Querido, Caleb.
Hoy en el desayuno, mi madre me contó que en la madrugada escucho gritos adentro de tu casa.
Soy una entrometida, lo se.
Pero necesitaba escuchar más sobre lo que paso.
En primera por que se trata de ti.
Y todo lo que tenga que ver contigo me importa.
Y en segunda, porque yo también los escuche.
Tu padre y tu madre discutían.
Créeme que no pude volver a dormir.
Me preocupe demasiado por ti.Te vi salir de tu hogar y diste un portazo.
Llorabas y te culpabas de la escena dentro de tu hogar.
Créeme, eso no era tu culpa.
¿Qué culpa puede tener un ángel como tu?