12. Un Té

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LEYLA D'AMICO

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"¿Cómo cayeron esos héroes?
¿Cómo fueron rotas sus almas?"
2. Samuel. 1, versículo 27

Su visión se rodeó por un difuso marco negro, como si se tratara de una película de rollo antigua y desgastada. No tenía el control, Leyla trataba de ver sus manos pero sólo veía detrás de su propia cabeza: una caravana de jeeps subiendo una colina que no era muy empinada. Reconoció un dejavú, desde su asiento vio a Rick manejando la jeep de adelante, haciendo un esfuerzo notorio por estabilizar el auto. Sintiéndose un poco feliz y nebulosa, no le pasó por alto la curiosa división de personas en los jeeps, dispuestas, o presuntamente dispuestas, para subir al laboratorio Cruz y comprobarlo por sí mismos.

Trató de atrapar la mirada de Daniel durante la velada, saliendo de ella e incluso cuando los jeeps se deslizaron por la colina y el aire nocturno fue perpetuado por el rasguño de algunas balas, tampoco volteó a verlos, ni a ella ni a Claude. Sólo cuándo se aparecieron los dos amigos y el perro en la sala, pero fue tan rápido que Leyla incluso cree habérselo imaginado.

Decir que sentía celos era mentira, aunque para cualquier otra persona que la viera en esa situación diría lo contrario. Daniel enfundado en aquel traje negro lo hacía lucir fuera de lugar, con el resto de ellos usando ropa que no era exactamente de la talla adecuada, él parecía extraviado, más de lo que estuvo en el Santuario.

Intentó sentirse feliz porque lo veía sonreír, pero le era imposible creer en esa felicidad falsa. Se le veía al muchacho raquítico con un aire nuevo, aunque no fresco.

Asfixiante. No tenía ningún aire nuevo, en realidad.

Y se preguntó por qué no les dirigía la mirada. ¿Acaso estaba molesto porque no los habían sacado de ahí?

Estuvo sentada a la izquierda de Michonne y la derecha de Jeffrey. Daniel y Chelsea estuvieron sentados juntos en uno de los extremos de la mesa y frente a ellos al otro lado, Negan y Michonne.

Quiso por un momento que la tierra la tragara. Ya escuchaba a lo lejos la voz de su padre regañarle por la locura que había hecho.

Jeffrey no se veía muy distinto de la imagen que recordaba. Ni siquiera le veía arrugas o canas y ya debía estar rozando los cuarenta años. Leyla misma tenía algunas canas. No entendió del todo porqué el líder de Tatum no reaccionaba ante el claro coqueteo de Daniel y Chelsea. Ambos robándose miradas, sosteniendo el aliento y Daniel enfrascado en beber de su taza.

<<¿Quién sirve té con un estofado y por qué me lo tomé? >> se preguntó.

Los brazos morenos de la samurai Michonne se cruzaron en su pecho y vio cómo Negan, que había estado lanzándose miradas con Claude cuando apareció una carpeta amarilla, notó el gesto de Michonne.

<<No le tiren basura a la cara. No se lo está creyendo>>

Cuánto la había extrañado y qué confusos fueron los sentimientos cuando en Alexandría Leyla se apareció. Un conjunto de odios y de amores volátiles que se dirigían a ella, aunque la mayoría sólo se mostrara incrédulos a su presencia. Claramente, Walter, su padre, no era uno de ellos.

RELIQUIA: Silentium (hiatus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora