CAPITULO 41- Temor

39 6 0
                                    

Termine de cerrar la puerta, los nervios volvían apoderarme perdiendo la estabilidad de mis piernas, regrese a sentarme al sofá con las piernas cruzadas evitando el movimiento que estas causaban. Su sola presencia me ponía así, tenerlo de nuevo conmigo me ponía así.

—Te estarás preguntando a que vine. —soltó tranquilo jugando con su pulsera.

—Si.

Solo veía el tatuaje que tenía y me hacía acordar a nosotros. Al parecer ya no había un nosotros...

—Aun te amo, aun te necesito, aun eres lo primero que pienso al despertar. —acaricio su tatuaje sabiendo que lo miraba.

Nos quedamos callados mientras yo analizaba todo lo que dijo, hasta que vi cómo se levantó para sacar algo de su bolsillo.

Una pequeña bolsita con cierre, su contenido era una especie de polvo blanco. Un pedazo de vidrio y una navaja también lo acompañaban.

Mis ojos seguían cada movimiento que hacia tratando de entender que es lo que estaba haciendo, hecho un poco del polvo en el vidrio transparente con los ojos fijos, quería decir algo pero estaba estática mirando. Alineo el polvo en unas rayas firmes. Saco un papel enrollado en forma de un mini tubo. Y ahí sentí su mirada.

—Tienes una cara aterrada, cálmate. No te matare. —me dijo con total naturaleza.

— ¿Qué...estás haciendo? —me dificultaba hablar. — ¿Qué es todo eso?

— ¿No lo sabes? —me pregunto ingenuo.

—Es... —solté un suspiro para poder continuar. — ¿Marihuana?

—No Bri, eso no es para mí. Es cocaína.

Quito el vidrio de la mesa de centro para ponerlo entre nosotros, en mi sofá. Se agacho y claramente escuche como inhalo fuerte y soltó un suspiro. Tenía mil emociones ahora, estaba aterrada, impactada, confundida, nunca en mi vida vi a alguien consumiendo.

Quite mi vista de sus ojos que ahora las tenías cerradas disfrutando de la sensación. Me sentí nerviosa tanto que mis manos no sabían ni que hacer, me mordía las uñas en desesperación.

Volví a escuchar otra inhalada y cerré los ojos por la tortura que vi y oí. Era realmente duro para mí ya el hecho de saber que consumía eso, pero tenerlo frente a mí, era la tortura. Siempre elimine cualquier imagen de el con consumiendo.

Y lo que tanto evite, al fin sucedió.

— ¿Quieres un poco? —regreso a mirarme con los ojos entrecerrados.

—No gracias, yo no consumo eso. —mi voz estaba temblorosa.

— ¿Sabes porque lo hago?

No respondí cediendo a que continúe. Mi mirada seguía evitándolo.

Estiro su brazo hacia mí, cogió mi mentón, solo al sentir el rose de su mano fría y tan desconocida para mí, retrocedí. Solo me miro confundida por mi reacción.

— ¿Puedes verme a los ojos por favor, cafecito? —me cuestiono en modo suplica.

Sentía tantas cosas y lo peor es que empezaba a doler que me diga así cuando hace un tiempo lo amaba. Él era otro, sus ojos ya no son los mismos, sus labios estaban húmedos y se le veía con ojeras.

Me temblaban las piernas, no especialmente por el frio de la noche. Puso su mano en una de ellas acariciándola, pero ya no me sentía segura como antes.

—Todos tenemos problemas, yo los tengo, tú los tienes. — bufo—.De hecho nos que esperé de este amor, lo único que hago es dañarte. Lo siento, me estoy castigando.

Fumando tu recuerdo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora