ɴᴏ ᴊᴜᴇɢᴜᴇꜱ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ, ᴛ | Timothée Chalamet

21. plan

—¿A qué te refieres con que la cagaste? —pregunté nerviosa.

Michael mantenía su mirada en el suelo, apenado. También parecía algo molesto. Ví a Alex acercándose un poco al muchaho para intentar calmarlo.

—La noche de la fiesta —dijo, respirando profundamente—. Cuando Timothée se fue para llevarte a casa y esperaba a Alex que estaba en el baño...

Mi amiga frunció el ceño.

—¿Qué sucedió? —preguntó Alex.

El chico pasó sus manos por su cabello rojizo, dando a entender que explicar la situación le frustraba. Se dejó caer en el viejo sillón, haciendo caso omiso de los constantes ladridos de Max. Regañé al canino para que guardara silencio.

—En ese momento estaba muy molesto... y sé que no debí, pero no podía hacer como si nada hubiera pasado —soltó el chico, aún sin especificar lo que había pasado.

Se me pasaba por la cabeza el que quizás había hecho algo que involucrara violencia. Y aunque me pareciera casi imposible ver a Mike así, tuve que recordarme que antes de juntarse con nosotras, él no era exactamente el chico más amigable del instituto. ¡Incluso llegó a tener fama por ser un bravucón! Sin embargo, yo sabía que el nuevo -y original- Michael no era así en el fondo.

—Mike, ve al punto —murmuré despacio, tratando de llevarlo al objetivo de su presencia en mi casa a esa hora.

El chico volvió a peinarse el cabello, parecía como un tic nervioso.

—Estaba enojado con Bruno y todo lo que hizo. Así que mientras Alex estaba en el baño, yo fuí a buscar a González.

—¿González? —interrumpió Alex.

—Bruno —le aclaré y ella hizo un gesto de haber entendido, asintiendo.

Michael se aclaró la garganta.

—Lo encontré en la cocina, haciéndose el gracioso. Lo llamé para hablar con él.

—¿Lo golpeaste? —volvió a interrumpir mi mejor amiga.

Mike negó.

—No, pero ganas no me faltaban. Sólo hablé con él.

Alex bufó, supuse que esperaba que Bruno hubiera recibido su merecido. Aunque pienso que eso hubiera traído malas consecuencias. Peores de las que parecia haber traído Michael.

—¿Qué le dijiste?

—Lo amenacé.

Alex y yo abrimos mucho los ojos. No esperaba eso.

»Le dije que si volvía a meterse con mis amigos, con el equipo o con la escuela en general, los chicos y yo no lo dejaríamos pasar.

Estaba segura que le dijo otras más cosas no muy bonitas de escuchar. Pero me bastaba con la versión de Mike en ese momento.

—Creo que era necesario. Esos chicos me dan miedo —dije, pues era verdad. Creo que no era tan malo darles una advertencia.

—Yo también lo pensé. Pero olvidé lo muy sensibles que es Bruno en cuanto advertencias.

A ese punto podría esperarme lo que sea del chico moreno. Quizás parecía muy simpático y todo, pero sin duda era un cabeza hueca en todo eso del equipo y los torneos.

—Imagino que te dijo algo —habló Alex, quien ahora estaba sentada junto al chico en el sofá.

Michael asintió.

—Pero no lo dijo en ese momento. Hoy me mandó una amenaza, por eso vine con ustedes.

Fruncí el ceño.