CAPITULO 35 - Nadie como tú

20 6 0
                                    

Un mes había pasado desde todo, me sentía tan bien. Amaba aferrarme al brazo de Ethan, es simplemente los mejores momentos que he tenido en mi vida.

Sentir de nuevo el olor a aromatizante floral que transmitía esta casa, era lo que hacía quedarme horas aquí.

—Tengo algo para ti. —escuche a Ethan, sacándome de mi aromaterapia.

— ¡Basta! —grite con un toque de diversión. —Deja de darme regalos, yo no te doy nada.

—No necesito que me des nada, con solo que sigas aquí después de todo es más que suficiente. —me aseguro.

Se adelantó subiendo a su habitación, y yo solo lo seguía escalera arriba. Nos metimos a su cuarto, me senté en su cama esperando.

—Es el primer trabajo que hago, y quería que lo recibas tú. —dijo poniéndose frente a mí con los brazos atrás, y esa maravillosa sonrisa que me encanta.

— ¿Qué te traes ahora? Guapo, te dije no más regalos.

—Shhh, hablas mucho. —me callo poniendo un dedo encima de mis labios.

Me coloco una caja blanca frente a mí, dibujado encima varios corazones rojos, esos mismos corazones que dibuja Aida en cada esquina de su diario. Sonreí por reconocerlos.

—No solo sonrías, ábrelo, por favor.

Lo mire algo pensativa, tome la pequeña caja entre mis manos, y lo abrí como dijo.

Al sacar el objeto que estaba dentro de él, me encontré con una taza de barro negro, y lo que más me impresiono es que tenía muchos dibujos en blanco con lo que me gusta (canto, cocina, cine, guitarra, baile, una taza de un café, una pelota de basquetbol, libros, cassette, unas máscaras que representaban actuación) estaba impresionada le daba vueltas a la hermosa taza y los detalles me enamoraban.

—Lo siento si no está bien hecho, espero te guste, cafecito. —dijo tomando mi hombro.

— ¿Bromeas? Es perfecto, Ethan. —aun admirada la taza, estaba impresionada.

—Tiene todo lo que te gusta, sé que hay muchas más cosas, pero no me alcanzo. —parecía apenado.

—Cállate. —lo jale de su camiseta para que se incline a unos centímetros de mí. —Me encanta.

Mordí mis labios sonriendo porque estaba emocionada. Este sonrió al ver mi emoción.

—Gracias, de verdad, es lo mejor que me han dado. —y lo único que me han dado.

— ¿Me regalas un beso? Llevo una hora esperándolo.

Solté una risita y lo atraje más a mí, haciendo que nuestros labios se unan tan perfectamente. Volviendo a sentir su aliento a Halls.

...

Ya casi acababa el mes pero, no todo puede estar en marcha y luego irse a la mierda.

Toque su puerta esperando que me abra y poder abrazarlo de una vez. Al abrirle él estaba ahí, mis lágrimas no aguantaron más y solo salieron, las contuve todo el día pero era de noche y no podía hacerlo más.

Me abrazo y me dejo entrar cerrando la puerta, seguía llorando como una niña pequeña en su hombro.

— ¿Qué paso, cafecito? —dijo preocupado aferrándome a él.

— ¿Sigo siendo un puto juego verdad? Trato confiar en las personas pero siempre sale diferente ¿Por qué es tan fácil verme la cara? —dije entrecortado, ni siquiera quería hablar pero el necesitaba escuchar porque llegue de la nada llorando.

Fumando tu recuerdo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora