Capítulo 4: Carla

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Esta es la historia que Carla nos contó aquel día que nos conocimos, y otras veces posteriormente.

Era un día entre semana se despertó y mirá por la ventana a la ciudad, una gran ciudad cuyo nombre nunca mencionó. Estaba desayunando después de haberse duchado su rutina normal, cuando oyó golpes y gritos en la casa de al lado no se alertó, era su vecino gamer que no paraba de perder por culpa del juego según él.

- ¡¡¡Muere mamón, no, no, no!!!- se oía a través de la pared- muerde el polvo nazi de mierda.

 - Buenos días a ti también- grito Carla al lado de la pared que daba al piso de su vecino, a los pocos segundos solo se oía silencio, cuando llamaron al móvil de Carla.

- Hombre, pero si es mi vecino el que no se ducha- dijo después de descolgar la llamada.

- Hey ¿qué pasa vecina, te has duchado ya o puedo ir para ducharme contigo?- le dijo Felipe, que así era el nombre de su vecino.

- Jaja, muy gracioso, no está tu mujer por ahí o es que está durmiendo- dijo ella sabiendo que Felipe lo decía a broma.

- Mi mujer esta aquí oyéndolo todo como siempre, ¿vas a ver el stream de esta tarde?

- Pues no lo sé si podré- dijo mientras se acababa el café, y miraba al reloj- hostia es muy tarde me tengo que ir, Chao.

-  Chau- dijo Felipe antes de que Carla colgara.

Carla se puso el uniforme para ir al restaurante de comida rápida donde trabajaba le espera un largo turno de diez horas, lleno de "mis patatas están muy fritas, ponme más hielo, vaya estafa todo es hielo, está hamburguesa está seca, estas patatas están blancas ya no las fríen igual", y más frases que Carla odiaba oír cada cinco minutos.

[...]

Tras ese odioso turno de diez horas y unos 15 cumpleaños, llegó a casa oliendo a frituras se duchó y cuando olía a persona, cayó muerta en su cama. No parecían haber pasado más de 20 minutos cuando oyó una gran explosión, miró por las ventana y vio que había una gran nube de humo. Puso las noticias a ver si decían algo, mientras cocinaba una cena ligera. En las noticias no dijeron nada solo hablaban de que Estados Unidos había empezado a movilizar tropas hacia su frontera con México para que no entraran refugiados que huían de algo que había pasado en el país pero nadie sabía que era; en fin las noticias un día dicen una cosa y al siguiente se olvidan. Puso una serie que le encantaba, que iba sobre como una paleontóloga y un forense investigan como murieron determinados dinosaurios, y se pusó a fregar los platos. Cuando terminó se durmió.

Se despertó por culpa de unos gritos en la calle, miro el despertador vi que estaba apagado miró su móvil y estaba sin cobertura ni Internet, eran las 12 llegaba tarde a trabajar, rápida entró en el baño, no se encendió la luz fue a mirar los fusibles que estaban en correcto estado, estarían en obras pensó; se vistió y se fue sin desayunar ya lo haría en el trabajo, bajó las seis escaleras hasta el garaje en el sótano se subió en su coche y abrió la puerta del garaje de manera manual. Al salir vio varios coches llenos de sangre, altas columnas de humo por muchos sitios.

- ¿Qué cojones ha pasado?- dijo mientras ponía la radio.

Solo se oía la estática fue girando la ruedecilla hasta que oyó una voz- Se ha declarado el estado de emergencia en todo el país, no salgan de sus casas y manténganse alejados de personas con extraños comportamientos, la situación está bajo control- repetía en bucle la radio.

- Sí, bajo control y yo soy Angelina Jolie- dijo apagando la radio- Creo que ya se lo que está pasando.

Cuando Carla vio a varios zombies al girar una calle aceleró, los atropelló y fue a casa de sus padres, él era un rico empresario que no estaba en el país por viaje de negocios, no pudo llamarlo ni ver si tenía llamadas suyas ya que se quedó sin batería el móvil, esperaba que al menos su madre estuviera allí. Llegó veinte minutos después, estaba en una urbanización adinerada, aparcó enfrente de la puerta de la casa de aquella casa nueva que se habían comprado sus padres, cogió las llaves de su bolso salió del coche abrió la verja y pasó al jardín, abrió la puerta de la casa.

-¡Mamá! ¿¡Mamá estás aquí!?- dijo dirigiéndose a la cocina- ¿Mamá?- dijo apenada al ver un montón de sangre que iba hacia el dormitorio principal, yendo por el pasillo empezó a llorar y del dormitorio al final del pasillo salió lo que alguna vez fue su madre.

- No, no... aléjate, no me hagas esto-  dijo mientras vio como se acercaba lentamente, detrás de ella salió un hombre que Carla había visto por allí antes, un buen hombre amigo de la familia- No puedo, no puedes...- dijo llorando mientras cogía un trofeo con base de mármol un perfecto machacazombies- ¡No puedes hacerme esto!- le gritó a su madre, segundos después le golpeó con el trofeo cayó al suelo, el hombre ahora estaba en frente de Carla la tiro al suelo, separando la del trofeo. Carla le agarró del cuello y cogió el bolígrafo que siempre llevaba en su uniforme para tachar tickets, el boli le atravesó por la sien. 

Tan rápido como pudo se levantó y salió a la cocina, su madre le seguía- No, no, ¡vete, déjame!- dijo sollozando, se tropezó con algún mueble y cayó al suelo, temía por su vida pero no podía matar a aquella cosa con aspecto de su madre; se levantó vió un abrecartas en la mesa de la entrada, lo cogió e inconscientemente mató a aquella bestia.

Estuvo allí de rodillas unos minutos recordando una vida maravillosa, sabía que no se podía lamentar más, debía seguir. Cogió dos sabanas blancas para tapar los cuerpos y se marchó, sin destino, sin nada más que algunas cosas que había cogido, agua, comida... Se cambió de ropa se hizo una trenza para ir mas cómoda y allí cogió un revólver de atrezo de una de las películas western que sus padres adoraban, parecía tan real que solo un experto podría diferenciarlas. 

Se subió al coche y salió de la ciudad buscando algún lugar donde ir, sin zombies, sin peligros y donde encontrar mejores armas que una pistola de juguetes. En mitad de la carretera saliendo de la ciudad vio un cartel gigante donde se anunciaba que había cerca una armería, allí no encontró mas que algunas flechas y zombies muertos; las armerías en España no son como en EEUU, no están llenas de armas, más bien hay muchos complementos, armas blancas y escopetas de caza, pistolas de perdigones...

Salió de aquel sitio y se puso a conducir sin rumbo.

Diario Nº 02342Donde viven las historias. Descúbrelo ahora