.

Ahora, libre para vagar por el apartamento del Amo Taehyung, con permiso de hacer lo que quisiera, el miedo aceleró su respiración e hizo que su corazón corriera con velocidad. Alguna parte de su mente gritaba que era un truco o una trampa. ¿Qué ocurriría si fuera una prueba? ¿Qué pasaría si fallaba?. El recuerdo del látigo golpeando la piel de su espalda le hizo abrir la boca para tomar aire. El chasquido del latigazo y el olor a cobre de su propia sangre llenaba todos sus sentidos. Su mente trató de decirle que todo eso había terminado, que esa antigua vida había quedado atrás, pero los recuerdos no podían ser desterrados.

Tambaleándose hasta el cuarto de su Amo, Jimin gateó hasta llegar dentro del armario. Tal vez en la oscuridad podría esconderse de sus demonios.

—Jimin, ya regresé. —Taehyung esperaba oír la televisión, pero el apartamento estaba extrañamente tranquilo—. ¿Jimin?

La puerta del cuarto de Taehyung estaba abierta. Tal vez dormía. Una mirada rápida, mostró que la cama estaba vacía. Comprobando en el cuarto de Jungkook, tampoco encontró ninguna señal que Jimin hubiera estado allí. Sintió cómo el pánico comenzaba a crecer, subiendo lentamente por su estómago.

Pensando racionalmente, Taehyung trató de deshacerse de la ansiedad. Jimin no habría salido del apartamento, no cuando Taehyung se lo había prohibido. La puerta principal estaba totalmente cerrada cuando entró. Sólo alguien con llave lo podría haber cerrado desde el exterior. Jimin tenía que estar aquí.

—Jimin, ven aquí —dijo con tono severo, usualmente usado para exigir obediencia inmediata.

Conteniendo el aliento, sus oídos se esforzaron por escuchar cualquier cosa, aparte de los latidos de su corazón. El sonido de una puerta al abrirse en su dormitorio lo hizo apresurarse hacia esa dirección

—¿Jimin?.—Las huellas de lágrimas todavía manchaban la cara de Jimin mientras gateaba fuera del armario.

—Amo... —un sollozo le impidió terminar de hablar al tragar aire.

Arrodillándose al lado del perturbado joven, Taehyung lo tomó entre sus brazos.

—Estoy aquí. Todo está bien. —No se molestó en preguntarle a Jimin por qué se había escondido. Ahora mismo, lo único que le importaba era que todavía estaba allí.

Taehyung descansó su cabeza en la respaldo del sofá, con sus ojos cerrados. Acurrucado entre sus brazos, Jimin guardaba silencio y su cuerpo había dejado de temblar. Le tomó casi una hora calmar al aterrorizado joven.

—¿Por qué te escondías? —acercando a Jimin para apretarlo un poco más entre sus brazos, acarició con su nariz el suave pelo rojo.

—Lo siento.

—No hiciste nada malo. Solamente quiero saber por qué. ¿Había alguien aquí? —la idea sobresaltó a Taehyung.

¿Qué ocurriría cuando YoonGi averiguara que Jimin había puesto cargos en su contra?. El cuerpo del joven tembló a causa del miedo y eso hizo que guardara sus pensamientos solo para él.

—No... —Jimin escondió su cara en el pecho de Taehyung—. Yo solamente... yo nunca... —respirando profundamente, procedió a continuar con un torrente de palabras—. Mi antiguo Amo me mantenía encerrado en mi celda cuando no estaba en casa.

Taehyung frotaba la parte de atrás del cuello de Jimin.

—¿Cómo era tu celda?

—Pequeña. Mantas en el suelo. Un cubo para... ya sabe.

—¿Siempre estabas solo en ella? —su mano se movió hacia abajo para masajear la espalda de Jimin en círculos lentos.

—Sí. A no ser que mi Amo viniera a verme. —Su cara todavía escondida en el pecho de Taehyung, amortiguaba las palabras de Jimin. Los dedos de Taehyung acariciaron la barbilla de Jimin y la levantaron para poder ver sus ojos.

—Aquí no permanecerás en una celda. Ésta es tu casa, no tu prisión.

Sería tan fácil confundir la gratitud que iluminaban los ojos de Jimin con algo más. Un leve movimiento hacia delante y sus labios se encontrarían.

Taehyung deseaba tanto tomar sus labios entre los suyos y dejar que la inocencia que Jimin ofrecía lo reconfortara, pero las palabras de la doctora Manoban lo detuvieron. No sabiendo qué decir, le dio un casto beso sobre su frente.

—Deberíamos buscar algo para comer.

La decepción sustituyó a la gratitud, pero Jimin solamente cabeceó.

Mantener sus manos alejadas de él sería duro, pero Taehyung sabía que la doctora tenía razón. En cierta forma, el bienestar de Jimin había reemplazado a su pena y le había devuelto a la vida.

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