Capítulo 2. La bienvenida

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-Al parecer no es tan sencillo como parece, ¿cierto?-preguntaba Erwin con la esperanza de que su amigo tuviera alguna idea para recibir a su amiga de la infancia en la universidad.

-No soy bueno en esto, no quiero sugerir algo y que salga mal-respondía cierto rubio pensando cómo ayudar a su amigo. -Sabes no sería mala idea pedirle ayuda a Nanaba, ella es una chica y tal vez sepa que le gustaría a tu amiga.-decía tratando de aliviarlo.

-¿Por qué no le compras algo? Incluso te ayudaría pero deja de hablar de ella, comienzo a fastidiarme.-le cuestionaba un pelinegro del cual apenas habían notado su presencia.

-Quiero hacer algo especial, nunca me he interesado en estas cosas y esta vez quiero que sea diferente.-comentaba a sus dos amigos aunque al parecer solo Mike lo escucho.

-Maldita sea, te ayudare a pensar algo.-gruño el pelinegro harto de la conversación.

-¿De verdad?-Erwin parecía no creer lo que había escuchado

-Si...-la respuesta de Levi fue vaga.

-Entonces hablamos de esto más tarde, recordé que tengo entrenamiento y ya voy tarde.-el capitán se alejaba de manera apresurada.

Mientras se desvanecía entre los alumnos los otros dos seguían hablando.

-Así que ¿vas a ayudarlo?-Mike se sentía exactamente igual a Erwin frente a esa propuesta, él sabía perfectamente que la amabilidad no era algo de que presumiera aquel chico bajito.

-No lo malentiendas, en realidad no quisiera, pero él ha hecho mucho por mí y aunque no lo creas se agradecer por ello.-respondió mientras encendía un cigarrillo.

-Sí, tienes razón...-no parecía recordar el pasado de buena gana, de hecho hacerlo le traía amargos recuerdos que seguían ardiendo por dentro.

Un silencio incómodo y una aura pesada invadieron el lugar, los tres llevaban algunos años de amistad y parecían llevar una vida conociéndose, pasaron juntos por muchos momentos difíciles; la muerte del padre de Erwin y los arranques de impotencia e ira de este, las peleas destructivas de la familia de Levi tras la muerte de su madre, las conductas extrañas de Mike cuando estaba cerca de las demás personas, percibía olores extraños y agudos que ninguno de sus amigos podía notar y eso los llevo a creer que tenía alucinaciones olfativas, esos comentarios terminaban por irritar al joven que prefería aislarse.

Ninguno tenía una cuenta en cero, es decir, para sobrevivir tuvieron que hacerse de una fama que a oídos ajenos parecía ser obra de rumores absurdos, pero quienes los conocían de verdad en los bajos barrios sabían que no era así. Perfectamente podían sacar de combate a cualquiera, en especial Levi, el problema es que a diferencia de los otros dos, él no se detenía hasta dejar casi muerto a su oponente, al parecer a ese chico la vida le cobro deudas que aún no debía.

Para cuando Mike salió de sus pensamientos Levi ya se había ido, en su lugar se encontraba una chica de cabello corto rubio y ojos azules.

-Hola Mike, te estaba esperando en la biblioteca pero al parecer lo olvidaste.-la chica le reclamaba un poco molesta.

-Disculpa, Erwin nos estaba hablando de algo en lo que justamente necesitara tu ayuda.-le decía despertando interés en la chica.-Veras una amiga de la antigua ciudad donde el vivía fue transferida a esta universidad y el quiere hacer algo especial para ella sin parecer pretencioso o algo parecido y ya que tu eres una chica pensaba que tal vez podrías ayudarlo a pensar algo.-explicaba sin poder evitar notar que la chica se estaba riendo.

-No lo tomes a mal, es solo que me es difícil imaginar que Erwin se preocupe por algo así. Puedo pensar en algo pero necesitare ayuda para ello, además deberá hacerme un favor.-nadie hace favores sin recibir algo a cambio así que la joven Nanaba trataba de sacarle provecho a este trato.

-¿Que tipo de favor quieres?-Mike no quería pensar algo que no pues le hacía mucha ilusión pensar que su relación con la rubia había avanzado mucho.

-Tranquilo, te explicare. Quiero que Erwin ayude en la exposición mensual, el stand de la biblioteca jamas tiene visitas y si el esta seguramente aumentaran, y nos darán más presupuesto para arreglarla.-se notaba que la idea le entusiasmaba y en realidad lo que pedía no era imposible, pero que Erwin aceptara era otra cosa.

-De acuerdo, no prometo que el acepte eso porque aprovecha los días de exposición para escaparse un rato pero supongo que no le quedan muchas opciones.- lo único que tenía seguro es que Erwin no tenia muchos caminos por los cuales escapar, si quería impresionar a su amiga tenía que sacrificar algo.

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Los días pasaron como siempre, Erwin había aceptado el trato de Nanaba, y ella a su vez cumplió su parte dando solución al dilema de la "bienvenida".

El laboratorio estaba impecable, tenía algunos globos y del techo colgaba un letrero que decía: "Bienvenida Hange", aunque parecía una idea sumamente sencilla jamás paso por su cabeza hacerlo, ademas de eso compro materiales nuevos para donarlos al aula ya que seguramente al llegar lo primero que haría la joven sería experimentar sin descanso (claro que después de instalarse) y para hacerlo necesitaba equipo.
Dentro se encontraba el personal del laboratorio, el jefe del departamento de ciencias, el director, algunos alumnos del área y por supuesto un muy nervioso Erwin junto a Mike y Nanaba, por otro lado Levi no estaba ahí pues había ayudado para que el laboratorio estuviera así de limpio y decidió irse antes de que llegaran los nuevos estudiantes, ya que a el no le emocionaba la idea de toparse con la chica que había vuelto tan molesto a su amigo durante los últimos 5 dias.
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Del otro lado del campus...

-Hange puedo notar que estas muy emocionada.-decía un chico alto de cabello castaño claro y ojos marrones mientras caminaba a lado de otros cuatro alumnos hacía el área de ciencias.

La chica no respondió y no precisamente por no escucharlo, sino porque estaba realmente feliz y no podía dejar de prestar toda su atención al lugar que tenía frente a ella.

-Moblit, deberíamos apresurarnos, seguramente nos están esperando para el recorrido.-una chica de cabello corto rojizo llamada Nifa le sugería a sus demás compañeros darse prisa.

Mientras se dirigían al edificio no podían evitar sentirse incómodos pues todos ahí no dejaban de observarlos, eran los nuevos, "ratas de laboratorio", unas atractivas ratas de laboratorio.
Pues aunque a ellos no les importaban esas cosas tan banales debían aceptar que no estaban nada mal, pero el problema es que ellos no salían de sus investigaciones y socializar no cabía en su agenda provocando que se les fijaran estereotipos de "nerds".

Al llegar a su destino todos se sintieron nerviosos, excepto Hange; de todos era la mas confiada, la mas enérgica y la de personalidad mas fuerte, para asustarla hacía falta más que una escuela nueva, caso contrario a sus compañeros de equipo.
El fracaso no era opción para ninguno y eso es lo que temían pues en los últimos meses se habían estancado un poco en sus proyectos así que esta oportunidad era única.

Al entrar fue extraño no ver a nadie rondar los pasillos, sin embargo no sabían lo que les esperaba al abrir las puertas del laboratorio...

𝓛𝓪 𝓪𝓶𝓲𝓰𝓪 𝓭𝓮 𝓔𝓻𝔀𝓲𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora