Habian pasado ya varios meses desde que comenzaron con su investigación desde dentro de la mafia, para su fortuna habian encajado bien y se habian ganado el aprecio, incluso respeto de varias personas. Habian subido rapido de nivel, se les habia reconocido por ser agiles, inteligentes y sobretodo por no titubear a la hora de entrar en acción. Toda la información recolectada se la comunicaba Horacio a Volkov en quedadas de madrugada en alguno de sus pisos, a veces quedaban en algun bar o salian a dar vueltas en el coche de Volkov. Esto les habia unido más, se habian vuelto grandes amigos, se habian conocido un poco mas a fondo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas y asi como habian personas que los querian, habian unas cuantas que les tenian asco un claro ejemplo de ellos era un sicario de la banda que se dedicaba unicamente a desaparecer personas, lo habian apodado "El gringo" y desde que Horacio y Gustabo habian entrado a la banda este les puso el ojo encima, no se le hacian sujetos de fiar y tampoco le agradaba la manera en la que estaban creciendo casi convirtiendose ya en miembros indispensables del grupo, los investigaba, estaba consiente de que escondian algo por las miradas que se echaban entre si y por la manera en la que la policia habia conseguido atrapar a varios reclutas con autos cargados de armas o droga siendo que antes jamas habia pasado. Pero el par estaba conciente de que el sicario sospechaba de ellos y hacian todo con extra cuidado y pasando desapercibidos.
Justo en ese momento los cabecillas se encontraban en una junta, contando el dinero que habian conseguido de la venta de drogas y hablando sobre a cuantos coches habian atrapado en el ultimo mes. Pero el sicario no tenia idea de lo que hacia en esa reunion si su unico trabajo era ocuparse del trabajo sucio, asi que se limito a observar las montañas con los fajos de billetes que se encontraban en la mesa delante de el, joder lo que haria con todo eso si lo tuviera para el solo.
–Gringo, he escuchado algunos rumores por parte de nuestros hombres que no confias en Dan y Fred, ¿me explicas que sucede?– Hablo la mano derecha del jefe con calma y sin dirijirle la mirada.
–Pues, simplemente se me hace curioso que antes de que entraran no teniamos problemas con los maderos y ahora que aparecieron magicamente tenemos a toda la puta poli tocando los cojones– respondió sin darle mucho interes jugando con una navaja – a parte de que son gilipollas–.
Observo como el hombre asentia, estaba pensando, pasaron unos minutos hasta que volvio a hablar.
–Ponlos aprueba entonces– soltó el hombre, miraba detenidamente los fajos de billetes. Algo que le gustaba era observar los frutos de su trabajo y aunque no hubiera sido su mejor mes, lo que habian ganado no era poco. –tampoco a mi me agrada lo de la poli y son unos tios de puta madre pero igual no le voy a fiar por que me caigan bien, quiero comprobar su lealtad–.
El gringo lo observo con gusto, asintio y salio de la sala, pensando en que podia hacer para cumplir las ordenes del jefe.
Ese mismo dia en la madrugada el par de amigos se dirijian a una bodega abandonada en donde se suponia que iban a recibir su mercancia y el pago por el trabajo que se habia realizado en el mes. A pesar de ser un lugar un poco chungo, no estaban demasiado preocupados por la posición del lugar ya que cambiaban de sitio para entregar la droga constantemente, iban un pelin tarde como de costumbre y se llevaron una sorpresa cuando al llegar vieron que el lugar estaba a oscuras y solo habia dos jeeps negros estacionados uno a cada lado de la entrada.
–Joder, ¿ya se abran ido?– preguntó Horacio confundido.
–No, esos jeeps son de los escoltas del jefe, pero su auto no esta– se notaba la desconfianza en la voz del rubio, tenia el entrecejo fruncido –ten el arma a la mano por cualquier cosa– ordenó al menor y comenzo a salir del coche observando a su alrededor.

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Horacio con H
Fanfiction-Preferia morir antes que verte morir a ti...eres mi hermano y siempre has estado conmigo, cuidandome y liandola- Su voz era debil y se notaba la tristeza en ella -Gracias por nunca dejarme.