Carta número diecinueve.

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Querido, Caleb.

Mientras desayunaba, escuche unos gritos fuera de tu casa.

Era la chica que llevaste ayer al baile.
Me di cuenta de que también era la chica que vino a buscarte hace algunos días.

Gritaba tu nombre y que abrieras la puerta.

Sin embargo tu no saliste.

Ella se dio por vencida y se marchó.

Entonces tu saliste y miraste a la chica que te daba la espalda mientras se iba.

Bajaste la mirada, pero luego la subiste.

Sonreíste.

Tengo que agradecerte eso.
Alegraste mi día completo con tan sólo una sonrisa.

Letters To CalebDonde viven las historias. Descúbrelo ahora