-Capítulo 8:

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Camino por la calle a paso rápido intentando llegar lo más pronto posible a la entrevista que tengo en cinco minutos, como llegue tarde por culpa del autobús voy a tener que replantearme seriamente el visitar a mi madre sólo para obligarla a que me de el dinero o que al menos me lo preste, ya se lo iría devolviendo. No debo fantasear siquiera con que me lo preste, no lo va a hacer, tengo que arreglármelas yo sola como he hecho siempre. Por eso me detengo en frente del restaurante 'Cups', para conseguir un empleo y con ello, dinero.

Cuando entro suena una campana al abrir la puerta, me encuentro con el local vacío exceptuando a cinco chicas, cada una está sentada en una mesa menos dos de ellas que supongo que son amigas y querrán trabajar juntas como camareras, no me molesto en fijarme en mi entorno y prefiero fijarme más en el aspecto de estas chicas. Me siento en otra mesa de dos y miro de reojo a las otras, fingiría estar con el móvil pero es tan antiguo y básico que me da vergüenza sacarlo delante de estas personas, somos algo así como rivales y no puedo perder el poco estatus que tenga.

La que está a la mesa de mi derecha, dando la espalda a la pared mira sus uñas descuidadas con aburrimiento, su pelo es completamente negro, sus ojos también son bastante oscuros y eso juntando que es pálida y que lleva un piercing en la nariz le añade un toque gótico que da escalofríos, sin mencionar su ropa oscura.

Una rubia teñida está sentada en la barra bebiendo de una botella de agua y tecleando en su móvil lo que supuse que eran mensajes de WhatsApp. Está muy delgada, prácticamente esquelética y deduzco por la botella que se alimenta a base de frutas y agua combinado con deporte sólo para poder tener un cuerpo de modelo, además su piel es de un moreno artificial y su ropa bastante actual, una obsesa del físico.

Las mejores amigas cuchichean y ríen en una mesa más apartada, me recuerdan a los chicos de la universidad y a sus burlas, pero retiro el pensamiento porque no quiero juzgarlas sin antes conocerlas. Son las típicas amigas, una rubia de ojos azules y la morena de ojos cafés, ambas muy guapas, muy delgadas y muy todo.

La siguiente chica me llama la atención por su color de pelo, este era largo y con ondulaciones bastantes naturales en las puntas pero que seguramente estén hechas con la plancha, de color lila. Atisbo también varios tatuajes repartidos por sus brazos y cuello, es blanca de ojos marrones, y creo que también algo baja pero como está sentada no lo sé con seguridad.

Por último estoy yo, bastante sencilla comparada con las otras, por ejemplo, yo siempre llevo mi pelo recogido y hoy no es la excepción, mi ropa es bastante antigua y no me maquillo casi, tan sólo algunas pasadas de rímel ni muestro ninguna parte de mi cuerpo como alguna que hay por aquí. No me he quitado el abrigo ni la bufanda, cosa que tengo que hacer ya si no quiero morir de calor. Todas tenemos una cosa en común, no pasamos de los veinticinco.

-Atención chicas, va a comenzar la prueba de acceso. -Una voz masculina me distrae de mis pensamientos-

Un chico joven, quizá más mayor que yo pero no por mucho se sitúa en el centro de la sala, ¿alguien tan joven puede ser el dueño de una cafetería? Más bien, ¿de una línea de cafeterías? Supongo que sí. Empieza a hablar cuando todas nos hemos levantado y puesto en fila delante de él, parece reacio a estar aquí y temo que si me coge, será un asco de jefe.

-Bueno señoritas, mi padre no ha podido asistir por causas que no os interesan. -Vaya, realmente no está de humor, o quizá es el suyo habitual y entonces se nos viene una buena- Así que vamos al grano que tengo poco tiempo.

Bien, me acaba de quedar claro que él no es el dueño de esto y que es su padre, eso ya me parece más normal, sólo espero que el mal humor que tiene no sea heredado de él. A continuación se dispone a explicar que la prueba se dividirá en tres partes y que sólo se van a contratar a dos persona -Cuando dice eso mira a las dos amigas con una mueca, creo que le parecen repelentes aunque no le culpo, puede que a mí también me lo parezcan-.

Hasta morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora