Capítulo 11: Este lugar es la muerte

18 3 0
                                    

Carla entró la primera, el plan era sencillo, entrar silenciosamente, coger todas las armas de la armería, y todo iba perfecto hasta que Charly cayó y gritó salimos corriendo hacia la armería estaba justo en frente Charly, iba detrás lento, pensé que moriría pero entró después de nosotros cerrando la puerta, era una habitación pequeña, tenía soportes para armas, faltaban algunas pero cogimos unas cuantas para empezar a matar zombies que querían entrar por la ventana.

 - Charly, ¿Estás bien?- Dije mientras empecé a disparar.

- Sí, eso creo- Dijo apoyado en la puerta.

Estuvimos matando zombies un rato, entonces Charly cayó al suelo y vi que estaba sangrando, ¿Lo han mordido?- Pensé.

- Charly, ¡¿Estás bien?!- Le grité esperando respuesta pero solo gimió.

- ¿Qué le ha pasado?- Dijo Carla.

- No lo se está sangrando- Entonces entró un zombie abriendo bruscamente la puerta empujando a Charly contra la pared.

Se agachó le iba a morder, le disparé, pero entraron otros cuatro, dos se lanzaron sobre nosotros y dos sobre Charly, Carla se ocupó de los primeros, yo fui a por los otros, le pegué una patada a uno y le disparé en el pecho y el otro se lanzó encima de mi pero Félix lo mató.

- ¡Charly! ¿Estás bien?- Le ayudé tenía la camiseta llena de sangre, no sabía si era un mordisco- ¿Qué te ha pasado?- Pero no me respondió.

Le levanté la camisa, no parecía un mordisco pero estaba sangrando y podría morir.

- No es un mordisco, coged todo que nos vamos- Dije 

Cogimos todas las armas y las cajas de munición, Carla cogió a Charly y nos volvimos a casa, por suerte hacia unos días habíamos salvado a un enfermero, le cosió, lo dejamos en una habitación separado por si moría y se transformaba, aún no habíamos visto a nadie morir así quien sabe si se podían transformar. 

- ¿Cómo está?- le pregunté a Ricardo, el enfermero.

- Se pondrá bien- Dijo no muy convencido- Debería ponerse bien, he hecho todo lo que he podido.

- ¿Por qué hablas como si fuera a morir?- Dijo Félix.

- Se ha cortado con algo en una zona muy delicada, cualquiera cosa podría salir mal.

Esa tarde estuvimos con él estaba incosciente por la pérdida de sangre. Luis y Rita decidieron hacer no se que cosa, para rezar, como si dios existiera, aquello me recordó un graffiti que vi dos días antes, en el que ponía "Dios ha muerto, satanás anda con sus discípulos entre nosotros"

Dijeron algunas palabras y rezaron, había poca esperanza, "los muertos se la han comido" pensé sonó muy singular. Miré al cielo y vi una estrella fugaz.

- Mira una estrella fugaz- le dije a Félix.

- Pide un deseo.

- No quiero nada más, estoy perfectamente así- le dije acariciándole la cara.

- Podías haber pedido el fin del apocalipsis- me dijo- Nunca me cansaré de ver el cielo estrellado.

- Es algo precioso sí

- Oye, eso no es una estrella fugaz- Dijo apuntando a una luz que avanzaba por el cielo.

- No, perdonad por meterme donde no me llaman, pero esa luz es la ISS- Dijo Martín.

- ¿La ISS?- Dije

- Sí, la estación espacial internacional, dando la vuelta al mundo en 90 minutos y 400 km sobre nuestras cabezas, la casa más cara que la humanidad haya construido.

- ¿Hay astronautas ahí?- Dijo Félix.

- Recordáis el mensaje que empezamos a oír hará unos días, son ellos no saben que esta pasando; dudo que lo que queden de gobiernos se preocupen por ellos; aunque es más seguro que estar aquí.

Félix y yo nos quedamos mirando el cielo un rato y recordé una leyenda japonesa que me contó mi padre, y decidí contársela.

-Orihime era una magnífica tejedora, y era hija de Tentei, el Rey Celestial. Ella tejía magníficas telas a la orilla del río Amanogawa, la Vía Láctea, y debido a su trabajo, no podía conocer a nadie de quien enamorarse. El rey entonces concertó un encuentro entre su hija e Hikoboshi un pastor, al conocerse, ambos se enamoraron de inmediato y al poco tiempo, contrajeron matrimonio- Dije.

-Sin embargo, tras la boda, Orihime descuidó sus labores textiles e Hikoboshi hizo lo mismo con su rebaño de estrellas, que se desperdigaron por todo el firmamento. Furioso, el rey Tentei los separó en el cielo, dejando uno a cada lado del río Amanogawa. Desolada por la separación de su esposo, Orihime rogó al padre que le permitiera verle de nuevo. El rey, conmovido por las lágrimas de su hija, les permitió verse el séptimo día del séptimo mes lunar a través de un puente que atravesaba el río Amanogawa- Acabé.

- Qué bonito- Dijo.

Le miré, me miró y nos fundimos en un cálido beso.

A la mañana siguiente nos despertamos y empezamos a preparar los jardines para cultivar comida. Dos días después Ricardo nos llamó.

- ¿Qué quieres, Ricardo?- Le pregunté esperando noticias sobre Charly.

- Es Charly, ¿podéis venir conmigo?


Diario Nº 02342Donde viven las historias. Descúbrelo ahora