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Despertó automáticamente a las 6:00 de la mañana, por lo regular no le costaba ya que su cuerpo estaba acostumbrado a activarse a esa hora pero justo ahora un terrible dolor de cabeza se hizo presente arruinando su mañana, ignorante de su triste realidad se incorporo fue a darse una ducha de agua fría para terminar de despertar por completo. Se enredo una toalla a su cintura y se dirigió a la cocina para poner a funcionar su cafetera pero se detuvo en seco al darse cuenta del desastre que era ahora su living, sus muebles estaban volteados, la mesa de centro ahora solo tenia tres patas y todo lo que la mañana anterior estaba sobre ella ahora se encontraba regado al rededor de la habitación.

Los recuerdos de la madrugada anterior lo golpearon en la cara, una mueca de dolor se hizo presente en su rostro acompañado de un suspiro lleno de cansancio y es que era así, mental y físicamente se encontraba en exceso desgastado, de nuevo había perdido a un agente pero no a cualquiera, claro que no, había perdido a un chico joven que había adoptado como su hijo luego de verle tan perdido junto a su hermano. Le habían arrebatado a una persona importante en su vida y el no había podido hacer nada, pudo sentir como el corazón del chico dejaba de latir en sus brazos, se sentía destrozado.

Volvió a su habitación, repentinamente las ganas que tenia de beber café se habían esfumado. Tomo su móvil, seleccionando a uno de sus tantos contactos para llamar.

Privet, Intendente

Necesito que me ayudes organizando el funeral del agente Garcia– No se sentía capaz de hacerlo por cuenta propia.

10-4, voy a informarle a el subinspector Brown para que informe a la malla una vez este todo listo

Guardo silencio unos segundos y  se froto el rostro con su mano libre.

Volkov...

Adelante

¿Estas con Horacio?– Como respuesta recibió un sonido de afirmación. –¿Como se encuentra?

Pues...a decir verdad, no lo se. Esta descansando justo ahora– Asintió olvidándose de que el comisario no podía verlo.

Vale, entonces te veo en comisaria.

10-4

Colgó la llamada y se vistió con calma, su camisa blanca, pantalones de vestir rectos color negro, corbata negra y sus zapatos de igual color bien pulidos. No se molesto en desayunar algo, en cambio prefirió fumarse un cigarrillo en el trayecto hasta comisaria, intento utilizar el mechero que le habían regalado sus hijos pero este ya no tenia gas y debía recargarlo. Se resigno a mantener el cigarro apagado entre sus labios intentando ocupar su mente en cualquier cosa para mantener alejado el recuerdo de Gustabo siendo torturado y escuchando sus gritos por el pinganillo que se les había colocado, debía evitar a toda costa que sus sentimientos afectaran la investigación que estaba a punto de llevar a cabo para atrapar a los responsables de las bajas que había sufrido el CNP de una vez por todas, no iba a permitir que por ningún motivo le arrebataran la vida a otro de sus policías, no mientras el siguiera en esa ciudad. 

Aparco su coche en el estacionamiento lateral de comisaria, se dirigió a paso lento a la entrada del edificio, inclusive antes de poner un pie dentro del lugar ya se escuchaba el bullicio de varios civiles exigiendo que sus denuncias fueran atendidas. Resoplo pasando de largo de todas esas personas, entro en servicio y de camino a la armería aprovecho para sintonizar su radio, tomo sus armas reglamentarias, su porra y el taser. Varios agentes le saludaron pero el ignoro a todos, subió hasta su despacho para terminar con el papeleo que había dejado pendiente la noche anterior. Pasaron unas dos horas aproximadamente y la ansiedad por no poder fumar le estaba aumentando, golpeaba el escritorio con sus dedos de manera nerviosa, odiaba la dependencia que había desarrollado a lo largo de los años por el tabaco, a estas alturas de su vida no podía durar mas de un par de horas sin fumar un cigarrillo. 

Horacio con HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora