ɴᴏ ᴊᴜᴇɢᴜᴇꜱ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ, ᴛ | Timothée Chalamet

35. perdida (p.2)

(Parte 2/2)

—No pensé que volvería a verte —dijo sorprendido, recargando su peso sobre la columna decorada en manchas de colores fosforescentes.

Me enterré aún más en mi chaqueta, sintiéndome demasiado pequeña teniéndolo de frente de nuevo. Era la misma sensación que había tenido la primera vez que lo conocí, pero un poco más amarga ahora.

—Yo no pensé que de verdad estarías aquí, ahora —le confesé, mis mejillas estaban ruborizadas ahora que intentaba apartar mis ojos de él, pero su voz gruesa y americana ya influía mucho en mis nervios.

—Justo acabo de volver de un viaje. Es pura suerte y coincidencia que nos encontremos. Y me sorprende verte sola —confesó cruzado de brazos. Sabía que su actitud no era mala, sino curiosa e intentaba indagar en mi misteriosa aparición, pero me sentía algo parecido a 'atacada'.

—Es la única suerte que he tenido hasta ahora, señor Armie.

Armie Hammer soltó la impresión de una risa al exhalar. Las tenues luces coloridas del antro en el que ya había estado una vez parecían solitarias y desganadas sobre el reflejo de su piel; era una sensación surreal el estar ahí cuando, además, el lugar estaba vacío.

—Puedes decirme Armie y ya, eres amiga íntima de Timmy y con eso basta para tenerte confianza.

Alcé la mirada para por fin atreverme a confrontarlo.

—¿Que tan cierto es eso... Armie? —pregunté de la manera más amable que pude.

Él pareció confundido.

—¿El qué?

—La confianza... la relación que hay entre ust... entre tú y Timothée. Y perdóname si sueno un poco fuera de lugar, pero, ¿qué tan real es su relación? Jamás supe como se conocieron, realmente.

El hombre de casi dos metros y rubio se quedó callado. Parecía serio mientras me analizaba con la mirada y pensaba en algo. Otra vez me sentía ansiosa a cualquier situación de estar expuesta. Y ahora que me daba cuenta de que quizás el haber venido no era la respuesta, solo empeoraba mi estado.

Lo escuché suspirar y me obligué a verlo.

—Hace unos años lo conocí, aquí mismo —empezó a contar. Me sentí agradecida de aquel avance—. Lo había encontrado colado en el backstage del escenario durante una de las jornadas de descanso de los que tocaban esa noche. Estaba fumando, y estaba casi seguro de que se había drogado antes de haberlo encontrado. Tuve que echarlo y él no tuvo casi fuerzas para negarse. En realidad se veía muy triste y solo... Y luego lo volví a a ver, otra noche en la que de casualidad yo también había estado ahí, sabes que casi nunca vengo para acá —asentí, entendiendo—, y el hecho de encontrarlo de nuevo me hizo saber que venía muy seguido. Me preocupó un poco, por que esa vez, mientras lo observaba de lejos, me di cuenta de que ya no estaba fumando ni inyectándose cualquier cosa; estaba leyendo lo que parecía ser un guión. Si, esa misma cara puse yo —dijo haciendo referencia a mi expresión de sorpresa—. Parecía que se ocultaba para que nadie lo viera leyendo, como si fuera lo mismo que estar consumiendo alguna droga ilícita. No pude contenerme a acercarme y hablarle...

—¿Te reconoció? —pregunté sin poder aguantarme la curiosidad.

No me esperaba a que negara.

—No, curiosamente tampoco me conocía. En ese momento sabía yo mismo que era una persona reconocible en el mundo del cine y la televisión, pero luego entendí. Él estaba leyendo un guión de teatro —aclaró. Una sonrisa se asomó por mis labios, una bastante nostálgica—. Al principio respondió mal a mi interés por saber que hacía y huyó. Pero al día siguiente, en el que también había decidido venir, él me miraba diferente. Me había buscado en internet después de que yo le hubiera dicho que era un actor.