15

431 37 7
                                    

Domingo por la mañana.

Viktor despertó con una terrible jaqueca y mareos debido a la gran cantidad de alcohol que había ingerido durante la noche, luego de ver la pequeña escena del vestíbulo del edificio, donde la persona que quería pasaba a su lado tomado de la mano de otra persona, riendo y viéndolo tranquilo.

Al entrar aquella noche a su apartamento fue directo al mini-bar que estaba junto a la sala de estar para beber como loco, intentando apaciguar el sentimiento desagradable que se había instalado en su pecho, sentía celos de que alguien más disfrutara de lo cálida que era la mano del moreno, su cabeza luego de la pequeña discusión que ocurrió fuera del apartamento del menor era un completo lio, se sentía confundido y arrepentido de haber actuado de aquella manera, pero el calor del momento, el ver en primera fila el beso que habían compartido le provocaba un malestar en el estomago. Debía disculparse y era claro, pero su orgullo era muy grande.

Se ducho con agua helada para despertar por completo, temblando ante la temperatura pero ignorando por completo el frio que sentía.

"¿Que me has hecho, Horacio?". Intentaba como podía sacarlo de su cabeza, sin éxito. La frustración crecía cada vez mas, sin tan solo pudieran haberse conocido en otras circunstancias quizás podrían estar juntos, quizás si la vida no los hubiera tratado como la mierda podrían superar los obstáculos que se les pusieran delante, pero ambos estaban extremadamente rotos, demasiado débiles como para seguir, habían sufrido el dolor que conllevaba perder a la persona mas importante de tu vida y sentían terror de que algo así volviera a pasar. Pero Viktor se sentía dispuesto a aceptar el riesgo por Horacio o al menos así era hasta que el doctor beso los labios del chiquillo.

Tuvo que tomar una aspirina antes de partir a comisaria para que la cabeza no le terminara explotando, estaba de mal humor como la mayoría de días y de cierta manera se sentía incomodo. No le apetecía patrullar ese día, no podría tolerar a los gilipollas de la ciudad haciéndose los graciosos, ni las denuncias ridículas que algunas personas tramitaban, así que aprovecho que llevaba días de papelería atrasada para encerrarse en su despacho todo el día.

- Privet. Estaré en mi despacho en caso de que me necesiten.

Varias voces afirmando se escucharon por el otro lado de la emisora, sin más se dispuso a perderse entre las montañas de papeles que le esperaban en su escritorio.

El tiempo pasaba demasiado lento para su gusto y a pesar del silencio y la calma que había en su oficina, realmente no lograba concentrarse. En su cabeza, la imagen de Horacio se reproducía una y otra vez, cada noche que compartieron disfrutando únicamente la compañía del otro con la excusa de que le informara los avances en la investigación o cuando compartieron su primer beso, recordaba la dulzura con la que Horacio le había tratado, se sentía vulnerable y lejos de dejarlo a su suerte -como creía que sucedería- estuvo con el, brindándole apoyo y transmitiéndole el cariño que no sabia pero necesitaba, agradecía su experiencia bebiendo por que de no ser así no hubiera podido recordar la unión de sus labios. Quería a Horacio, durante mucho tiempo estuvo negando esos sentimientos delante del resto e incluso para el, pero le era inevitable no sentir algo mas que simple empatía o cariño por el chico y se había resignado a ello. En su pecho, el peso de la promesa rota que le había hecho al chico lo sofocaba, ciertamente ambos habían cometido errores pero Horacio estaba pasando por un momento demasiado delicado, debía hablar con el, remediarlo.

Conway le había informado que el moreno se reintegraría el lunes, se sentía nervioso por que nuevo lo vería a diario y sentía que debía hablar con el para disculparse, aclarar las cosas. Quería saber si el chico de verdad quería a el doctor y si así era, se apartaría para que fuera feliz por que si bien le dolía el hecho de no ser el quien le tomara la mano o le besara la frente cada mañana, no quería interponerse en la felicidad de alguien tan importante para el como Horacio y si por alguna razón, resultaba ser que el chico aun lo quería a el, se esforzaría para brindarle la paz y el amor que merecía.

Horacio con HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora