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Mientras Woo Hyun maneja de camino hasta el departamento que le ha proporcionado la agencia para su estancia en esa ciudad, no puede dejar de desviar la mirada hacia la espalda de Sung Kyu, quien va a su lado, en el asiento del copiloto, observando atentamente cómo los otros carros se deslizan por las calles.
    
El alfa suspira despacio, y de nuevo le asalta la incomprensible sensación de tranquilidad y al mismo tiempo de nerviosismo que Sung Kyu provoca en él. No es la primera vez que trata con omegas. No es como si fuera tímido o inseguro o no supiera qué hacer frente a uno.

Es una verdad innegable que no tiene hermanos, y que a los cinco años de edad fue adoptado por los que son sus padres ahora: un responsable beta que se dedica a la contaduría y una amable omega ama de casa. Sin embargo, él nunca tuvo verdaderos amigos en su niñez y su adolescencia, pues, en las propias palabras de todos ellos, Woo Hyun les causaba un poco de temor.
    
En toda su vida siempre se ha caracterizado por tener un semblante firme, una presencia imponente, una apariencia fuerte, y a muchos alfas les ha dejado clara su superioridad, aunque no en un sentido moralista, sino más bien, biológico. Porque Woo Hyun siempre ha sido un poco diferente. Siempre ha sabido que sus sentidos y su cuerpo están mucho más desarrollados que los de los demás alfas, y es por eso mismo que no entiende la desconcentración que Sung Kyu le ha hecho sentir, ni tampoco la imperiosa necesidad de descubrir a qué se debe.
    
—Ya llegamos —anuncia Woo Hyun. Sung Kyu asiente, observando el alto y elegante edificio metro por metro a través de la ventanilla un tanto oscura.
    
No hay muchas residencias alrededor, y tampoco se ven personas en la calle. Han ido a una parte relativamente alejada de la ciudad, y el omega se siente bien al no tener que lidiar con otros betas y alfas a su alrededor.
    
El agente dirige el auto hasta el estacionamiento y lo aparca cerca del elevador. Luego le indica a Sung Kyu que lo siga y el omega obedece, posicionándose a su lado en todo momento.
    
Al entrar a la vivienda, Sung Kyu percibe el olor de Woo Hyun en todo el lugar, lo que le hace suspirar serenamente al traer de vuelta esa sensación de tranquilidad. Aquello se siente tan bien para él, que su cabeza no parece estar en completo caos o envuelta en tristeza y vulnerabilidad, como lo estuvo horas antes de conocerlo.
    
—Prepararé algo de comer. De seguro te mueres de hambre —le hace saber Woo Hyun mientras camina hacia la cocina.

Sung Kyu lo observa y va tras él de nuevo.
    
—¿Puedo tomar una ducha? —inquiere el omega con un poco de pena.
    
—Por supuesto. Hay un baño completo al final del pasillo.
    
—Gracias.
    
Sung Kyu camina hacia donde le indicó Woo Hyun y cuando entra al servicio nota lo espacioso que es. También es bonito y de colores claros y eso le hace sentir cómodo. Se acerca a la regadera y quiere abrir la llave del agua caliente, pero la venda en su mano derecha se lo impide. Cree que será un estorbo cuando se meta bajo el chorro de agua y decide quitársela, dejando al descubierto su herida. Aún le duele y no puede maniobrar del todo bien, así que termina llamando al alfa para pedirle que lo auxilie.
    
—¿Qué sucede? —pregunta Woo Hyun al otro lado de la puerta.
    
—Me da vergüenza pedírtelo, pero, ¿podrías ayudarme? Debido a mi herida no puedo hacerlo solo.
    
El agente entreabre los labios y no sabe por qué de pronto aquella situación le acelera el corazón. No obstante, no hay nadie más que pueda darle una mano a Sung Kyu.
    
—De acuerdo —acepta, antes de abrir la puerta despacio para entrar.
    
Y cuando levanta la vista, casi se atraganta con su propia saliva porque Sung Kyu está completamente desnudo. Aquello lo ha tomado por sorpresa y Woo Hyun sólo atina a desviar la mirada de inmediato e intenta que la imagen no le afecte, sin embargo, ya ha quedado grabada en su memoria y no puede hacer nada al respecto.
    
—Disculpa que te moleste, es que no puedo abrir la llave —dice el más joven con aparente inocencia.
    
Realmente, Sung Kyu no lo ha hecho a propósito. Ambos son hombres y piensa que no tiene por qué darle pena que vea su cuerpo sin una sola prenda. Incluso si Woo Hyun es un imponente alfa y él sólo un menudo omega. A fin de cuentas, los dos tienen lo mismo colgando entre las piernas.
    
Woo Hyun se acerca más a la regadera y abre las llaves. En un momento, el agua empieza a calentarse y Sung Kyu se posiciona bajo el chorro de inmediato. El agente se aleja un paso, y no puede evitar observar cómo el cabello del omega se humedece; como el agua empieza a escurrir por su rostro, por su cuello, sus clavículas, su pecho, su abdomen y su...
    
—Iré a buscarte un cambio de ropa. Tal vez te quede grande, pero intentaré conseguirte algo de tu talla pronto, ¿de acuerdo? —dice mientras da un par de pasos más hacia atrás—. También me llevaré esto —menciona, tomando la ropa que Sung Kyu dejó en el suelo—. La meteré a lavar.
    
El omega asiente y continúa con sus torpes intentos de enjabonarse el cuerpo mientras el agente sale del baño. Y luego piensa que pudo haberle pedido a Woo Hyun que le ayudara a tallar su espalda o echar champú en su cabello, pero imaginarse eso le causa un raro escalofrío que le recorre toda la columna vertebral.
    
Mientras tanto, tras la puerta del baño, Woo Hyun se ha quedado de pie. Deja escapar un largo suspiro y observa la ropa que traía puesta Sung Kyu y que ahora él lleva en las manos.

I Like You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora