Capítulo 2: Félix

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Félix proviene del latín y significa aquel que se considera feliz o afortunado, aunque según me ha dicho muchas veces nunca ha sido feliz. Exceptuando claro el encontrarse conmigo y posteriormente con Clara pero aparte de eso su vida era como la mía una increíble mierda tan grande.

Después de la conversación que tuvimos Félix y yo me quedaron claras dos cosas: Félix tenía una mierda de vida, según me contó todos le habían fallado y no podía confiar en nadie, y significaban dos cosas Félix no tenía a nadie con quien estar, por lo que la casa siempre estaba sola, momento escape perfecto. La segunda cosa es que le llamaba la atención lo más probable es que no supiera que soy gay pero no le culpo pocos lo saben.

- Vale, entonces cuando coma meto alguna ropa y comida en la mochila, y nos vemos en la piscina municipal- Dijo con bastante entusiasmo. 

 - Sí, no tardes mucho o me iré- Dije no muy seguro ya que no me creía que un pueblo en mitad de la nada tuviese una piscina, le creí. Le miré esperando que fuese la última vez, cogí el cola cao shake y me marché con las indicaciones que me había dado para ir a aquella piscina.

Habían pasado varias horas desde que llegué a la piscina era un recinto cercado por una valla metálica extremadamente oxidada, había altas hierbas se notaba que llevaba abandonada varias décadas. Era la hora de comer, saqué la tripa de fuet y comí algunos trozos con algo de pan, cuando acabe vi una figura que se acercaba a mí en aquella carretera. Cuando le pude identificar vi que era Félix.

- No recordaba que la piscina estuviera tan lejos... que calor hace- dijo como si llevara horas trabajando bajo aquel cruel sol.

- ¿Estás listo para dejar el mundo tal y como lo conocemos?- dije emocionado por no estar solo en aquella aventura, mientras cogí una rama larga y gruesa que me había encontrado en el bosque.

- Me lo preguntas como si nos fuéramos a otro planeta-dijo casi asustado- ¿para qué es la rama?

- Quizás haga un arco- dije observándolo era casi el doble de largo que mi brazo y casi tan grueso como mi muñeca.

- Si, claro y yo haré las flechas con la piedras que encontremos- Dijo de manera sarcástica.

- Me gusta tu entusiasmo- dije de manera seria.

- Osea, ¿que no vas de coña?- dijo interesado mientras empezó a seguirme.

Mientras nos adentramos en aquel bosque de pinos le fui explicando todo lo que sabía sobre supervivencia y mis motivos para estar allí, él también me contó sobre su vida. Estuvimos una hora y poco caminando hasta descansar en un claro que encontramos.

-¿Cuándo vamos a parar?- preguntó exhausto Félix.

- Pues me gustaría ir más al sur creo que hay un riachuelo cerca- dije no muy convencido. No lo recordaba bien pero creo que ví un riachuelo en el mapa del merendero. Había hecho unas hendiduras en los extremos de las ramas donde ataría la cuerda que doblaría la rama dando forma al arco, no estaba seca del todo por lo que no se rompería.

- ¿Y donde vamos a dormir?- Me preguntó.

-Pues no sé... quizás en el suelo o apoyados en un árbol- dije recordando como dormí las noche anteriores.

No hablamos mucho más y seguimos andando, estaba anocheciendo cuando encontramos unas ruinas de un cortijo cerca de unos campos que llevarían más de medio siglo abandonados. Decidimos entrar no había techo pero las paredes nos darían algo de protección. En mitad de una habitación no muy amplia con una sola ventana, pusimos un par de piedras formando un círculo para hacer una pequeña fogata, ya que hacía frío.

- ¿Vas a encenderlo chocando dos piedras o...?- dijo riéndose de mi.

-Por si no lo sabes existen los mecheros- dije casi molesto, mientras saqué el mechero y encendí el fuego- No deberías subestimar mi poder. 

Diario Nº 02342Donde viven las historias. Descúbrelo ahora