Querido, Caleb.
¡Se que fue muy sincera!
Pero, hey, no pedí que rieras, aún así, te amo aún más por eso.
¡Gracias por reír!
Tu risa, dios, es tan hermosa y contagiosa.
Créeme que reí contigo.
¡Así qué no reíste sólo!
Juro que jamás voy a aburrirme de ella.
Posdata: Tu risa es una de mis cosas favoritas.