dared; trueno.

28

Mateo

Le dice "dame la cartera, el reloj y las prendas"

Cuando ve que pasa una patrulla en plena contienda

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Tocó el timbre de la última clase del día, pasó una semana más desde que la fiebre me atormento con millones de dolores y falta de energía. Tiré todo a la mochila, sin importar si arrugaba o rompía algo, yo ya quería salir de esto que supuestamente me brinda educación, lo que me brinda son ganas de morir.

—Turro, ¿entendiste algo del tema?— consultó Daniel colocándose a mi lado, se lo veía perdido.

—Si vos no entendiste, menos yo.— reí poniendo uno de los tirantes de mi mochila sobre mi hombro.— Igual, Literatura es una boludez, Dani.

—Pero yo 'toy para Anatomía, Educación Sexual, no para esas cosas.— reprimió haciéndome echar una carcajada.— Vos sos el trolo de las materias acá, al que le gusta Química, Matemática, y hasta te gusta Contabilidad, ¿a quién le gusta eso?

—Me va bien, pero no significa que me guste.— corregí caminando con él hacia la puerta, y por delante nuestro pude ver a Valentín y a Manuel, ambos saliendo de sus respectivas aulas.— ¿Estos trolos a dónde van tan apurados?

—Uh, Valentín se olvidó de contarte.— negó con la cabeza.— ¿Viste que el otro día Manu te dijo que consiguió un transa por Liniers? Bueno, se van a hacer una changa los dos.

—Se van a meter en una.— alcé ambas cejas.

—Sí, y se los dije.— admitió el rubio.— Pero bueno, si es merca, es amor.— tiró moraleja.

—Sos un boludo.— reí y de un segundo al otro, Paloma salió del baño con una de sus amigas.

—Epa, qué mirás.— me codeo.

—Callate, enano.— me quejé.— ¿Vos te vas en bondi?

—Qué en bondi, me lleva un amigo a su casa a fumarnos unos palos.— acotó y yo lo miré mal.— Hay que aprovechar y aprender a negociar, che.— se defendió.

—Bue', andá que yo voy a saludar a Pachu.— propuse y Daniel asintió, para después darme un apretón de manos e irse corriendo a la salida de la institución. En cambio yo seguí caminando hacia adelante, pero un pie me detuvo en el trayecto.

—Hola, Matu. Tanto tiempo.— dice Martín sonriendo sarcástico mientras que sus amigos reían lejos de nosotros.

—Sí, tanto tiempo que la pasé excelente por no verte a la cara.— respondí de la misma manera, jugando.

—Así que ahora sos el "algo" de Paloma, mirá vos.— se cruzó de brazos mirándome fijamente.— ¿Naciste con ganas de comer sobras, turrito?

—No, nací con ganas de romperles la cara a tinchos como vos, y si no querés ser ese tincho te recomiendo que me dejes de romper las pelotas.— dije entre dientes.

—Bueno, che. La muerte de la vieja te puso agresivo.— muerde su labio inferior.— Tranquilo que ser maricon y llorar por todo es de nacimiento, o de un Palacios.

—¿Vos querés provocarme o cómo va la cosa? Porque no lo entiendo.

—No, papito. No voy a provocar a un mogolico como vos, ¿sabés?— rió por lo bajo.— Porque a los mogolicos y villeros como vos, los parto en dos de las piñas que les doy.