Querido, Caleb.
Se que no leerás mis cartas.
Pero aún así sigo enviándotelas.
En una de mis cartas te dije que me gustaba escribirte.
Así no me guardaba las cosas.
Lo seguiré haciendo.
Servirá como un desahogo.
Y al menos así seguirás viviendo en mi mente.
Al menos así te mantendré conmigo.
Al menos así imagino que aún vives.