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Esta noche, tal como Sung Yeol se lo prometió a Woo Hyun, han ido a un local del centro a tomar unas cervezas.

El trabajo en la oficina está empezando, pero ambos saben que nada cambiará si pasan un par de horas disfrutando de una buena charla; igual que en los viejos tiempos.
    
—¿Cómo fue que terminaste siendo agente de la ANSI? —le pregunta Sung Yeol a su compañero de trabajo y amigo, y a quien no ha visto desde que se graduaron de la Universidad.
    
Durante algunos meses mantuvieron contacto por teléfono, pero después el trabajo los absorbió tanto, que terminaron dejando de lado su amistad.
    
—Es una larga historia, pero la resumiré diciendo que siempre me atrajeron más las investigaciones que una carrera de cien metros planos —dice con ironía mientras mantiene los ojos puestos en las omegas que bailan sobre el pequeño escenario.

Hace varios meses que Woo Hyun no va a un lugar tan entretenido como ese, aunque, no es algo que hace con frecuencia.
    
—Pudiste haber sido medallista olímpico.
    
—Lo sé. Infinidad de personas me lo dijeron cuando era joven, incluyendo a mis padres. En fin; no era lo que yo quería —expresa con sinceridad al beber otro sorbo de su fría bebida.
    
—¿Te gusta el lugar? —inquiere Sung Yeol con una media sonrisa tras tomar el vaso de su cerveza, intentando desviar la conversación. Lo que menos desea es incomodar a Woo Hyun con temas de los que no quiere hablar—. Hace unas semanas lo descubrí cuando arresté a unos tipos enfrente.
    
—Debo confesar que sí; sobre todo me gustan las omegas que están ahí arriba —responde Woo Hyun sin quitarle la vista de encima a las chicas que sensualmente juguetean entre ellas.

El agente les guiña un ojo con coquetería y ellas parecen sonrojarse.
    
—Pero, recuerdo que te gustan más los omegas varones —asegura Lee con picardía.
    
—Y si lo recuerdas, ¿por qué me trajiste a un burdel de omegas y betas mujeres —le reclama Woo Hyun a la vez que entrecierra los ojos.
    
—La verdad es que no hay burdeles de omegas varones en esta ciudad. Tú sabes que ellos representan el porcentaje más pequeño de toda la población. No es muy común verlos. Dime, ¿conoces a uno?
    
Y Woo Hyun lo analiza por un momento, dándole la razón a Sung Yeol, hasta que a su mente viene el rostro de un simpático omega varón que conoció en la preparatoria.
    
—Pensándolo bien, sí conozco a uno. Aunque, su complexión era similar a la de un beta —menciona el agente con la cerveza cerca de sus labios.
    
—¿En serio? ¿Y cómo se llama?
    
—A decir verdad, no lo recuerdo, pero le apodaban Key. Era lindo, olía a margaritas y todo eso, pero nunca llamó mi atención.
    
Sung Yeol se echa a reír y se acaba su bebida.
    
—Pues, aunque llegues a burlarte, yo prefiero a los alfas varones —confiesa Lee haciendo que su amigo se atragante con la cerveza.
    
—¡¿Qué?!
    
—Que prefiero a los alfas varones.
    
—Sí, ya te escuché, pero... lo que quiero decir es que... —Woo Hyun hace una pausa y suspira—, bueno, tú sabes que eso es un tabú.
    
—Lo sé. Pero siempre he pensado que me encantaría estar en la cama con uno.
    
—¡Oye, oye! No es necesario que me des detalles. Créeme, te entiendo muy bien y, si eso es lo que piensas, yo te apoyo.
    
Ambos se echan a reír y de repente los ojos de Lee se abren un poco más cuando un singular recuerdo aterriza en su mente.
    
—En la universidad me gustaba Kim Myung Soo —suelta Sung Yeol sin vergüenza y su amigo lo mira con intriga—. Me pregunto qué habrá sido de él.
    
—¿El Kim Myung Soo que tomaba la misma clase de Matemáticas que nosotros?

Lee asiente y Nam sonríe.

—Es el alfa más apuesto que he visto jamás y su olor me erizaba la piel —dice Sung Yeol con un tinte de anhelo en su voz.
    
—¿Es?
    
—Sí. Creo que aún me gusta.
    
Woo Hyun gira por completo el rostro en dirección de Sung Yeol y éste lo observa con curiosidad.
    
—¿Y si te dijera que ese Kim Myung Soo trabaja conmigo en la agencia?
    
—¡No juegues!
    
—¡No lo hago! Él y yo hemos investigado algunas cosas juntos; hacemos un buen equipo —le hace saber, notando un peculiar brillo en la mirada de Sung Yeol—. ¿Quieres su número telefónico?
    
—¡¿Qué?! ¡¿Y con qué excusa lo llamaría?! —expresa con pena e incredulidad.
    
—Bueno, ahora somos compañeros tú y yo, puedes inventar cualquier cosa.
    
La sonrisa en el rostro de Sung Yeol se hace más grande y Woo Hyun no deja de pensar en todas las coincidencias que ha vivido ahora que se encontró con su amigo, y que tal vez algo bueno resulte aunque lo hayan asignado a ese caso tan precipitadamente.

I Like You | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora