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—... por otra parte, la raza de los alfas de sangre pura decreció considerablemente y, debido a la evolución, perdieron la capacidad para 'cambiar de forma'. En la actualidad, se tiene la creencia de que algunos aún poseen esta cualidad, pero hasta el momento no se ha podido comprobar que los alfas se puedan conectar con su lado 'primitivo' para desarrollar la habilidad, aunque se han presentado casos en donde algunos alfas han perdido la parte 'racional' de sus mentes en situaciones de mucho estrés o al momento de realizar algún acto sexual. La 'voz', característica principal de los alfas, también se vio afectada por los cambios biológicos que han sufrido. En tiempos modernos, es casi improbable que algún alfa tenga la necesidad de usarla. Dicho de otra forma, la parte 'animal' de la población, ha quedado relegada, así como lo ha hecho el principal objetivo del celo, el cual consistía sólo en la necesidad de aparearse para preservar la especie, dando lugar a otros aspectos que poco a poco van tomando más relevancia, tales como la experiencia mental y emocional, así como el impulso por el placer de hacer el acto...

La campana para anunciar el final de las clases suena de pronto y, en el interior del aula, después de que la profesora guarda silencio, sólo se pueden escuchar algunos murmullos y quejidos de los alumnos, todos alusivos al tremendo aburrimiento que la asignatura de Biología les hace sentir.

Sung Kyu toma sus libros, su curiosa mochila y camina a la salida del salón detrás de sus demás compañeros.

—¿Vamos por un helado, Kyu? —pregunta Sung Jong mientras lo rodea por el cuello con uno de sus brazos.

Lee Sung Jong es un omega muy lindo, simpático, popular y el mejor amigo de Sung Kyu, y por el cual se sintió atraído durante un tiempo.

Tal vez fue por su aspecto tan delicado, su bonita piel, sus grandes ojos, su cabello dorado o su enigmático olor a gardenia que se compara con su belleza. La mitad de los alfas en la Universidad lo persiguen, y la mitad de los betas lo envidian. Aunque Sung Kyu no se queda atrás, pues su menudo cuerpo y piel de porcelana, aunado a sus finas facciones, sus pequeños pero expresivos ojos y su cabello color cobrizo, le han traído innumerables cartas de amor de omegas, betas y alfas por igual.

—Lo siento, Jjongie. Tengo que llegar a casa temprano. Voy a empezar a ayudarle a mi padre con su trabajo en el Ministerio Nacional de Salud.

—¿De verdad? Debes estar muy feliz.

—¡Por supuesto! Tal vez así pueda hacer mi proyecto de Ciencias.

—Eso sería hacer trampa —se queja Lee, haciendo un puchero mientras acerca más su rostro al de su amigo.

—¿Quieres ser mi compañero de proyecto? —le susurra Sung Kyu cerca del oído, antes de juntar sus labios con los de Sung Jong en un beso corto y juguetón.

Su amigo se separa de golpe y sus mejillas se ponen rojas. Luego ambos escuchan algunos gritos de emoción de parte de otros alumnos a su alrededor que han presenciado aquel furtivo acto. Hay algunas omegas y betas que los persiguen como si de su séquito se tratasen; incluso han hecho un club de fans porque les encanta ver a Sung Kyu y Sung Jong darse 'amor'.

—¡Oye! Te dije que dejaras de hacer eso —le reclama, exasperado. Entoces se aleja de él y camina en dirección contraria.

Unas cuántos omegas y betas siguen a Sung Jong, mientras que otros pocos se quedan tras Sung Kyu.

Kim emboza una divertida sonrisa y después se encamina a la salida del enorme edificio. El auto que lo lleva y lo recoge todos los días ya lo está esperando, estacionando frente a la puerta. Sung Kyu sube y saluda a su chofer con educación. El beta mayor le corresponde y pone en marcha el vehículo, directo a la residencia de los padres del muchacho.