|23|

4.1K 525 105
                                    

Aquí está tu regalo de cumpleaños SusanaEstacioFernand. ❤️

¡Espero que les guste!

~•~

Charlaron hasta que las palabras sobraron. Comenzaron a conocerse, a saberse más del otro. Contaron historias sobre su niñez y se rebelaron secretos que ningunos otros oídos habían escuchado.

Vanessa se armó de valor y le platicó sobre Jackeline. Lo hizo porque llevaba tanto tiempo con ello en el pecho, que cuando vio confianza en los ojos de su esposo, supo que podía depositar en ellos cada uno de sus males y alegrías.

La medianoche los encontró entre besos suaves y fuertes, entre manos curiosas y caricias traviesas. Fue una buena noche, que terminó con ambos subiendo las escaleras aún entre risas. Gabriel acompañó a Vanessa a su habitación y con un beso de buenas noches se marchó a la suya.

Ambos soñaron con el otro, con abrazarse y perderse en la forma sublime en que sus almas parecían estar conectadas. Era magnífica la forma en la que se entendían, en la que podían hacer arte del simple hecho de tomarse las manos.

Había fuego entre sus bocas, era imposible negarlo. Estaban ardiendo por tomarse, por seducirse y acariciarse. Era más una necesidad que un placer. Era como si cada una de las partes que los componían lo reclamara con fuerza.

A la mañana siguiente, Vanessa, para su pesar, despertó entre sus sabanas. No eran las de Gabriel, no eran las que olían a él, no era su calor el que la arropaba. Por Dios que se estaba muriendo de ganas de que sus brazos aparecieran por la puerta dispuestos a envolverla y tomarla.

Quizás fue su mente jugándole una mala pasada, o sus ansias las que invocaron el suceso, pero justo después de pensarlo, la madera chilló al ser abierta con cierta rapidez. Se sentó en la cama, pensando encontrar sus ojos ámbar dándole los buenos días, pero en su lugar halló a una doncella que se veía algo agitada.

-Buenos días, señora-hizo una reverencia la mujer-, ha llegado una carta urgente para usted.

El miedo, de a poco, se comenzó a revolver con la intriga.

- ¿Para mí?

-Sí, señora.

La doncella se la entregó y tras hacer una reverencia salió de la habitación dejándola sola, con aquel pedazo de papel que se veía arrugado y descuidado. Sus manos, dudosas, rompieron el sello de los marqueses, para develar el contenido. Sacó la carta, y sus ojos, abiertos enormes, danzaron entre las letras.

Querida hermana:

Ya que mi madre me tiene remotamente prohibido visitarte, éste es el único medio por el que puedo pedirte ayuda.

Mandaré esta carta temprano y seguro te llegará antes de despertar. Te pido, por favor, con mi alma suplicante, que corras a casa n cuanto la leas para que me ayudes.

Ha sucedido algo terrible y sé que mi madre no me lo perdonará.

Ven rápido.

-Lady Jackeline Stuart.

Las palabras en la carta le dejaron un sabor de boca amargo.

Sabiendo que Gabriel la esperaba en el gran comedor junto con María, se colocó un vestido rápido y pidió a los sirvientes que les avisaran de su ausencia. Tomó uno de los carruajes que siempre estaban preparados para el señor, y ordenó que no se detuvieran hasta llegar a la casa de los marqueses.

El Pecado De Una Dama |La Debilidad De Un Caballero IV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora