I Like You | WooGyu

21

Esta noche, Sung Yeol planea encontrarse con Myung Soo en su habitación de hotel, en el centro de la ciudad. El teniente está entusiasmado por verlo de nuevo y preguntarle todo lo que ha hecho desde la última vez que se encontraron. Porque no ha dejado de pensar en él desde que estuvieron juntos, y está ansioso por averiguar si el otro alfa siente lo mismo que él.
    
Tal vez es presuroso decir que hay algo más profundo entre los dos; no exactamente como el vínculo que existe entre Woo Hyun y Sung Kyu, pero Sung Yeol no puede negar que el encontrarse con Myung Soo, después de tantos años, despertó sentimientos que habían estado dormidos en su corazón desde hace mucho tiempo.
    
No es como si pensar en ello no lo dejara dormir, o lo trajera con la cabeza en las nubes. Él es un alfa adulto y a éstas alturas está muy seguro de lo que quiere en su vida. La prioridad de Sung Yeol es seguir trabajando incansablemente (aunque, por ahora, esté suspendido por tiempo indefinido), pues tiene una madre enferma de la que hacerse cargo y una pequeña casa que mantener.
    
Sin embargo, gracias a Myung Soo y a la fantástica tarde que pasaron juntos aquel día, Sung Yeol nunca se había sentido tan vivo y libre. De hecho, no recuerda cuándo fue que tuvo sexo antes de aquello, pero, por supuesto, para nada se comparó con estar con el agente, porque le gusta demasiado. Le gusta al grado de olvidarse de todo a su alrededor. Le gusta tanto que lo obliga a comportarse como una cursi colegiala enamorada de su superior cada vez que se miran.
    
Por enésima vez, el teniente suspira cuando se detiene frente a la puerta, y la mira por unos segundos antes de levantar la mano para tocar. De pronto la entrada se abre, dejando al descubierto a Myung Soo ataviado con un par de prendas casuales, con el cabello despeinado y una enorme sonrisa en su apuesto rostro.
    
—Hola. Te he estado esperando —dice mientras sus orejas se ponen rojas.

El teniente Lee sonríe con el corazón acelerado y, sin titubear, se lanza a sus labios. Sin importarle en lo absoluto si el agente cree que está desesperado.
    
Tomándolo entre sus brazos, Myung Soo le da un empujón a la puerta con el pie para cerrarla. Sujeta con más fuerza a Sung Yeol y, entre pasos torpes y uno que otro leve golpe contra las paredes, los alfas llegan a la habitación y se dejan caer en la cama.
    
Myung Soo se deshace de la ropa de Sung Yeol sólo en unos cuántos segundos; el tiempo justo que le toma llegar hasta su parte íntima. Se deleita por un momento con el pene erecto del teniente, haciendo que su ansiedad aumente mucho más mientras lo toma con una mano para introducirlo poco a poco en su boca. Gimiendo, Sung Yeol se aferra al suave cabello del otro, sintiendo su larga lengua enredarse en toda la extensión de su caliente polla, antes de derretirse con el frenético vaivén de los labios de Myung Soo que lo sumergen en el más increíble y placentero orgasmo que nadie más le ha podido regalar.
    
Y después de una hora en la que ambos alfas han disfrutado de sus cuerpos al máximo, se acomodan bajo la delgada manta, suspirando de placer mientras se mantienen abrazados.
    
—Tenía muchas ganas de volver a verte —confiesa Myung Soo, tomando la mano de su acompañante para dejarle un corto beso en el dorso.
    
—A decir verdad, yo también. No he dejado de pensar en ti desde la otra vez que estuvimos juntos. Realmente me gustas —dice Sung Yeol sin un atisbo de vergüenza. Tiene toda la intención de hacerle saber a Myung Soo que está dispuesto a tener algo serio con él.
    
—¿Eso quiere decir que quieres ser mi novio?
    
Sung Yeol sonríe para sí mismo y besa a Myung Soo en la mejilla.
    
—Justamente estaba pensando en pedírtelo.
    
—Entonces, ¿es un sí?
    
—Sí.
    
Los alfas se besan por unos minutos, disfrutando de su cercanía y de todos los sentimientos que al fin han dejado surgir. Porque, es verdad que ambos se extrañaron demasiado, y también es verdad que ambos han pensado en el futuro. Después de tanto tiempo, ya no están dispuestos a dejar que la felicidad se les escape de las manos.
    
Sin esperarlo, el teléfono del teniente suena, avisándole que tiene un mensaje. Se aleja de su pareja con algo de renuencia y toma el dispositivo para revisarlo.
    
—¿Sucede algo malo? —pregunta Myung Soo cuando ve su desconcertado semblante.
    
—No es nada. No te preocupes.
    
—Si tienes que irte, yo...
    
—No. No tengo que irme, y, en realidad, no quiero irme ahora —murmura, acomodándose otra vez entre los brazos del otro alfa.