Capítulo 3: Mordiscos en los árboles.

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Solo corrimos lo suficiente para no tenerlo demasiado cerca, pero nos seguía. Me giré, y cogí la flecha para intentar que no se moviera y con el cuchillo en la otra mano lo maté. Félix me miró aliviado, yo le miré algo asustado.

-¿Crees que es un... un zombie?- dijo asustado e incrédulo.

-No lo sé- lo miré, parecía tan real que no era creíble, me recordó a cuando murió mi padre, demasiado real para serlo- si fuese un vivo se hubiera caído con el flechazo y mira ese mordisco, esto es un zombie.

-¿Entonces, qué vamos a hacer? ¿Nos vamos a casa o...?

-Félix, no es por ser negativo pero dudo que en nuestras casas quede algo que nos interese, piénsalo, si este ha llegado hasta aquí por algo será. Vi en una película que cuando los zombies van a los bosques es porque no queda comida en las ciudades- dije mientras cogía y limpiaba la flecha.

- No creí que fueras tan tonto, este hombre lleva una chaqueta de caza, se nota que es cazador, ya estaba en el bosque cuando lo atacaron.

-No me había fijado- dije dándome cuenta de que tenía cartuchos sin usar- quizás podríamos seguir sus pisadas y encontrar la escopeta que llevaba.

Y eso hicimos, seguimos las gotas de sangre hasta una casetilla que los cazadores usan para esperar a la presa, allí solo había rodadas de un todo terreno. Decidimos descansar comer y proseguir con nuestro viaje con destino al pueblo más cercano. Llegamos a una carretera que después de horas caminando, vimos un todo terreno con manotazos de sangre le di el cuchillo a Félix y yo puse una flecha en el arco y me puse modo matazombies. Solo estaba el coche ni rastro de escopetas.

- No hay nadie- dije casi susurrando, mientras miraba en que condiciones estaba el coche- ¡Las llaves! ¿Sabes conducir?- le pregunte mirándolo.

- Sí, el año pasado me saqué la licencia de coche, moto y el transbordador espacial- dijo sarcásticamente.

- Mira si dejas las bromitas para otro momento mejor- le dije muy serio- bueno yo no sé, pero no es tan difícil, ¿No?

Nos metimos en el todo terreno metí la llave y la giré, pisé "suavemente" el pedal de acelerar y pegó un acelerón.

- Se me olvida salvar mi vida y ponerme un cinturón- dijo Félix asustado.

Le miré con cara de no te pases, hombre soy primerizo, y me puse el cinturón yo también. Me pasé los cinco primeros minutos acelerando y frenando. Cuando pillé lo que podríamos llamar practica, vimos unos carteles que indicaban que había un pueblo cercano, llegamos casi de noche no vimos más que sangre y sin mirar mucho fuimos a una tienda de comida. Habían dos o tres que se pudieran ver desde fuera, si entrabamos tendría que ser de manera silenciosa.

- Acércate por detrás los más silencioso que puedas y ¡pum! muerto,¿Ok?- le dije mientras me miraba aterrorizado.

- David, tengo miedo- dijo asustado, se me partió el alma el estar en una situación así con una persona tan increíble, que le habíamos hecho al universo para mecernos aquello.

- Yo también tengo miedo- le dije agarrándole de la mano y le besé, no lo había echo desde lo del cortijo; fue bonito simplemente bonito en el nuevo mundo en el que vivíamos lleno de muertes y destrucción, ese beso era lo que me dio fuerzas para seguir.

Salimos de detrás del coche donde estábamos escondidos, agachados y silenciosos entramos a la tienda. Pise algunos cristales de una ventana rota pero no hicieron mucho ruido, había una que estaba enfrente de mí, medio girada no se si me vería o si era capaz de aquello. Me levanté e introduje la flecha por la nuca y la agarre para que no cayera al suelo de golpe. Vi como Félix se acercaba a otro para matarlo, cuando lo hizo no lo agarro y el cuerpo cayo rompiendo un estante y tirando todo lo que había en este, todos los zombies de la tienda salieron del modo aletargado y se dirigieron hacia Félix.

Diario Nº 02342Donde viven las historias. Descúbrelo ahora