I Like You | WooGyu

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—El imbécil de Seung Hoon no pudo matarte, y ahora entiendo por qué. Cuando fuiste a mi casa a interrogarme supe que debía tener cuidado contigo —dice Hee Chul mientras observa a Woo Hyun de pies a cabeza. Sus ojos se encuentran y el congresista le muestra una burlona sonrisa—. Dime, ¿ésta también es una oportunidad para vengar a tu padre, Nam Boo Hyun.

—¿Qué? —inquiere Woo Hyun con desconcierto. No tiene idea de por qué el nombre de su padre biológico ha salido a flote.

—¿No fue por eso que querías investigar al CIB? No creo que de la nada se te haya ocurrido tal cosa. Y déjame decirte que ibas por buen camino, pero ahora ya no importa. Te mataré aquí y me llevaré a este mocoso. Tal vez el señor Kang pueda hacerlo hablar más rápido. —Y Hee Chul retira el arma de la cabeza de Sung Kyu para apuntarle a Woo Hyun con ella—. Quizás eres un alfa que puede transmutar en un lobo por naturaleza, pero no eres inmortal —se jacta el congresista, poniendo su dedo en el gatillo con toda la intención de disparar, pero Sung Kyu lo empuja con todas sus fuerzas y provoca que pierda el equilibrio, permitiéndole a Woo Hyun darle una fuerte patada en el abdomen para que suelte el arma.

Hee Chul pierde de vista la pistola y cae al suelo muy aturdido y con un intenso dolor en sus costillas. Woo Hyun es mucho más fuerte y cree que el otro alfa no tendrá ninguna oportunidad contra él sin el arma. Aun así, tiene que sacar a Sung Kyu de ese apestoso lugar y llevar al congresista a la ANSI para que responda por sus crímenes.

Woo Hyun se acerca a Sung Kyu y lo toma entre sus brazos segundos antes de besar su frente con angustia.

—¿Estás bien? —pregunta, aunque Sung Kyu no le responde, pero puede sentir a través del lazo que está lastimado. No sabe si la herida es grave, sólo sabe que necesita ser atendido cuanto antes—. Te sacaré de aquí.

Mirando las manos del omega, Woo Hyun nota las esposas alrededor de sus muñecas. Están muy apretadas y piensa que, si intenta abrirlas solo con las manos, tal vez lo lastime más.

—Creo que las llaves están en su bolsillo —logra decir Sung Kyu, levantando la mirada hacia el cuerpo ensangrentado de Seung Hoon.

Woo Hyun asiente y se apresura a revisar la ropa del alfa muerto, encontrando las llaves en el interior de su saco. Regresa a donde está Sung Kyu y se hinca a su lado para quitarle las esposas con cuidado.

—Ni creas que esto ha terminado, estúpido agente —dice de pronto Hee Chul, poniéndose de rodillas—. Te mostraré lo que puede hacer mi fórmula transmutadora —advierte mientras saca una jeringuilla de su bolsillo—. Con esto te mandaré al infierno —asegura antes de clavar la aguja en su cuello.

El líquido en el delgado tubo entra en el organismo del congresista, y Woo Hyun no puede creer lo que ven sus ojos unos segundos después.

Los ojos de Hee Chul se inyectan de sangre y comienza a gritar con voz ronca; da la impresión de estar soportando un gran dolor. Sung Kyu lo ve poner las manos en el suelo y la imagen del alfa transformándose lo deja sin aliento. El cuerpo del congresista empieza a cambiar. Sus huesos crujen, su cara se alarga, sus pupilas se agrandan y unos enormes colmillos comienzan a asomarse entre sus labios. Las costuras de su elegante traje se abren. Su pulcra camisa se rasga. Sus zapatos quedan olvidados cuando sus pies se encogen y sus tobillos se estiran. Su piel se oscurece y una capa de pelo negro empieza a cubrir todo su rostro, su cuello, su pecho, y el resto de su cuerpo. Sus pupilas empiezan a brillar y, entre alaridos y gruñidos de aparente sufrimiento, Hee Chul se convierte en lobo.

Woo Hyun no puede creerlo, pero aquella extraña e inimaginable escena le hace comprender muchas cosas.

—Él también es un alfa de sangre pura. ¿Por qué ha hecho eso?—inquiere Sung Kyu, totalmente anonadado.