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Cinco días después de haber iniciado la investigación sobre el caso de los doctores Kim, Woo Hyun se siente frustrado y un tanto desesperado. Y no sólo porque no tiene mucha información de dónde echar mano, sino porque, la presión de sus superiores para resolver los robos a los bancos, le hace cada vez más difícil el trabajar en ello. Pero no piensa dejarlo para después, sobre todo porque, hasta el momento, no ha podido mencionarle nada de la situación a Sung Kyu.

Frente al escritorio, el alfa suspira, y levanta el rostro cuando nota el olor de Sung Yeol cerca. El teniente Lee se asoma de pronto por la abertura de la puerta y sus simpáticos ojos se clavan en los de Woo Hyun antes de entrar.

—¿Ya almorzaste? —pregunta Lee mientras se aproxima un poco más.

—Aún no. ¿Quieres que comamos juntos?

—Precisamente vengo a invitarte.

Sonriendo de lado, Woo Hyun se pone de pie, y sale del edificio seguido de Sung Yeol hasta un restaurante a un par de cuadras de la estación.

—Te noto enfadado —menciona Lee después de que se acomodan en una de las mesas del fondo.

—Lo estoy. Nunca me habían presionado tanto para resolver un caso —responde con tono seco.

—No creo que sea sólo por eso. Estoy seguro que sabes trabajar muy bien bajo presión —dice, ocultando su rostro tras la carta para revisar todos los platillos.

Woo Hyun exhala sonoramente y llama al camarero para ordenar algo de carne y verduras. Sung Yeol pide el especial y un enorme vaso de té helado.

—Tienes razón. No es por el caso de los robos que me siento así, sino porque, hasta ahora, no tengo nada que decirle a Sung Kyu sobre la muerte de sus padres.

—¿No te dio él una lista con nombres? Tal vez puedas hablar con alguno de ellos.

—Sí. Pero todos son altos funcionarios del Congreso. ¿Con qué excusa puedo ir a interrogarlos? Nada de la información que tenemos los vincula al caso. —Aprieta los ojos unos segundos y echa su cuerpo hacia atrás con pesadez—. Además, tengo la sensación de que no voy en el camino correcto.

—¿De nuevo vas a guiarte por tus instintos? —cuestiona el teniente con ironía.

—Nunca me han fallado.

Sung Yeol entorna los ojos y empieza a mover la cabeza de un lado a otro.

—De acuerdo. ¿Qué es lo que te dicen tus instintos en este caso? —inquiere, interesado. Siempre le ha parecido fascinante el 'sexto sentido' de Woo Hyun.

—Que los alfas de sangre pura que buscamos, están en la cárcel.

—¿Qué? ¿En la cárcel?

—¡Piénsalo! Ya buscamos en todos los registros, ya interrogamos a los que nos parecieron sospechosos, incluso a los pocos que se fueron de la cuidad. No hay nada, Sung Yeol —menciona con irritación—, ¿no es lógico pensar que el último lugar donde los buscaríamos es en la cárcel? —apunta con la voz cargada de convicción mientras recarga los codos en la mesa.

—Pero, si es correcta tu teoría, ¿cómo es posible que hayan robado esos bancos? ¡No pueden si están encerrados! Necesitarían haber cumplido su condena para salir y perpetrar los robos; además, según los registros, ninguno de los alfas de sangre pura ha salido de la cárcel desde hace al menos diez años.

—Exacto, Sung Yeol. Casualmente, los alfas de sangre pura que estuvieron por cumplir sus condenas en la última década, contrajeron una extraña enfermedad y fueron trasladados al CIB¹, donde, supuestamente, murieron.

I Like You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora