ɴᴏ ᴊᴜᴇɢᴜᴇꜱ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ, ᴛ | Timothée Chalamet

13. bajo las gradas

—¡Grace, ven acá! —gritó mamá desde la cocina.

Bufé fastidiada, me levanté de la cama después de quitarme los audífonos y bajé hasta la cocina.

Mamá cortaba vegetales en la mesa de la cocina. Una olla con agua estaba siendo calentada. Seguro estaba empezando a preparar la cena.

—¿Qué pasa? —le pregunté acercándome a ella.

—No te acerques, estoy cortando cebolla —dijo ella, moviendo la cabeza, indicando que me moviera.

Me aleje un poco.

—Sabes que eso de la cebolla solo afecta al que la está cortando, ¿no? —le dije con humor, cruzandome de brazos.

Ella negó sin mirarme.

—No me importa. Mejor evitar cualquier riesgo.

—No tengo seis años, mamá.

Ella me miró después de suspirar y dejar el cuchillo en la mesa. Se limpió las manos con un paño que estaba sobre la misma mesa. Yo observé todos sus movimientos.

—Necesito que vayas por algunas cosas. Se me olvidó hacer el mercado —dijo ella tomando una libreta y un bolígrafo que sinceramente no sabía que teníamos en la cocina.

Me quejé, gimiendo de flojera.

—¿Por qué tengo que ir yo? —suspiré agotada.

En realidad no había estado haciendo nada especial, era un fin de semana bastante aburrido.

—Porque el perro no va a ir por ti —dijo obvia, anotando una lista en la libreta.

—Ja, ja —reí sarcástica—. Tengo flojera.

—Deja de ser tan berrinchuda. Estoy haciendo una rica cena —explicó dejando de anotar.

Arrancó la hoja de papel y me la acercó. La tomé y empecé a leer las cosas que necesitaba que buscara. Necesitaba muchas cosas. Incluso cosas que no acostumbrabamos comprar.

—¿Alguna ocasión especial? —dije arqueando una ceja.

—Algo así. Invité a mi nuevo jefe a cenar —explicó mientras regresaba a cortar cebollas y zanahorias.

La miré incrédula.

—¿A tu jefe?

—Lo que escuchaste.

—¿Y por qué? —pregunté mientras sacaba una botella de agua de la nevera.

—Pues porque es un señor muy amable, Grace. Además me haría bien darle una buena impresión.

Alcé las cejas. Tomé un poco de agua antes de comentarle algo.

—A mi me suena más como una cita —murmuré dándole una sonrisa pícara.

Ella se tensó.

—No lo es. Es algo profesional, hija. No lo entenderías.

—Claro... —alargué.

Recordé casi al instante aquella tarde 'profesional' con Timothée, cuando se suponía que haríamos tarea en mi cuarto.

—No seas molesta. Sólo ve y no tardes —pidió mi mamá.

—Espero salir beneficiada. Quizás un nuevo padre...

—¡Grace! —protestó mamá.

—Vale, vale, perdón —reí antes de salir de la cocina.

Me dirigí a mi cuarto para cambiarme de mis pijamas a ropa casual. También tomé dinero del escritorio de mamá para poder pagar lo que iría a comprar.