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Las cosas habían sucedido demasiado rápido, estaba escuchando los desesperados gritos de su hermano suplicando que pararan de lastimarlo, quería ayudarlo con todas sus ganas, se sentía deseoso de dirigir el arma que tenia entre sus manos a la cabeza del hombre que se encontraba torturando a Gustabo y disparar, pero dudaba que eso fuera ayudarlo en algo sentía que si lo hacia el efecto seria totalmente contrario al que deseaba obtener, en el mejor de los casos si disparaba lo mas probable era que los mataran a ellos dos y al comisario. Estaba congelado, en el tiempo que llevaba dentro del CNP jamas se había encontrado con una situación tan complicada como esa, debía elegir. Matar a el comisario Greco o alargar la tortura de su hermano y conseguir que los mataran a ellos, ninguna de las dos opciones terminaba bien pero debía decidir ya antes de que hicieran mas daño a Gustabo. Sostuvo su arma sin dejar de apuntar a Greco y apretó los ojos, seria algo rápido, poso su dedo sobre el gatillo pero justo un segundo antes de apretarlo un disparo lo hizo saltar e instintivamente se alejo del gatillo. 

El cuerpo de un enmascarado azoto contra el suelo dando inicio a un tiroteo entre la policía y el sistema, dirigió su mirada hacia su hermano que lloraba adolorido. Llamaron a La Calavera para marcharse del lugar pero antes que nada volvió a disparar a la pierna de Gustabo, se acerco corriendo a donde estaba poniéndose de rodillas junto a el, su corazón dio un vuelco al ver la cantidad exagerada de sangre que salia de su pierna, miro el rostro del rubio que había dejado de llorar y ahora solo luchaba por mantenerse despierto. Busco con la mirada alguna tela o cinturón, cualquier cosa que pudiera servirle de torniquete, pero no encontró nada.

–Gustabo...Gustabo, ¿que hago?– Esperaba que su hermano le diera una respuesta o al menos un indicio de que hacer, como era común cuando se encontraba perdido. Pero lo único que recibió fue la mirada aterrada del contrario.

Hizo presión con sus manos en la herida de donde mas sangraba al tiempo que gritaba a algunos oficiales que iban llegando al islote que llamaran a una ambulancia. Cada segundo que pasaba, el rostro de su hermano se miraba mas pálido y sus movimientos eran débiles, estaba desangrándose. Al cabo de unos segundos mas el rubio cerro sus ojos, quedando inconsciente.

–No, despierta– La voz de Horacio de volvió un susurro, tiro de un oficial que pasaba cerca y le ordeno que siguiera ejerciendo presión a la herida para el sostener el rostro de su hermano entre sus manos –Gustabo, abre los ojos– No obtuvo ningún tipo de respuesta –¡Abre los ojos! ¡Joder!– Grito con la voz quebrada, llamando la atención de varios agentes. Sacudió desesperado la cabeza del chico intentando que le respondiera.

Conway se encontraba llegando en la lancha al islote, subió corriendo a la cima buscando con la mirada a sus dos chicos. Los encontró, uno desplomado en el suelo con un charco de sangre al rededor y el otro intentando despertar al contrario, corrió mas rápido hasta llegar a donde estaban y sin perder tiempo le tomo el pulso a Gustabo.

"Excesivamente débil."

–Papá, va a estar bien. Solo debemos llevarlo cuanto antes al hospital, es un puma, ¿recuerdas?– Conway miro los ojitos de Horacio que le rogaban por una pizca de esperanza, lo miro con pena y luego miro el cuerpo del chico, debía ayudarlo. Se negaba a dejar que algo le sucediera.

Tomo las agujetas de sus botas y con ellas hizo un torniquete improvisado en su pierna herida, ordeno al helicóptero que descendiera para trasladar a el rubio. No tardo en bajar y junto con ayuda de otros agentes lograron meter a Gustabo, lo aseguraron bien y Conway subió con el.

–Escucha Horacio, debo ir yo para asegurarme de que todo vaya bien.– Explicaba con cautela, deteniendo al chico que intentaba entrar al helicóptero. –No hay cupo para todos, lo voy a cuidar. Volkov vendrá por ti enseguida y el te llevara al hospital.– Le dio un pequeño empujoncito para que se alejara y por fin despego. Dejando a un Horacio con el corazón en las manos, rezando desde tierra por la vida de su hermano.

Horacio con HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora