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C L A U D E F O R D
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Le parecía un mal chiste: que ninguno se hiriera de gravedad y que tampoco se hubiera desmayado del susto. Quizás insconciente, conseguiría evadir la situación y el Gordo Joey cargaría con su pesado cuerpo, pero no. Sus incómodas, mojadas y sucias botas, hundiéndose en el barro, eran la única cosa que producía algún ruido a lo largo de la noche, pretendiendo ignorar los sucesos de hace tan sólo unos minutos.
De hecho, era el único que hacía sonar sus pasos.
— Cloude, limpia tus zapatos y camina por donde caminamos nosotros.
Si la noche no fuera tan oscura, probablemente el Gordo Joey, a su lado, hubiera notado el sonrojo en sus mejillas trigueñas. El señor D'Amico si quiera se molestó en voltear a verlo cuando le habló. El Gordo Joey era el único que no se veía afectado por la presencia de los otros. Dwight caminando a la cabeza del grupo, conservando una distancia que sólo le contaba lo irritable que era estar cerca de el señor D'Amico, sólo un poco adelante que el Gordo Joey y él; y el señor Grimes, que por algún motivo, se rezagó con la mirada perdida.
<<¿No es porque algo le pasó a Michonne? Ella estaba en la jeep que no se cayó.>>
Arrancó una hoja de un árbol cercano al camino y limpió el barro de su calzado. El Gordo Joey lo esperó, abrió su camisa y sacó un cilindro con agujeros pequeños con demasiada despreocupación.
— Dwight —llamó el Gordo Joey. El hombre con la cara quemada emitió un sonido gutural— ¿Dónde está tu bomba?
El pelo en la nuca se le crispó. El tiempo dejó de existir, o aceleró su pasar.
Alcanzó a ver cómo el señor D'Amico tomó a Dwight del cuello y el señor Grimes —el líder de Alexandría, no el Grimes líder de Tatum— lanzaba a el Gordo Joey a un lado y le apuntaba a Claude con el mismo cilindro que le arrebató. Con una agilidad que parecía producto de una constante y hasta cansina repetición de momentos peligrosos. Ambos como si les hubieran insultado a su respectiva progenitora.
Dwight trataba de patear la espinilla del señor D'Amico, pero él, que era más corpulento, lograba alzarlo en el aire y quitarle el aire. Claude alzó los brazos, las manos le temblaban y ni siquiera sabía qué podía hacer el cilindro que le apuntaba. Incluso si era inofensivo, sin duda los dos hombres que los amenazaban no lo eran.
— ¡Que no se mueva, Walter!
— ¿¡Qué mierda crees que hago!?
El señor D'Amico consiguió tirar a Dwight al suelo. Quejándose de la gravilla golpeando su cara y el peso de una rodilla, Dwight les preguntó si eran imbéciles o se hacían.
El Gordo Joey se reintegró de los arbustos del camino sacudiendo su ropa con la mano. El señor Grimes turnaba su mirada entre él, que le temblaba hasta la médula, y el Gordo Joey. Trató de sacar su arma de la pistolera y cuando vio que no la tenía, Claude bajó los brazos, aún alerta.
— ¡La condenada bomba de humo es el cilindro que tienes en la mano! —gritó Dwight— Y por si no te has enterado... ¡Eso fue lo que hizo que dieras el volantazo! Manejas de la mierda, Rick.
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RELIQUIA: Silentium (hiatus)
Fanfiction"Pocos saben lo crucial que pueden ser unas pocas personas para el rumbo del mundo... La historia tal y como la conocemos fue forjada por las grandes personalidades, y destruida por las grandes personalidades, pero puede ser reconstruida, por las pe...