Capitulo 16

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Escribir en la libreta, había sido muy terapéutico cuando todo se vino abajo en mi vida.
Ahora que ha vuelto relativamente a la normalidad, no sé que escribir.
Tengo mi mente en blanco y no entiendo del todo la razón, ya que escribía sobre lo que fue mi historia con Tatiana, y no eran inventos de mi imaginación.

Después de un momento decido rendirme.
Talvez me estoy esforzando demasiado, y es que estoy haciendo lo posible por mantener la mente ocupada, y así evadir la tentación de consumir alcohol.

Ha sido inmensamente difícil, pero se lo prometí a Tatiana, y ya no puedo echar a perder el comienzo que he vuelto a tener con ella desde hace ya dos meses, aunque esté muy exhausta.

Dejo la libreta a un lado junto con el lápiz y miro hacia mi derecha, dónde está Samantha coloreando unas hojas con crayones.
Ella es la razón de obligarme a sonreír y aparentar que todo está bien.

Aunque he hecho las paces con Tat, aún vivo en mi departamento y todavía compartimos los días con Sam.
Queremos retomar las cosas poco a poco y sin presiones, así que ambas conservamos nuestros espacios.
Figurativamente.

Mi cuarto no es muy grande, así que está hecho un desorden ya que en mi afán de mantenerme ocupada he vuelto a mi antigüo pasatiempo de la pintura.

Samantha encantada ha aprovechado mis lienzos y pinturas más que yo, porque al igual que mi escritura en la libreta, tengo mi mente bloqueada y no he podido pintar nada, más que una imagen de Daniel que le obsequié a Tatiana y que ya tiene colgada en la pared de su habitación.

- Hey pequeña.

Samantha levanta la cabeza y me mira fijamente.

- ¿Qué estás dibujando ahí?
- Mamis - Responde con una sonrisa y luego sigue pintando con una expresión llena de concentración.
No puedo evitar sonreír.
- ¿Puedo ver?
- No.
- ¿Porqué no?
- Es sorpesa.

Me levanto de la silla y me acuesto boca a bajo junto a ella.
De inmediato pone una de sus manitas sobre la hoja evitando que yo mire.

- Sam, pero que estricta eres con tu madre - Río en voz alta.
- No mires mamá - Se está empezando a molestar.
- Está bien. ¿Pero me puedo quedar aquí contigo?
- Sí.
- ¿Y te puedo abrazar?
- Poquito - Es su respuesta.

No la abrazo, pero levemente recuesto mi cabeza en su pequeña espalda.
Disfruto la sensación de sentir como sube y baja su respiración.
Eso me tranquiliza.

Así en esta posición me encuentra Tatiana, que siempre puntual, llega para nuestra cita de hoy que incluye un paseo con nuestra hija.

- Ok ¿Qué está pasando aquí?
- ¡Maaami!

Samantha se levanta de forma rápida dejándome tirada en el suelo.
La miro acercarse a Tatiana, que la agarra en sus brazos y se pone a dar vueltas con ella en la habitación apesar del poco espacio.

- Creí que ya estarían listas - Dice mientras le da besos a Samantha - Y me encuentro que están vestidas como vagabundas.
Así no se puede.

Le sonrío en forma de disculpa desde el suelo.
Ella se agacha hasta quedar en cuclillas mientras Samantha se retuerce en sus brazos queriendo zafarse.
Ella la deja libre, y aprovecha que Sam ha echado a correr para acostarse a mi lado quedando hombro con hombro.

- Arruinarás ése vestido tan lindo.
- No importa...

Tat se acerca y me da un pequeño beso en los labios que es interrumpido cuando Samantha interpone su dibujo entre las dos.

- Creí que era una sorpresa - Le recrimino a mi hija en son de broma al notar que le está enseñando el dibujo a Tat - ¿Porqué mami si lo puede ver y yo no?

Ella no me responde, lo que provoca una risa burlona en Tatiana y una mueca de envidia en mí.

Se siente extraño que tanta felicidad me rodee.
Aún no me he acostumbrado del todo.
En ocasiones me hace sentir que estoy soñando ya que me resulta increíble que todo haya vuelto a la relativa normalidad en tan poco tiempo.

No lo dejo ver, pero en realidad estoy muy asustada.
Temo echarlo todo a perder por algún descuido de mi parte y perder a mi familia otra vez.
Me temo que si sucediera, no lo soportaría.
De verdad me siento muy presionada en ése aspecto por ser una mujer perfecta y digna de ellas.

- ¿Estás bien? - La voz de Tatiana me saca de mi ensoñación.
- Sí.
- ¿Cómo te sientes hoy?

Mi mirada se detiene en Samantha que ya se ha puesto a dibujar otra vez.

- Ansiosa... - Respondo.
- No te presiones tanto - Tat toma mi mano llamando mi atención. - Estoy contigo.
- Lo sé... - Acerco su mano a mis labios y dejo un beso sobre sus dedos.
- Sarah...
- ¿Si?
- Quiero proponerte algo que pensé cuando venía de camino.
Como hoy es el cumpleaños de Sam, quisiera quedarme aquí contigo, o en nuestra antigua casa, dónde prefieras.
Lo estuve pensando, y no sé si te has percatado, pero Samy se ve más feliz desde que pasamos más tiempo juntas...
- Si lo he notado... Pero... ¿Estás segura?
- Lo estoy, además es solo una noche, y quiero verla feliz.
- También yo.

Tomo mi mano entre la suya y nos quedamos mirando a Sam, que concentrada en su dibujo no nos presta atención.

El día pasa prácticamente con normalidad, aunque en todo momento no pude dejar de sentirme nerviosa; incluso ahora, cuando ya ha llegado la noche y estoy sentada en la cama que alguna vez compartí con Tat.

No sé si será a causa de la invitación repentina de Tatiana a pasar una noche con ella que me siento tan miedosa, o por obligarme a mi misma a no caer en la tentación de consumir un cigarrillo o beber el alcohol en todo momento aunque el deseo me está consumiendo por dentro.
O talvez sean ambas.

Tatiana me hace dicho que está conmigo y me apoya, pero tengo miedo de mencionarle que no la estoy pasando tan bien como lo hago creer, y que la verdad estoy muy asustada de volver a caer en ese abismo y echarlo todo por la borda porque me siento tentada a hacerlo todo el tiempo.

Hoy en la pequeña fiesta de Samantha, ella y Mónica me miraban con orgullo cada que podían.
Éso es algo que no había vuelto a suceder, y no quiero que se decepcionen de mí si les digo que en realidad mi voluntad no es tan fuerte como lo creen y que en verdad estoy aterrada.

De repente que me falta la respiración. Hace días que vengo sintiéndome así.
Aparto las cobijas y me siento en el borde de la cama cerrando mis ojos e intentando controlar mi respiración para así no tener un ataque.
Pero es tarde y me siento descompuesta.

Me pongo en pie de un salto y camino de un lado a otro en la habitación con los puños apretados en mis costados.
Mi cuerpo está temblando y siento unas ganas inmensas de ponerme a llorar.

Cuando Tatiana aparece en el cuarto tomada de la mano de Sam, me obligo a detenerme y forzar una sonrisa.
La última cosa que quiero es asustar a mi hija por no saber como mantener la compostura.

- Sam que linda pijama.

Sé que mi voz suena temblorosa. Es algo que pasa desapercibido para ella, pero no para Tatiana que me mira fijamente examinándome con sus ojos verdes.

Samantha se ríe mientras me muestra su pijama.
Aprovecho para tomarla en mis abrazos y alzarla.
Sus bracitos me rodean el cuello mientras me da besos en la mejilla.
Ése gesto es suficiente para calmarme y regular mi respiración.

- ¿Estás feliz de que tus mamis estén juntas? - Le pregunto a Sam caminando hasta la cama y sentándome en la orilla.

- Sí - Ahora sus pequeñas manos acarician mi cara mientras me sonríe.

Tatiana se sienta junto a nosotras.
De inmediato recuesto mi cabeza en su hombro.
Necesito sentirla cerca.
Ella rodea mi cintura con su brazo mientras Samantha se acomoda para quedar entre las dos y así abrazarnos a ambas con sus pequeños bracitos.

Aunque estoy feliz, aún el miedo no desaparece de mi interior...

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