Querido, Caleb.
Estuve pensando y lo mejor es que acabe con esto.
No me explico el porque siento la necesidad de enviarte cartas sabiendo que quien las recibe es tu padre, aunque bueno, él ni siquiera revisa el correo.
Escribirte cartas no hará que regreses.
Vale, eso me lo ha dicho mi madre.
Y tiene razón.
La estoy preocupando, Caleb, ella cree que terminare suicidandome, y que debería ir a ver a un psicólogo.
Pero, ¿para qué? Yo no estoy loca, es sólo que escribirte me hace feliz.
Y debo parar con esta felicidad.
Lo que quiero es olvidarte, no del todo, porque siempre vas a estar en mi mente.. Y aunque suene cursi y ridículo, también en mi corazón.
Pero si escribirte me impide olvidarte, voy a tener que dejar de hacerlo.
Caleb, de verdad que no puedo extrañarte más de lo que ya lo hago.
Te amo.
Dios, jamás había sentido esto por nadie. Y ahora que por primera vez me siento enamorada, ¿tienes que morir? Lo se, sueno egoísta, pero la vida ha sido más egoísta conmigo al alejarte de mi.
¿Por qué tuviste que irte?
Caleb, ni siquiera estoy lista para despedirme, y tampoco se como hacerlo.
¿Qué digo ahora? ¿"Te amaré por siempre."? ¿"Hasta nunca."? ¿"Nos vemos en otra vida."?
Jamás había tenido que despedirme de alguien.
¿"Te amo, y siempre estarás en mi corazón, nos vemos en otra vida."?
No, suena estúpido. Se que puedo hacer algo mejor, pero mi mente no me deja pensar.
Entonces ahora voy a poner algo corto, seco y simple.
Adiós, Caleb.
Siempre tuya, Gabrielle.
Posdata: Aún te extraño... mucho.